Las palabras con las que el príncipe Johan Friso renunció al trono

Por hola.com
Al principio, decidimos no ocultar misteriosamente aquellos contactos, pero tampoco revelar los pormenores a terceros. También en las conversaciones con la Reina y con usted en nuestro compromiso el pasado 30 de junio, mantuvimos la misma política. Pensábamos que de esta forma prevendríamos todo lo que está sucediendo ahora: el rastreo de recuerdos dolorosos que Mabel esperaba ya pertenecieran al pasado. En las semanas pasadas pudimos comprobar cuán ingenua e insensata había sido nuestra decisión.

Insensata, porque nosotros no nos dimos suficiente cuenta de que en nuestros contactos con el Gobierno era imprescindible y trascendental la total franqueza acerca de la naturaleza, la frecuencia y la duración de aquella amistad. No hacerlo así, ha provocado todo tipo de incertidumbres acerca de lo que sucedió realmente. Ingenua, porque tuvimos que suponer, naturalmente, que los detalles de esta relación podrían llegar a hacerse públicos y que nosotros nunca podríamos impedir tales noticias. Ahora que eso es lo que verdaderamente ha sucedido, tenemos que encarar de forma repentina una agobiante atención de los medios de comunicación; un "exceso" que algunas personas aprovechan para tratar de dañar la reputación de Mabel "esparciendo" mentiras, rumores y detalles no pertinentes.

Durante las conversaciones que mantuvimos con usted antes del anuncio de nuestro compromiso, le dimos la impresión de que aquellos contactos constituyeron una relación superficial de aproximadamente dos meses y medio en 1989, y con un sólo encuentro posterior. Las reuniones tenían como objeto asuntos de vela y fueron zanjados por Mabel cuando ella sospechó las actividades delictivas del caballero Bruinsma. Tuvimos que haber dicho en junio que existía algo más que una relación superficial; que ésta duró tres meses a lo largo de 1989 con encuentros regulares entre los dos. Cuando Mabel advirtió las operaciones del caballero Bruinsma, supo que su amistad no podría continuar en la misma manera. En el año y medio siguiente, siguieron viéndose regularmente. El hecho es que Mabel ha permanecido también algunas veces con el caballero Bruinsma en su barco. A pesar de que lo que pasó se queda entre ambos, no hubo entre ellos contactos específicos ni tampoco puede hablarse de una relación sentimental. Sólo después de la muerte del caballero Bruinsma, Mabel llegó a ser completamente consciente de la índole de sus actividades.