Un postre absolutamente irresistible para los amantes del chocolate que, además, ofrece una presentación de lo más vistosa. Su preparación es sencilla y triunfarás con los tuyos en esas ocasiones especiales en las que te apetece poner el broche dulce a un menú con algo diferente, refrescante y delicioso.
- 12 Hojas de gelatina neutra
- 1 litro de Nata de repostería
- 200 g de Chocolate negro
- 200 g de Chocolate con leche
- 200 g de Chocolate blanco
- Frutos del bosque (arándanos negros, fresas, frambuesas...)
- Macarons para decorar
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1.
Lavar la fruta, echarla en un recipiente y reservar en el congelador.
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2.
Poner las hojas de gelatina a hidratar en agua fría.
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3.
Forrar con papel de horno un molde rectangular de unos 20 x 12 cm.
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4.
Dividir la nata en tres partes iguales.
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5.
Mezclar un tercio con el chocolate negro al baño maría hasta que esté completamente disuelto.
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6.
Añadir cuatro hojas de gelatina, remover hasta que se deshagan por completo y verter en el molde.
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7.
Reservar en el frigorífico durante 15 min o hasta que esté ligeramente cuajada.
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8.
Mientras, repetir la operación con el chocolate con leche y verter la mezcla encima de la capa anterior.
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9.
Reservar nuevamente en el frigorífico y proceder de igual manera con el chocolate blanco.
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10.
Taparla con un papel de plástico y conservar en el congelador durante, al menos, 4 h.
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11.
Desmoldar, dejar reposar 15 min, colocar la fruta helada y los macarons por encima y servir.
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12.
Truco: Para evitar que las capas se separen, hacer surcos ligeros con un tenedor en toda la superficie de la capa sobre la que vaya a añadirse la siguiente mezcla.
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