Hablamos con María Rey sobre el éxito de su programa y su faceta más familiar: 'Me encanta que mis hijos sigan viviendo con nosotros'

La periodista, que está casada con Manuel Campo Vidal, con quien tiene tres hijos, celebra el quinto aniversario de su espacio 120 minutos batiendo récords de audiencia

Por M. J. S

Unos 120 Minutos, ese es el tiempo en el que María Rey acompaña a los espectadores cada mañana en Telemadrid. Un espacio informativo que cumple cinco años sumando historias, colaboradores e inmejorables datos de audiencia. La veterana periodista, que ha demostrado un alto nivel de rigor y naturalidad a lo largo de una trayectoria de más de dos décadas en la profesión, ha hablado con ¡HOLA! acerca de su armas para conquistar al espectador y de los retos a los que se enfrenta el periodismo actual. Casada con el también periodista Manuel Campo Vidal, con quien está a punto de celebrar su 25 aniversario, tienen tres hijos Iria, de 21 años, Iago, de 19, y Nacho, de 18, con los que hablan de la actualidad, de política y de la vida. “Yo siempre he tenido claro que priorizaré esa familia que hemos construido, que es lo más importante” confiesa. En esta conversación María nos descubre su faceta más familiar, nos habla de las inquietudes de sus hijos y de cómo se ve en el futuro.

Descubrimos a Iria, Iago y Nacho, los estilosos hijos de los periodistas Manuel Campo Vidal y María Rey

Llevas cinco años liderando las mañanas en Telemadrid con 120 minutos y la audiencia sigue creciendo, ¿te esperabas algo así cuando empezaste el proyecto?

Tenía asumido que era una prueba porque arrancó en junio, había que ver cómo funcionaba, si había un hueco… era difícil pues en las mañana había una competición muy alta. No imaginábamos que fuéramos a llegar hasta aquí ni mucho menos que fuéramos a llegar con un nivel de audiencia así. Cada día esperamos el resultado como si fuera el primero, dices “a ver a ver si no bajo”. Estamos contentos.

¿Qué crees que tiene de diferente tu programa, por qué engancha?

Tenemos la ventaja de que estamos haciendo un programa cercano, estamos en una cadena local con un pie puesto en Madrid, teniendo en cuenta que las preocupaciones en Madrid son peculiares, y sin perder de vista que es la capital de España, que lo que pasa en la política a nivel nacional pasa por aquí. Y encontrar el tono es lo más difícil en la televisión. Trasladar la sensación de que estamos aquí para ayudar, para informar para acompañar, no para invadir el espacio del espectador, no vamos a gritarles, no vamos a interrumpir a los que hablan, vamos a intentar ser amables, vamos a compartir cosas juntos. Se nota que estoy a gusto porque yo me encuentro cómoda y hay un clima interno muy positivo. Quería un espacio amable en el que todo el mundo se pudiese encontrar bien y ese es el objetivo. Hasta cierto punto se habrá conseguido cuando seguimos aquí.

La etapa de la pandemia ha sido la más complicada que habrás tenido en estos cinco años

La pandemia ha sido la parte más difícil de gestionar y al mismo tiempo la más enriquecedora, donde más hemos aprendido todos, donde más hemos crecido y donde nos hemos sentido útiles. Esa sensación de que a nadie le dejan salir y entonces yo soy una privilegiada porque sigo con mi vida, pero al mismo tiempo tengo una presión brutal porque también me afecta lo que está ocurriendo y tengo miedo. Solo con que acompañe a una de esas personas que no puede salir de su casa, solo sentir que tu compañía puede ser útil para alguien le daba sentido a todo. Aparte de que nos ha cambiado a todos personalmente, a mí profesionalmente me ha enriquecido mucho esa etapa.

Es la que más te habrá emocionado también...

Hubo momentos muy emocionantes. Había uno que se repetía cada mañana a las 12 en la Puerta del Sol cuando se hacía sonar un himno en recuerdo de las personas fallecidas con la bandera a media asta. Había un silencio que había que respetar y que tú le ibas poniendo nombres porque todos hemos conocido a alguien. Tú vivías esa enfermedad, como toda la gente y sobre todo en ciudades como Madrid que fue muy castigada, en primera persona. Hubo tantas cosas feas y tanta belleza dentro de la tristeza que creo que no nos vamos a olvidar en la vida.

¿Se prevén novedades en el programa (que se puedan contar)?

No hacemos cambios bruscos porque vamos evolucionando siempre. Tenemos una especie de atención constante para ver lo que la gente quiere escuchar. El sistema de medición de audiencias actual, que en realidad es bastante cruel pues te pone cada mañana frente al espejo de lo que hiciste el día anterior, tiene la ventaja de que te da mucha información sobre cuáles son los intereses de la gente. Seguiremos afianzando los colaboradores que ya funcionan y nos acompañan cada día e ir incorporando nuevos. No es un programa de una sola voz, este es un programa en el que se escuchan muchas voces y mi intención es que siga siendo así.

Tienes una trayectoria profesional envidiable, ¿en qué consideras que ha cambiado el periodismo desde que empezaste?

Ha cambiado todo, como la sociedad y la vida. En algunas cosas hemos ganado mucho, estamos mucho más pegados a lo que pasa en la calle porque las redes nos enriquecen, pero nos condicionan mucho, porque nos están marcando discursos a los que antes no hacías caso. El periodismo ha ido perdiendo calidad laboral, en las condiciones (ganamos menos, los contratos son más inestables…), pero lo que más me preocupa del futuro no es eso. Son los retos que suponen la inteligencia artificial y tener que combatir las falsas verdades. Una foto impactante que entra por los ojos y a nadie le da tiempo a leer lo que hay detrás, y a lo mejor es un montaje. Si te llega por Whatsapp la gente se queda con esta idea. Eso es lo que más me preocupa del futuro.

