Mercadillos navideños de Suiza, una fiesta de aromas, luces y colores
Aunque no hay ciudad suiza que no se engalane estos días con sus abetos, sus luces y sus puestos de artesanía, Basilea, Lucerna, Montreux, Zúrich y Einsiedeln tienen un encanto especial cada Navidad.
Con la música de los villancicos de fondo, las calles llenas de adornos tradicionales, la atmósfera alegre y festiva y los puestos de artesanía plantados en cada rincón es fácil contagiarse del espírítu que reina en las ciudades y pueblos suizos cuando se va acercando la Navidad. Lo hace con tiempo, porque ya dentro de unos días, desde finales de noviembre sus plazas más importantes se convierten en un punto de encuentro en el que disfrutar de aromas exquisitos, acordes navideños, manjares culinarios y un esplendor festivo que lo inunda todo.
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Basilea es famosa por ser la ciudad de mayor tradición navideña de Suiza y su mercado de Adviento uno de los mayores y más bonitos, que tiene su epicentro en las plazas Barfüsserplatz -alrededor de la iglesia histórica de Barfüsserkirche- y Münsterplatz, junto a la catedral, la seña de identidad de la ciudad. Del 28 de noviembre al 23 de diciembre abre todos los días de 11 a 20 horas para aquellos que van en busca de ideas para regalos o de delicias para el paladar, ya sea una taza de vino caliente condimentado o el dulce local, un pan de jenjibre llamado Basler Läckerli. Pero más allá, en Basilea hay que pasear por la animada calle Freiestrasse hasta llegar a Marktplatz para contemplar su iluminación navideña mientras se entra y se sale de sus boutiques, hacer una incursión en la popular tienda de adornos para árboles de Navidad de Johann Wanner, en Spalenberg, y dejar un pensamiento en el Libro de los Deseos que se instala en el Ayuntamiento de la ciudad.
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Lucerna tiene muchas cosas para encandilar: resume la quintaesencia de la belleza paisajística de Suiza, estando como está a orillas del lago de los Cuatro Cantones y enmarcada por un impresionante panorama alpino; parece una ciudad medieval, y en realidad lo es, con un casco antiguo de callejuelas retorcidas, fachadas inundadas de frescos, plazas pintorescas y casas reconvertidas en cafés o boutiques; tiene a su Kapellbrücke, un puente de madera del siglo XIV como principal atracción turística; y además luce una cara más moderna con el futurista Centro de Culturas y Congresos de Jean Nouvel, al borde del lago, como nuevo símbolo arquitectónico. Pero es que, además, en Navidad se adorna de la mejor manera. Del 5 al 22 de diciembre la plaza Franziskanerplatz se convierte en el centro de atención de la ciudad ya que es aquí donde se instala su mercadillo navideño, un paraíso de estrellas, adornos, galletas, pasteles y ponche caliente.
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Con vistas al lago de Ginebra, Montreux es una de las ciudades más bonitas de Suiza, pero en Navidad mucho más. Las más de 150 casetas de su mercadillo de Adviento forman un pequeño pueblecito donde encontrar ideas originales y artesanía local para regalar en Navidad mientras se toma un vino caliente o un té de leñadores. Este año se abre entre el 22 de noviembre y el 24 de diciembre. Pero no es la única de las propuestas de Montreux para esta época, porque en aldea de montaña de Caux, también se creará un pueblo de Navidad con un parque de renos, un pesebre gigante, un pueblo de elfos y la oficina de correos de Santa Claus. Más arriba, en la cima de la Rochers-de-Naye está la casa de éste, donde trabaja y espera a los niños; y, a solo tres kilómetros de Montreux, el castillo de Chillon, que data del siglo XII y acoge el Mercado Medieval de Montreux Noël, por donde pasean personajes con trajes de época y se celebra el Festival del Cuento.
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El lado más romántico de Zurich se respira en sus mercadillos navideños, como el de la plaza Werdmühleplatz, donde inundarse del mágico ambiente y de la música navideña con los coros de niños que se reúnen bajo el Singing Christmas Tree. Otro escenario es la plaza Sechseläuten, que bajo el lema ‘Navidad dorada en Bellevue’ se convierte en un mercadillo de Navidad con productos tradicionales y de la más alta calidad. También imprescindible para los que buscan regalos, acercarse a las más de 160 casetas que ocupan el grandísimo hall de la Estación Central de Zurich y que forman el mercadillo cubierto más grande de Europa, donde contemplar un árbol de más de 15 metros de altura decorado con adornos de cristal Swarovski, pero, sobre todo, el que se monta en el casco antiguo –en Hirschenplatz, en Noederdorfstrasse y Rosenhof-, el más antiguo de la la ciudad del Limmat.
