Ambos son bastante asequibles para el bolsillo. Ambos están presentes en el mercado durante todo el año. Y ambos cuentan, a nivel nutricional, con interesantes propiedades: el huevo, por un lado, es una de las mejores fuentes de proteína animal (se trata de proteínas de alto valor biológico), mientras que las espinacas nos ayudan con el aporte de vitaminas, fibra y minerales como el calcio.
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Pero es que, además, otra de las características de estos productos tan habituales de la cesta de la compra es que, cuando los juntamos en una misma receta, ofrecen como resultado una combinación de sabor deliciosa.
Podemos, por ejemplo, utilizar las espinacas para alegrar revueltos, tortillas, huevos a la sartén… También podemos hacer de este tándem gastro protagonista de tostas, pasteles salados… Aquí os damos algunas ideas en este sentido (para acceder a su modo de elaboración solo tienes que clicar en los botones de Leer más).