¿Volverías a escoger esta profesión?

Creo que sí porque no creo que sepa hacer otra cosa. Cada uno tiene que dedicarse a lo que puede hacer bien.

¿Es difícil dejar el trabajo en la puerta cuando llegas a casa?

No lo dejo, casi ningún periodista lo deja. El periodismo es una forma de estar en la vida en la que tienes una curiosidad activa, que te hace pararte a escuchar determinadas conversaciones, pero de otra manera. A mí ahora me interesan mucho las conversaciones con mis hijos, incluso las conversaciones de política porque me dan una perspectiva que yo no tengo. Además yo estoy casada con un periodista, ¡cualquiera lo deja! Somos un par de frikis. Pero no tengo problema para desconectar porque soy una persona que disfruto muchas cosas en la vida. Me cojo un libro, me engancho y puedo echar horas.

¿Cuál es el secreto de tantos años de matrimonio?

Supongo que como en todo en la vida el respeto, el amor y estar para el otro cuando te necesita. Tener esa sensación de que, aunque en los matrimonios hay altibajos y las parejas se cansen de verse, cada vez que has necesitado algo ahí estaba. Eso da mucha tranquilidad: saber que ahí tienes un ancla, que es firme, que no se va a mover. Esa lealtad que te da la convivencia, el construir juntos y la familia.

¿Te da pena que tus hijos no hayan seguido el camino del periodismo?

No, pena ninguna. No les animamos pero tampoco les desanimamos. Si alguno alguna vez planteaba que le podía gustaba la comunicación, yo les animaba a que se formaran mejor que en la facultad de periodismo. La facultad ha evolucionado y los estudios son mucho mejores de los que había cuando yo estudiaba, pero a los periodistas siempre nos falta un puntito de especialización. No me ha dado pena nunca porque quería que ellos tuvieran una vocación y un trabajo que les permitiera vivir tranquilos. Han elegido su camino y les va bien.

¿Cuál dirías que es la lección más valiosa que habéis intentado transmitirles?

Los valores que traíamos de casa Manuel y yo. Aunque veníamos de casas distintas, teníamos valores muy comunes de respeto y solidaridad. Y ese mensaje de "no des por hecho que esto que te ha tocado a ti es porque tú lo vales". Vivís en una posición de privilegio y no podéis olvidarlo. Tenéis un compromiso con la vida y con la sociedad de devolver parte de lo que recibís.

Siempre se dice que los hijos aprenden de los padres, pero ¿qué has aprendido tú de tus hijos?

La diferente forma en la que enfocan el mundo. Soy de una generación en la que raramente se domina otro idioma, no somos bilingües porque no tuvimos las oportunidades, eso nos hizo ver el mundo con cierto temor e inseguridad y tener claros nuestros límites. Veo a mi hija, que no vive en España ni tiene perspectivas de hacerlo, y para ella los límites no existen. Esa seguridad con la que se mueven por el mundo me da mucha envidia. Y lo claro que tuvieron siempre todos que la vida profesional no empieza cuando acabas la carrera. Todos decidieron que querían hacer cosas y las han hecho. Ninguno esperó a terminar la carrera para trabajar y eso me gusta, porque me da la sensación de que tienen claro que se van a buscar la vida.

¿Os piden ayuda o consejo para poner en marcha sus proyectos?

Sí, y a veces no te lo piden y se lo das porque tú quieres ayudarles y protegerles. Cuando veo que a alguno le cuesta porque ya están metidos en el mundo laboral e intentan acabar la carrera, intento explicarles que la vida del estudiante se pasa. Luego no vuelve no vas a volver a tener 21 e ir a la facultad. Tenemos muchas conversaciones, afortunadamente, de la vida.

¿Estás preparada para el momento en que vuelen solos?

Entendí que no tenía nada que hacer con mi hija. Cuando la mandé a estudiar fuera iba para un trimestre y me pidió si se podía quedar todo el año. Ese era su carácter. Pero los otros dos que siguen viviendo con nosotros, a mí me encanta que sigan viviendo con nosotros. Les hago bromas y les digo que "cuando tengas una novia le explicas lo de tu madre, que tu madre se va a ir a vivir con vosotros" (risas). Hago bromas, pero no es broma. Le tengo pánico al nido vacío. No quiero imaginarlo. Toda mi vida rodeada. Los hijos de Manuel se vinieron con nosotros siendo muy niños así que he vivido con cinco hasta que los mayores se independizaron, luego eran tres, ahora quedan dos... y en algún momento, no muy lejano, no quedará ninguno. Y yo no sé cómo lo voy a llevar, tendré que hacer algún tipo de curso para madres abandonadas.

¿Qué noticia te gustaría dar en tu programa?

Durante muchos años la noticia que me gustaría dar y la que conté fue el final de ETA. Decía "un día lo viviré", y al final lo viví. Ahora me encantaría contar la curación del cáncer y creo que si no estoy en activo la leeré en los periódicos, pero confío en que esté cerca. Que el cáncer sea una enfermedad crónica.

Dónde te ves dentro de unos cinco o diez años… ¿seguirás trabajando?

Por supuesto, seguiré trabajando porque no me veo en casa todo el tiempo. Una parte, trabajando en casa porque quizá los trabajos irán evolucionando y a mí me gustaría que la vida me trajera más tiempo... o más disponibilidad de mi tiempo, eso me gustaría, me parece que es importante. Me veo trabajando sí, no sé si en un medio de comunicación o en comunicación corporativa o formando en comunicación a futuros comunicadores, no lo sé. Trabajando seguro y espero que rodeada de familia, pequeñita, grande, de todo... que no se me alejen mucho. Espero que eso siga igual.