Puedes usar la de arroz, pero para hacer este plato es mejor la morcilla de sangre y cebolla, porque la vamos a deshacer y a cocinar con un poco de huevo -le van muy bien también unos piñones tostados-. La servimos con cebolla ligeramente caramelizada -la dejamos solo hasta que empiece a coger algo de color- y pan tostado. Puedes ponerlo como entrante o en menor cantidad como aperitivo.
- 300 g de Morcilla de cebolla
- 3 ud de Huevo
- 2 ud de Cebolla
- 4 rebanadas de Pan grandes
- Perejil fresco
- Sal
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1.
Pela y pica la cebolla en juliana para cocinar a fuego lento en una sartén con aceite y sal hasta que esté blanda y empiece a tomar color.
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2.
Quita la piel a la morcilla y trocea.
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3.
Coloca una sartén en el fuego y echa un poco de aceite de oliva.
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4.
Incorpora la morcilla y cocínala hasta deshacer para añadir los huevos y una pizca de sal y no parar de remover hasta que se integren.
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5.
Puedes añadir un puñado de piñones.
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6.
Tuesta unas rebanadas de pan y sírvelas con el revuelto de morcilla y la cebolla caramelizada.
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7.
Decora con perejil fresco.
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