La Familia Real de Holanda se vuelca en la hora de la despedida
Cripta de los Orange
Bajaron al mausoleo, acompañando el féretro, el príncipe Bernardo con sus hijas la reina Beatriz y la princesa Irene, una de cada brazo, y Pieter van Vollenhonven, con las princesas Margriet y Cristina. Desde que el cortejo fúnebre se dirigió a la Cripta real hasta que la princesa Juliana recibió sepultura, momento en el que ésta recuperó el título oficial de Reina, la Undécima Artillería Ecuestre lanzó un cañonazo cada 60 segundos.
El mausoleo de la Nieuwe Kerk fue encargado por la Asamblea de los Estados para honrar al príncipe Guillermo de Orange, pater patriae, y se construyó entre 1614 y 1622. Guillermo fue el fundador de la Casa de Orange-Nassau y el principal dirigente de la Insurrección de los Países Bajos contra el Rey de España. El príncipe fue asesinado en Delft el 10 de julio de 1584 y fue enterrado allí porque la cripta familiar de la Casa de Orange estaba en Breda, que entonces se encontraba bajo la ocupación española.
El funeral por la princesa Juliana finalizó cantando todos juntos el Dona nobis pacem(Danos la paz). A los acordes de esta melodía, el príncipe Bernardo, la reina Beatriz y las princesas Irene, Margriet y Cristina -ésta última con su marido-, salían de la iglesia de Delft. Les seguían sus nietos y sus familias.
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Bajaron al mausoleo, acompañando el féretro, el príncipe Bernardo con sus hijas la reina Beatriz y la princesa Irene, una de cada brazo, y Pieter van Vollenhonven, con las princesas Margriet y Cristina. Desde que el cortejo fúnebre se dirigió a la Cripta real hasta que la princesa Juliana recibió sepultura, momento en el que ésta recuperó el título oficial de Reina, la Undécima Artillería Ecuestre lanzó un cañonazo cada 60 segundos.
El mausoleo de la Nieuwe Kerk fue encargado por la Asamblea de los Estados para honrar al príncipe Guillermo de Orange, pater patriae, y se construyó entre 1614 y 1622. Guillermo fue el fundador de la Casa de Orange-Nassau y el principal dirigente de la Insurrección de los Países Bajos contra el Rey de España. El príncipe fue asesinado en Delft el 10 de julio de 1584 y fue enterrado allí porque la cripta familiar de la Casa de Orange estaba en Breda, que entonces se encontraba bajo la ocupación española.
El funeral por la princesa Juliana finalizó cantando todos juntos el Dona nobis pacem(Danos la paz). A los acordes de esta melodía, el príncipe Bernardo, la reina Beatriz y las princesas Irene, Margriet y Cristina -ésta última con su marido-, salían de la iglesia de Delft. Les seguían sus nietos y sus familias.