¿Orejas grandes? No, gracias
Cada vez más hombres recurren a la otoplastia para corregir los defectos de sus orejas
La cirugía no es sólo cosa de mujeres. Son cada vez más los hombres que deciden a recurrir a la ayuda del bisturí para mejorar su imagen, y muchos de ellos no dudan en anunciarlo.
No todos los caballeros presumen de orejas como lo hacía el mítico Clark Gable (que demostró que el éxito no dependía del tamaño de los pabellones auditivos) y son muchos los que recurren a la cirugía para solucionarlo. La llamada otoplastia o corrección quirúrgica de las orejas de soplillo es una de las intervenciones más solicitadas por los hombres, ya que ofrece resultados excelentes, sin cicatrices y con un periodo de recuperación corto.
El tipo de otoplastia más corriente pasa por reducir la separación entre el pabellón auricular y la cabeza, lo que se conoce popularmente como "pegarlas". Esto se consigue haciendo una incisión detrás de la oreja, eliminando un poco de cartílago y dándole la forma deseada, lo que a menudo se consigue incluso con puntos que no necesitan ser eliminados al ser reabsorbibles. La cicatriz queda disimulada en el pliegue y resulta prácticamente invisible.
Otro tipo de otoplastia es aquella destinada a mejorar la forma de la oreja, sea porque presenta un aspecto de "trompeta" o porque, como sucede con el paso de los años, el pabellón auricular ha crecido y resulta exageradamente grande, especialmente la zona del lóbulo. Cuando se extirpa parte de éste, puede quedar una pequeña cicatriz que suele resultar muy difícil de detectar y que rara vez presenta problemas.
Una de la características de esta intervención es que se puede realizar incluso en niños muy pequeños, dado que a partir de aproximadamente siete años se considera que el resultado de la operación es bueno, y no necesita retoques posteriores en años venideros.
Este tipo de operación se suele realizar con anestesia local, aunque se puede recurrir a la general para asegurar la tranquilidad. En los primeros días del posoperatorio se coloca una venda por la cabeza que sujeta las orejas y evita que se suelten los puntos, y aunque ésta se retira a los pocos días, conviene ser precavido y evitar golpes, tirones o pellizcos en las orejas en los meses posteriores.
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Otro tipo de otoplastia es aquella destinada a mejorar la forma de la oreja, sea porque presenta un aspecto de "trompeta" o porque, como sucede con el paso de los años, el pabellón auricular ha crecido y resulta exageradamente grande, especialmente la zona del lóbulo. Cuando se extirpa parte de éste, puede quedar una pequeña cicatriz que suele resultar muy difícil de detectar y que rara vez presenta problemas.
Una de la características de esta intervención es que se puede realizar incluso en niños muy pequeños, dado que a partir de aproximadamente siete años se considera que el resultado de la operación es bueno, y no necesita retoques posteriores en años venideros.
Este tipo de operación se suele realizar con anestesia local, aunque se puede recurrir a la general para asegurar la tranquilidad. En los primeros días del posoperatorio se coloca una venda por la cabeza que sujeta las orejas y evita que se suelten los puntos, y aunque ésta se retira a los pocos días, conviene ser precavido y evitar golpes, tirones o pellizcos en las orejas en los meses posteriores.