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No siempre hay que solucionar el mundo. Se pueden- se deben- colgar los escudos y las espadas, las capas de superhéroes y las de superheroínas. No hay que ser siempre una super mamá, siempre pendiente de todo y de todos, olvidándose a veces de sí misma; ni un super hijo, pendiente de las expectativas que tienen sus padres de él; la mejor amiga, con el teléfono preparado las 24h al día y que nunca espera un “qué tal estás tú” como respuesta y, por supuesto, que tampoco una super novia, mujer y amante; ni un super novio, marido y amante. No, las cosas no funcionan así. Somos mortales, necesitamos descansar de las exigencias del mundo laboral y de las relaciones interpersonales. Desconectar. Fluir. Reciclarse. La mala noticia es que, por desgracia, el ser humano tiene un cerebro con tendencia a peonza. Esto quiere decir que le da vueltas a las cosas de manera incesante, como si tan solo el hecho de pensarlo fuera a solucionarlo. Pero no, no se soluciona; y no, quemarse en el bucle del propio pensamiento realmente tampoco sirve para nada.
“Había una vez una hermosa princesa que había leído demasiados cuentos de hadas y visto demasiadas comedias románticas para su propio bien. Desde pequeña sintió fascinación por aquel personaje masculino que aparecía eventualmente en la vida de una y todo parecía arreglarse”. Así empieza la película peruana que ha tenido tanto éxito en Netflix, Soltera codiciada. Recuerdo que yo acabé dándole al play después de un día agotador, había llegado el frío invernal a Madrid y no tenía ninguna gana de salir a devorar la ciudad. Simplemente quería arroparme con la mantita, hacerme un ovillo y dejar que el tiempo pasara. No tenía ni intención, ni ganas, de arreglar el mundo.
La historia gira en torno a una protagonista recién abandonada por el que cree que es el amor de su vida que resulta ser un imbécil. Spoiler de la película y, en la mayoría de las ocasiones, spoiler vital: si te hace sufrir, si es un imbécil; no es el amor de tu vida. La verdad es que no me paré de reír en ningún momento de la película, me veía reflejada en muchas de las escenas. De hecho, al compartir que la estaba viendo por el grupo de amigos, comenzó la visualización simultánea y era imposible no rebautizar a los personajes con nuestros propios nombres. Me encanta, porque buscando información de este artículo he encontrado el blog del que se habla en la película. Hay un post que dice:
“Carta a la nueva novia de mi ex: si algún día él resulta siendo un error para ti como lo fue para mí, pues déjame decirte te lo dije, eso te pasa por pendeja que él es más fácil de olvidar de lo que parece. Con falso cariño, La Ex”.
¿No os parece lo mejor del mundo?
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