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Una última recomendación es Einsiedeln. Hasta este rincón de la región central de Schwyz hay que llegar en Navidad no solo para visitar su abadía benedictina –un importante centro de peregrinación católica en Suiza- o para practicar deportes de invierno en la que es la ciudad de los saltos de esquí, también para visitar su mercadillo de Adviento. Sus más de 130 puestos de artesanía, regalos y gastronomía conforman un pequeño pueblo en el que degustar y comprar, y, después continuar el recorrido visitando su gran pesebre en el Diorama Bethlehem y su museo dedicado al pan de jengibre.
Más información sobre los mercados de Navidad en Suiza
Otras ideas para un viaje perfecto a Suiza.
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Lucerna tiene muchas cosas para encandilar: resume la quintaesencia de la belleza paisajística de Suiza, estando como está a orillas del lago de los Cuatro Cantones y enmarcada por un impresionante panorama alpino; parece una ciudad medieval, y en realidad lo es, con un casco antiguo de callejuelas retorcidas, fachadas inundadas de frescos, plazas pintorescas y casas reconvertidas en cafés o boutiques; tiene a su Kapellbrücke, un puente de madera del siglo XIV como principal atracción turística; y además luce una cara más moderna con el futurista Centro de Culturas y Congresos de Jean Nouvel, al borde del lago, como nuevo símbolo arquitectónico. Pero es que, además, en Navidad se adorna de la mejor manera. Del 5 al 22 de diciembre la plaza Franziskanerplatz se convierte en el centro de atención de la ciudad ya que es aquí donde se instala su mercadillo navideño, un paraíso de estrellas, adornos, galletas, pasteles y ponche caliente.
Con vistas al lago de Ginebra, Montreux es una de las ciudades más bonitas de Suiza, pero en Navidad mucho más. Las más de 150 casetas de su mercadillo de Adviento forman un pequeño pueblecito donde encontrar ideas originales y artesanía local para regalar en Navidad mientras se toma un vino caliente o un té de leñadores. Este año se abre entre el 22 de noviembre y el 24 de diciembre. Pero no es la única de las propuestas de Montreux para esta época, porque en aldea de montaña de Caux, también se creará un pueblo de Navidad con un parque de renos, un pesebre gigante, un pueblo de elfos y la oficina de correos de Santa Claus. Más arriba, en la cima de la Rochers-de-Naye está la casa de éste, donde trabaja y espera a los niños; y, a solo tres kilómetros de Montreux, el castillo de Chillon, que data del siglo XII y acoge el Mercado Medieval de Montreux Noël, por donde pasean personajes con trajes de época y se celebra el Festival del Cuento.
El lado más romántico de Zurich se respira en sus mercadillos navideños, como el de la plaza Werdmühleplatz, donde inundarse del mágico ambiente y de la música navideña con los coros de niños que se reúnen bajo el Singing Christmas Tree. Otro escenario es la plaza Sechseläuten, que bajo el lema ‘Navidad dorada en Bellevue’ se convierte en un mercadillo de Navidad con productos tradicionales y de la más alta calidad. También imprescindible para los que buscan regalos, acercarse a las más de 160 casetas que ocupan el grandísimo hall de la Estación Central de Zurich y que forman el mercadillo cubierto más grande de Europa, donde contemplar un árbol de más de 15 metros de altura decorado con adornos de cristal Swarovski, pero, sobre todo, el que se monta en el casco antiguo –en Hirschenplatz, en Noederdorfstrasse y Rosenhof-, el más antiguo de la la ciudad del Limmat.
Una última recomendación es Einsiedeln. Hasta este rincón de la región central de Schwyz hay que llegar en Navidad no solo para visitar su abadía benedictina –un importante centro de peregrinación católica en Suiza- o para practicar deportes de invierno en la que es la ciudad de los saltos de esquí, también para visitar su mercadillo de Adviento. Sus más de 130 puestos de artesanía, regalos y gastronomía conforman un pequeño pueblo en el que degustar y comprar, y, después continuar el recorrido visitando su gran pesebre en el Diorama Bethlehem y su museo dedicado al pan de jengibre.
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