Matthias Kühn, sus hijos y sus sobrinas, la familia arropa a Norma Duval en su cumpleaños

La artista sopló las velas de la tarta, rodeada por el cariño de amigos y familiares

Por E. Suero

¿62 años? Norma Duval, o Purificación Martín Aguilera (que es su verdadero nombre), bien podría mentir sobre su edad. Nacida en Barcelona el cuatro de abril de 1956, la artista celebró este pasado día diecinueve su cumpleaños y, al igual que en años anteriores, quiso hacer de la ocasión un día inolvidable, reuniendo en una fiesta en la sala Gabana a su familia y sus amigos más cercanos. Con un conjunto negro, Norma lució una impresionante figura y una inmensa sonrisa, sobre todo por tener a su lado a una persona tan importante como Matthias Kühn, junto al que ha encontrado la estabilidad sentimental, y dos de sus tres hijos, Marc y Christian (Yelko no pudo porque está viviendo fuera), que quisieron estar junto a su madre en un día tan especial.

Arropada por su pareja, sus hijos, sus sobrinas, Andrea y Paula, junto a sus respectivos novios, Denis Milyukov y Diego García, así como Patricia Vallez, pareja de su hijo mayor, que la convirtió en abuela por primera vez hace cinco años, y otros familiares y amigos cercanos, Norma sopló las velas de una impresionante tarta de chocolate.

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¿Has tenido algún regalo especial que puedas contarnos?
Sí, he tenido varios muy especiales. Para mí, el mayor regalo es el cariño de mi familia y de la gente que quiero. Pero los regalos materiales también me gustan y Matthias me ha regalado un abrigo muy bonito y tres palmeras impresionantes para mi casa de Mallorca. Me hacían muchísima ilusión.

La boda también. Sin embargo, no termina de llegar nunca.
No, no termina de llegar. No nos hemos decidido todavía.

Y eso que lleváis más años juntos que muchos matrimonios, ¿por qué no os casáis?
Ocho años llevamos juntos y todo llega al final.

Entonces es que hay planes de seguir adelante.
Es que ya me da hasta vergüenza hablar de ello. No puedo contar nada porque antes hay que solucionar algunas cosas.

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Vemos que, además de Matthias, te acompañan tus hijos y tus sobrinas.
Que están guapísimas ¿verdad? Están estupendas y las quiero muchísimo, con toda mi alma.

¿Ya saben lo que quieren estudiar?
Ahí están. Ellas van a compaginar ahora el trabajo con los estudios. Les va a venir muy bien entrar en el mundo laboral.

¿Se han independizado ya?
No, todavía no. El año que viene.

¿Cómo tienes el tema de tu vuelta al teatro, Norma?
Enrique Cornejo y yo teníamos un plan, pero se nos estropeó todo porque falleció mi hermana. En ese momento, abandoné todo, pero ahora lo hemos retomado y tenemos entre manos una comedia preciosa con un actor fantástico. Es una alta comedia muy bonita y estoy muy ilusionada con hacerla, pero será ya después del verano.

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¿Qué es lo mejor de cumplir años para tí?
Tener salud. No es un tópico, es una realidad. Estar como una rosa saludablemente y no perder todavía la ilusión y las ganas de hacer cosas. Y disfrutar de la vida.

Pasan los años y no cambias, ¿cuál es el secreto?
Si cuento los que tengo en cada tienda. Tengo sesenta y dos años, pero no me los encuentro. No me los noto. Para mí es un orgullo decir la edad que tengo.

Eres, desde luego, una mamá guapísima.
¡Y abuela! Abuela cañón.

¿Se anima alguno de tus hijos a darte más nietos?
¿Más nietos?... Espero que sí. Espero tener más nietos en el futuro. Lo que pasa es que la cosa va lenta por ahora.

¿A ti te llaman abuela o no te gusta?
Mi nuera me puso el nombre de “nona” y me he quedado así, que es abuela en italiano. Pero a mí la palabra abuela me gusta mucho.

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¿Matthias cómo está con sus problemas judiciales?
Es todo muy injusto. No se puede decir nada porque hay que respetar a la Justicia. No le han mandado tirar nada, que es un punto a su favor, y, en cuanto al tema del medio ambiente, con el que tanto le atacaron, también han dicho que todo está bien. Queda otro tema que es del territorio, pero no quiero entrar más. Estoy segura de que lo va a ganar en la Audiencia, porque a mi entender es totalmente injusto lo que le han hecho. Lo tienen de cabeza de turco, pero la verdad sólo  tiene un camino.

Esperemos que el próximo día que os veamos en un juzgado sea el día de vuestra boda.
¡Muy bien!