'El príncipe viene a cenar': Woody Allen habla en sus memorias de su buena relación con don Felipe

El cineasta comparte anécdotas curiosas y episodios clave de su vida en el nuevo libro que acaba de lanzar al mercado

Por Lara Fernández

El primer encuentro entre Woody Allen y el entonces príncipe Felipe se produjo en octubre de 2002 en Oviedo. Por aquel entonces, como cada año, se celebraban los premios españoles con más proyección internacional: los Príncipe de Asturias -ahora Princesa de Asturias-. "Yo lo rechacé, en primer lugar porque no me interesan los premios y, en segundo lugar, porque si bien no me gusta insultar a nadie que sea lo suficientemente amable como para querer darme un premio, jamás acepto un galardón cuya concesión depende de que yo esté presente en el acto"..

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Así comienza el director de La rosa púrpura del Cairo la narración del extracto de sus memorias en el que hace referencia a la Familia Real española. La actitud reacia de Allen en un principio respecto a la ceremonia que se celebra en la tierra que vio nacer a doña Letizia -quien dos años después se convertiría en la esposa del príncipe Felipe- dio paso a una buena acogida por su parte, hasta el punto de que terminaría elogiando no solo a la ciudad de Oviedo, sino también al hijo de doña Sofía.

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Dos días después de conocer que sería premiado, le comunicaron que no era necesario que acudiera a recogerlo. "De modo que en un principio pasé del Premio Príncipe de Asturias. Jamás había oído hablar de Oviedo, no tenía la menor intención de ir hasta allí (...). De pronto me llama el distribuidor de nuestra película en España con un brote de pánico. No puedo rechazar el premio. Es el más importante de España, es enorme en toda Europa. Lo entregan el príncipe y la reina", prosigue el cineasta en A propósito de nada, título con el que ha designado sus memorias.

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Dicho y hecho. El director de largometrajes como Vicky Cristina Barcelona -en la que Penélope Cruz y Javier Bardem se pusieron a sus órdenes- o Misterioso asesinato en Manhattan agradeció el reconocimiento a través de un correo electrónico en el que se mostró "encantado y honrado de que este inmerecido premio venga de un país tan maravilloso como España y sus gentes. Nunca antes había tenido contacto con la realeza, pero en esta ocasión, lo estoy deseando vivamente". Viajó, pues, a nuestro país. A su llegada al teatro Campoamor se olvidó del protocolario saludo a doña Sofía y a su hijo. Pero lejos de amilanarse, subió posteriormente al escenario, recogió el diploma de manos del futuro rey -que se refirió a él como "un genio"- y pronunció el pertinente discurso en el que reconoció no ser merecedor de tal galardón.

Pero el encuentro de Woody Allen y el entonces príncipe de Asturias no quedó ahí. Terminó fraguándose una amistad. La familia del cineasta conocía a doña Sofía y al propio don Felipe y, tiempo después, este sería invitado a la casa del director en Nueva York. "Hay coches delante de nuestra casa en la Noventa y dos y el servicio secreto está examinando el sótano, el techo, el jardín. Después de todo, el príncipe, quien posteriormente será rey de España, viene a cenar".

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Todo apunta a que aquella velada en la ciudad de los rascacielos se produjo un año después, concretamente a mediados de octubre de 2003, coincidiendo con un viaje oficial del hijo del rey Juan Carlos a Estados Unidos. Días después de la cena neoyorquina de Allen y su familia con el futuro monarca, el nombre de la asturiana Letizia Ortiz coparía los titulares de informativos y periódicos.