Matilde Cano: Cuatro consejos para acertar como invitada en una boda
La diseñadora presentó sus propuestas el pasado 10 de mayo en la Barcelona Bridal Week
Tanto si somos la madre, como la hermana o la amiga de uno de los novios, asistir a una boda es una prueba de fuego. Escoger colores, largos y complementos que vayan acorde tanto con el estilo de la ceremonia como con el nuestro propio parece una tarea titánica, digna del mejor estilista. La diseñadora Matilde Cano nos desvela sus secretos para superar este duro examen con estilo.
Matilde Cano, colección fiesta 2013
En primer lugar, y aunque se imponga el protocolo, la premisa es ser siempre fieles a nuestros gustos. Únicamente de esta forma desprenderemos el aura de seguridad, imprescindible para resultar elegantes. A partir de aquí, hay que tener muy en cuenta los códigos que impone el enlace: si se trata de una unión bucólica en el campo, por ejemplo, es aconsejable prescindir de los tacones y optar por una sandalia plana, cambiando el skinny dress por algo más vaporoso.
La norma no escrita del protocolo recuerda que por la mañana no debe usarse un largo que supere la rodilla. Sin embargo, para una boda en clave campestre una falda a los tobillos o un vestido ligero son una elección impecable. En cuanto a los estampados, las flores acompañarán perfectamente este look.
Si hablamos de una boda clásica, es importante que primen los tonos neutros, y nos alejemos de los flúor y otros excesos de temporada, además de huir del blanco y negro a modo de total look. ¿Los complementos? Los tocados, guantes y bolsitos de mano marcarán el sello de vuestro carácter.
En estos casos, es igualmente importante respetar los largos. Podemos jugar con las minifaldas, intentando no sobrepasar la medida de la rodilla por la mañana, y dentro de la Iglesia mantendremos los hombros cubiertos con un chal, un mantón de Manila o una americana masculina. El guiño: los años 20 pisan con fuerza; inspírate en ellos y darás con la tendencia.
En lo que respecta a las bodas de noche, blanco y negro están aceptados, aunque mejor en conjunto. Los largos hasta los pies están aceptados también. Y los tacones infinitos, aceptadísimos. Eso sí: intenta mantenerlos siempre acordes a tu edad y complexión física: las cinturas altas crean piernas interminables y los vestidos ajustados, siluetas de infarto.
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La norma no escrita del protocolo recuerda que por la mañana no debe usarse un largo que supere la rodilla. Sin embargo, para una boda en clave campestre una falda a los tobillos o un vestido ligero son una elección impecable. En cuanto a los estampados, las flores acompañarán perfectamente este look.
Si hablamos de una boda clásica, es importante que primen los tonos neutros, y nos alejemos de los flúor y otros excesos de temporada, además de huir del blanco y negro a modo de total look. ¿Los complementos? Los tocados, guantes y bolsitos de mano marcarán el sello de vuestro carácter.
En estos casos, es igualmente importante respetar los largos. Podemos jugar con las minifaldas, intentando no sobrepasar la medida de la rodilla por la mañana, y dentro de la Iglesia mantendremos los hombros cubiertos con un chal, un mantón de Manila o una americana masculina. El guiño: los años 20 pisan con fuerza; inspírate en ellos y darás con la tendencia.
En lo que respecta a las bodas de noche, blanco y negro están aceptados, aunque mejor en conjunto. Los largos hasta los pies están aceptados también. Y los tacones infinitos, aceptadísimos. Eso sí: intenta mantenerlos siempre acordes a tu edad y complexión física: las cinturas altas crean piernas interminables y los vestidos ajustados, siluetas de infarto.