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Su playa privada, pero también su arquitectura, en forma de cascada hacia el mar, y sus 59 habitaciones y suites, todas asomadas al Pacífico y cada una de ellas con piscina en su terraza, son un claro ejemplo de lo que ofrece este exclusivo complejo mexicano. En su decoración el yeso moldeado a mano y la dureza de la piedra se mezclan con el rico mármol y las maderas finas labradas ofrecen un diseño único que conmemora la vasta herencia de las gentes del lugar.

Incluido en el top de los diez mejores hoteles del país, en su spa de 6.000 metros cuadrados se ofrece todo un mundo de tratamientos para que el huésped se abandone en cuerpo y alma, y son muchísimas las propuestas de ocio que invitan a apagar el móvil, renovar fuerzas y enfrascarse en el descubrimiento de este rincón de México, desde jugar al golf en los cercanos campos de Itxapa, hasta navegar, hacer snorkel, o, simplemente, disfrutar del silencio sin hacer absolutamente nada.

El resort, a sólo 25 minutos del aeropuerto internacional de Ixtapa Zihuatanejo, también permite elegir entre disfrutar de la gastronomía mexicana en el restaurante gourmet A Mares, cenar al aire libre en el bautizado como Las Rocas, sobre el risco, o probar la amplísima selección de tequilas que se brindan en su selecto bar.

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Capella Ixtapa