Los Orange: vacaciones familiares en la nieve
La reina Beatriz, los príncipes Máxima y Guillermo, con sus hijas, así como también el príncipe Constantino y la princesa Laurentien, acompañados de sus hijos, se han trasladado hasta la estación de Lech
Citar Lech es como nombrar a la [Familia Real holandesa]. Lo mismo da, que da lo mismo. Porque la región austriaca, la más famosa y chic de Vorarlberg, es tradicional destino de los Orange todos los inviernos por estas fechas y escenario de sus retratos oficiales en esta época de nieves. Así lo ha sido a lo largo de los últimos 50 años, cuando disfrutaran por primera vez de unos días de asueto en esta célebre estación de esquí para los amantes de los deportes blancos. Y, una vez más, este año. La reina Beatriz, el príncipe Guillermo y la princesa Máxima, con sus hijas, así como el príncipe Constantino y la princesa Laurentien, acompañados de sus hijos, han vuelto a enfundarse sus monos, a calarse sus gorros y gafas de sol y a calzarse sus esquís para pasar en familia unos días de diversión en las montañas nevadas. No ha sido fácil, de todas formas, reunirse todos durante tantos días. Así, en el caso de la princesa Amalia, de cinco años, los Príncipes han tenido que solicitar un permiso a la dirección del colegio y a la Inspección de Educación para que la pequeña pudiera alargar las vacaciones de invierno que los niños holandeses disfrutan durante el mes de febrero. Una vez concedida la dispensa oficial la primogénita podrá disfrutar de unos días extra respecto a sus compañeros de pupitre.
Lech recibió a la Familia Real con un tiempo espléndido. Con un sol radiante que invitaba a la práctica del esquí en unas pistas inmejorables gracias a la enorme cantidad de nieve de gran calidad. Un momento ideal, por tanto, para realizar la sesión de fotos tradicional, aunque este año no ha estado exenta de polémica. Los Príncipes no concedieron declaraciones como venía siendo habitual en los últimos años tras la toma de fotografías, ya que, según los Herederos, "el año pasado fue un desastre". Por un lado, se argumenta que los fotógrafos tardaron demasiado en tomar las instantáneas, impidiendo que los periodistas pudieran preguntar de una manera fluida y, por otro, que el lugar elegido por los fotógrafos para realizar el posado, a la sombra por razones técnicas, era extremadamente frío por lo que los niños no estaban a gusto e impidieron que la sesión se desarrollara con normalidad. Así que sin declaraciones, pero con preciosas instantáneas. Quien no se conforma es porque no quiere: las fotos lo dicen todo.
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