Los secretos de... El retinol
Un activo estrella de la cosmética
Seguir el ritmo de las novedades cosméticas es prácticamente imposible. Y no sólo por su cantidad... Todas ofrecen ingredientes de extraños y complejos nombres que despistan a cualquiera, pero aún así, de vez en cuando surgen activos que marcan un hito en los tratamientos y que superan con éxito la prueba del paso del tiempo, como sucedió en su momento con los liposomas, la vitamina C o, últimamente, con el retinol. Este último ha dado lugar a una miriada de productos, desde cremas faciales a anticelulitícos. ¿Cuál es la verdadera eficacia y acción de este ingrediente?
Los antecedentes del retinol
El culpable de que el retinol llegara a la cosmética fue la vitamina A tópica, también conocida en dermatología como Retin-A o ácido retinoico. Se comenzó a utilizar para combatir el acné, gracias a lo que se descubrió su eficacia antiarrugas. Los pacientes que lo usaban comprobaron que, además de reducir los granos, la vitamina A revelaba una piel nueva y, en consecuencia, más joven y lisa. Sin embargo, la eficacia antiarrugas de este activo, en su momento jaleado como "milagroso", queda limitada porque enrojece e irrita la piel ¡considerablemente! Sinceramente, las mujeres que la usaban parecían estar siempre avergonzadas o sufrir de sofocos constantes: la piel quedaba muy (¡muy!) sonrosada, extremadamente seca y con una sensibilidad exacerbada, un efecto secundario no siempre aceptable.
Fórmulas suaves para todas las pieles
El paso siguiente fue conseguir un activo con esa misma eficacia antiedad, pero sin sus efectos irritantes. El resultado ha sido el retinol, una variante de la vitamina A que, aún siendo menos potente que el ácido retinoico, no arremete de forma tan agresiva contra el cutis. Este activo acelera el ritmo de renovación celular, que va disminuyendo con el paso de los años y pasa de 21 a 28 o más días. De esta forma impulsa la aparición de células nuevas en la superficie, más frescas y jóvenes. Potencia además la creación natural de colágeno, lo que da más firmeza a la piel. El retinol se adecua especialmente a las pieles fotoenvejecidas, que sufren los efectos negativos de un exceso de sol. No espere milagros: las concentraciones que se encuentran en el mercado cosmético mejoran el aspecto del cutis, pero no bastan para ofrecer una transformación radical.
Un activo muy sensible
Uno de los principales inconvenientes del retinol es su inestabilidad, ya que se degrada fácilmente en contacto con la luz. Esta es la razón por la que generalmente se ofrecen en cremas de noche, ya que de día debe ir combinado con filtros solares para mantener su actividad. Por eso se presenta en fórmulas innovadoras, que protegen su molécula.
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El culpable de que el retinol llegara a la cosmética fue la vitamina A tópica, también conocida en dermatología como Retin-A o ácido retinoico. Se comenzó a utilizar para combatir el acné, gracias a lo que se descubrió su eficacia antiarrugas. Los pacientes que lo usaban comprobaron que, además de reducir los granos, la vitamina A revelaba una piel nueva y, en consecuencia, más joven y lisa. Sin embargo, la eficacia antiarrugas de este activo, en su momento jaleado como "milagroso", queda limitada porque enrojece e irrita la piel ¡considerablemente! Sinceramente, las mujeres que la usaban parecían estar siempre avergonzadas o sufrir de sofocos constantes: la piel quedaba muy (¡muy!) sonrosada, extremadamente seca y con una sensibilidad exacerbada, un efecto secundario no siempre aceptable.
Fórmulas suaves para todas las pieles
El paso siguiente fue conseguir un activo con esa misma eficacia antiedad, pero sin sus efectos irritantes. El resultado ha sido el retinol, una variante de la vitamina A que, aún siendo menos potente que el ácido retinoico, no arremete de forma tan agresiva contra el cutis. Este activo acelera el ritmo de renovación celular, que va disminuyendo con el paso de los años y pasa de 21 a 28 o más días. De esta forma impulsa la aparición de células nuevas en la superficie, más frescas y jóvenes. Potencia además la creación natural de colágeno, lo que da más firmeza a la piel. El retinol se adecua especialmente a las pieles fotoenvejecidas, que sufren los efectos negativos de un exceso de sol. No espere milagros: las concentraciones que se encuentran en el mercado cosmético mejoran el aspecto del cutis, pero no bastan para ofrecer una transformación radical.
Un activo muy sensible
Uno de los principales inconvenientes del retinol es su inestabilidad, ya que se degrada fácilmente en contacto con la luz. Esta es la razón por la que generalmente se ofrecen en cremas de noche, ya que de día debe ir combinado con filtros solares para mantener su actividad. Por eso se presenta en fórmulas innovadoras, que protegen su molécula.