Entrevista exclusiva con Farah Diba Pahlavi
La gente cambia
¿Se ha sentido alguna vez engañada y traicionada?
La gente cambia, he tenido experiencias de toda índole, incluso entre mis familiares, pero forma parte de la vida de todo el mundo, da igual que seas rey, reina o presidente, incluso si trabajas en una tienda. Si pierdes tu posición, la gente empieza a desaparecer. Afortunadamente, conservo los amigos de la infancia, que no han cambiado y siguen siendo los mismos. Después de la revolución, muchos de mis allegados cambiaron, eso me llegó al corazón. Hubo otras personas que también lo hicieron, pero como no esperaba nada de ellos, me dolió menos. En esos momentos pensé que no debía hundirme y me dieron lástima. He de decir que donde he encontrado más afecto ha sido en la gente de la calle.
¿Sabe amoldarse a la vida casi anónima, aunque siga siendo la esposa viuda del Sha?
Mi vida ha sido durante estos últimos veinticuatro años una vida normal. Durante veinte años fui Reina y pasé a una vida normal. Muchas veces disfrutaba con mi nueva libertad, poder caminar por la calle, tomar café sin que nadie te reconozca. En esos momentos en que nadie me conocía echaba la vista atrás y recordaba aquellos otros cuando estaba embarazada de mi primer hijo y, a pesar de tener náuseas, seguía con mis obligaciones como Reina: asistía a ceremonias, saludaba gente, daba conferencias, etcétera. Gracias a Dios, mi sentido del humor me salvaba en estas situaciones.
¿Alguna vez sintió que la halagaban sólo por el hecho de ser la Reina?
Afortunadamente, soy intuitiva y en seguida me daba cuenta cuando alguien pretendía halagarme; me daban pena y les dejaba. Llegas a saber quién es sincero y quién no. Que te halaguen sin motivo forma parte de la vida de cada cual.
El Sha
Majestad, háblenos del Sha. ¿Cuáles son los consejos o palabras que recuerda de su marido con más emoción?
(Lo piensa un rato.) Cuando estaba en el hospital, pendiente de su primera operación, me dijo: «No dejes nunca que otros rijan tu destino».
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La gente cambia, he tenido experiencias de toda índole, incluso entre mis familiares, pero forma parte de la vida de todo el mundo, da igual que seas rey, reina o presidente, incluso si trabajas en una tienda. Si pierdes tu posición, la gente empieza a desaparecer. Afortunadamente, conservo los amigos de la infancia, que no han cambiado y siguen siendo los mismos. Después de la revolución, muchos de mis allegados cambiaron, eso me llegó al corazón. Hubo otras personas que también lo hicieron, pero como no esperaba nada de ellos, me dolió menos. En esos momentos pensé que no debía hundirme y me dieron lástima. He de decir que donde he encontrado más afecto ha sido en la gente de la calle.
¿Sabe amoldarse a la vida casi anónima, aunque siga siendo la esposa viuda del Sha?
Mi vida ha sido durante estos últimos veinticuatro años una vida normal. Durante veinte años fui Reina y pasé a una vida normal. Muchas veces disfrutaba con mi nueva libertad, poder caminar por la calle, tomar café sin que nadie te reconozca. En esos momentos en que nadie me conocía echaba la vista atrás y recordaba aquellos otros cuando estaba embarazada de mi primer hijo y, a pesar de tener náuseas, seguía con mis obligaciones como Reina: asistía a ceremonias, saludaba gente, daba conferencias, etcétera. Gracias a Dios, mi sentido del humor me salvaba en estas situaciones.
¿Alguna vez sintió que la halagaban sólo por el hecho de ser la Reina?
Afortunadamente, soy intuitiva y en seguida me daba cuenta cuando alguien pretendía halagarme; me daban pena y les dejaba. Llegas a saber quién es sincero y quién no. Que te halaguen sin motivo forma parte de la vida de cada cual.
El Sha
Majestad, háblenos del Sha. ¿Cuáles son los consejos o palabras que recuerda de su marido con más emoción?
(Lo piensa un rato.) Cuando estaba en el hospital, pendiente de su primera operación, me dijo: «No dejes nunca que otros rijan tu destino».