El final feliz de un Goya viajero
Una llamada dio la pista al FBI para recuperar Niños del carretón
El cartón de Goya robado en la madrugada del pasado 8 de noviembre en Bartonsville, Pensilvania, durante su traslado por carretera al Museo Guggenheim de Nueva York -donde iba a formar parte de la exposición "De El Greco a Picasso", inaugurada el pasado jueves por los Duques de Lugo- ha aparecido en algún lugar del Estado de New Jersey, "en buenas condiciones y sin daños aparentes", según comunicó ayer noche la oficina del FBI en Nueva York.
La recompensa hizo su efecto
Concluye así la primera parte de una investigación que ha traído de cabeza a la policía federal durante trece largos días y sin que sepamos apenas detalles del suceso. Al parecer, la obra ha podido ser recuperada al otro lado del río Hudson a raíz de la llamada de un ciudadano del que no se ha facilitado su nombre, el cual habría dado datos muy precisos sobre su paradero a cambio de 50.000 dólares (unos 39.000 euros) de recompensa. Que la prensa ha jugado un papel fundamental en este final feliz es un hecho que reconoce la propia policía, pero sobre todo la dirección del museo neoyorkino, cuya directora, Lisa Denninson, se frota ahora las manos ante la popularidad de la exposición de arte español, convertida en cita obligada de la vida cultural de la ciudad.
Incógnitas por despejar
Las escasas pistas que manejaba el FBI hasta el momento en que se produjo esa llamada no eran muy alentadoras, sobre todo teniendo en cuenta que los ladrones, según el FBI, "estaban al tanto de los detalles del traslado y del valor de la obra en el mercado" (1,1 millones de dólares -alrededor de 860.000 euros- según compañía de seguros). Nadie se explica todavía qué llevó a los transportistas a tomar la sorprendente decisión de pernoctar durante siete horas en un inhóspito motel de carretera, el Johnson Inn de Bartonsville: los ladrones sólo tuvieron que reventar los cierres de la furgoneta, abandonada a su suerte en un párking no vigilado y oscuro. La extraña explicación que ofrecieron los transportistas a los investigadores ("No queríamos llegar demasiado pronto a Nueva York") ha dejado en fuera de juego la institución que prestó la obra, el museo de Arte de Toledo, en Ohio, que debería haber supervisado el traslado haciendo que un conservador viajase con ella. Su director, Don Bacigalupi, ha encajado bien el golpe y mantiene el tipo como puede: "Estamos exultantes por recobrar el cuadro, y vamos a traerlo de vuelta a casa para compartirlo de nuevo con nuestra comunidad", ha declarado a la prensa. Confirmado pues: el cuadro no viajará finalmente a Nueva York.
¿Volverá a España?
Curiosamente, no es la primera vez que este cuadro desaparece: pintado por Goya, en 1779, para decorar la sobrepuerta del dormitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio del Pardo, ya fue robado, en 1870, del depósito del Palacio Real de Madrid junto a otras cinco pinturas del artista aragonés. Aquel robo nunca se resolvió y "Niños del carretón" nunca más regresó a España, exceptuando la visita puntual al Museo del Prado que nos hizo en 1996 como parte de la gran antológica de Goya. ¡Que se repita!
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La recompensa hizo su efecto
Concluye así la primera parte de una investigación que ha traído de cabeza a la policía federal durante trece largos días y sin que sepamos apenas detalles del suceso. Al parecer, la obra ha podido ser recuperada al otro lado del río Hudson a raíz de la llamada de un ciudadano del que no se ha facilitado su nombre, el cual habría dado datos muy precisos sobre su paradero a cambio de 50.000 dólares (unos 39.000 euros) de recompensa. Que la prensa ha jugado un papel fundamental en este final feliz es un hecho que reconoce la propia policía, pero sobre todo la dirección del museo neoyorkino, cuya directora, Lisa Denninson, se frota ahora las manos ante la popularidad de la exposición de arte español, convertida en cita obligada de la vida cultural de la ciudad.
Incógnitas por despejar
Las escasas pistas que manejaba el FBI hasta el momento en que se produjo esa llamada no eran muy alentadoras, sobre todo teniendo en cuenta que los ladrones, según el FBI, "estaban al tanto de los detalles del traslado y del valor de la obra en el mercado" (1,1 millones de dólares -alrededor de 860.000 euros- según compañía de seguros). Nadie se explica todavía qué llevó a los transportistas a tomar la sorprendente decisión de pernoctar durante siete horas en un inhóspito motel de carretera, el Johnson Inn de Bartonsville: los ladrones sólo tuvieron que reventar los cierres de la furgoneta, abandonada a su suerte en un párking no vigilado y oscuro. La extraña explicación que ofrecieron los transportistas a los investigadores ("No queríamos llegar demasiado pronto a Nueva York") ha dejado en fuera de juego la institución que prestó la obra, el museo de Arte de Toledo, en Ohio, que debería haber supervisado el traslado haciendo que un conservador viajase con ella. Su director, Don Bacigalupi, ha encajado bien el golpe y mantiene el tipo como puede: "Estamos exultantes por recobrar el cuadro, y vamos a traerlo de vuelta a casa para compartirlo de nuevo con nuestra comunidad", ha declarado a la prensa. Confirmado pues: el cuadro no viajará finalmente a Nueva York.
¿Volverá a España?
Curiosamente, no es la primera vez que este cuadro desaparece: pintado por Goya, en 1779, para decorar la sobrepuerta del dormitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio del Pardo, ya fue robado, en 1870, del depósito del Palacio Real de Madrid junto a otras cinco pinturas del artista aragonés. Aquel robo nunca se resolvió y "Niños del carretón" nunca más regresó a España, exceptuando la visita puntual al Museo del Prado que nos hizo en 1996 como parte de la gran antológica de Goya. ¡Que se repita!