La flacidez: claves para combatirla de forma eficaz y duradera
Los ejercicios de tonificación y las cremas reafirmantes se convierten en los mejores aliados para acabar con ella
La obesidad, los embarazos repetidos, una pérdida de peso muy brusca, la vida sedentaria... son muchos los factores que hacen que nuestra piel comience a perder su firmeza y tersura. Un problema que se convierte en la pesadilla de muchas mujeres, especialmente cuando el buen tiempo hace aparición y llega el momento de lucir tipazo en playas y piscinas. Sin embargo, hay que decir que, aunque no existen los remedios milagrosos ni fórmulas mágicas, sí se pueden seguir una serie de recomendaciones para vencer a este enemigo de la piel, más conocido como flacidez, y que se empeña en instalarse en diversas zonas del cuerpo.
Pero... ¿por qué nace exactamente? En realidad, la flacidez no es otra cosa que la degradación de las fibras que sostienen la piel, es decir, del colágeno y de la elastina. Así, cuando la piel se queda flácida, pierde tersura y la grasa que hay por debajo puede aparecer en forma de los famosos hoyitos de la piel de naranja, otro de los problemas que más preocupa, especialmente entre la población femenina.
En este sentido, una de las mejores y más eficaces formas tanto para prevenir la flacidez como para mitigarla es realizar ejercicios de tonificación o de resistencia. La parte negativa es que, efectivamente, hay que esforzarse un poquito (la clave es la constancia y la regularidad). Sin embargo, la parte positiva es que los resultados comienzan a verse a partir del primer mes y el organismo se siente más fuerte y en forma.
En el caso de que la flacidez sea puramente cutánea (como la que se produce tras dar a luz o tras una perdida importante de peso), una magnífica opción es el uso diario de cremas reafirmantes y, como ayuda extra, nada como finalizar cada ducha con agua fría (tonifica y refuerza la piel).
Por otro lado, no hay que olvidar que existen tablas de gimnasia especialmente indicadas para cada zona del cuerpo (brazos, cuello, pectorales, abdomen, caderas, piernas, glúteos...) que actúan de forma localizada. Si quiere conocer algunos ejemplos concretos, pinche aquí.
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En este sentido, una de las mejores y más eficaces formas tanto para prevenir la flacidez como para mitigarla es realizar ejercicios de tonificación o de resistencia. La parte negativa es que, efectivamente, hay que esforzarse un poquito (la clave es la constancia y la regularidad). Sin embargo, la parte positiva es que los resultados comienzan a verse a partir del primer mes y el organismo se siente más fuerte y en forma.
En el caso de que la flacidez sea puramente cutánea (como la que se produce tras dar a luz o tras una perdida importante de peso), una magnífica opción es el uso diario de cremas reafirmantes y, como ayuda extra, nada como finalizar cada ducha con agua fría (tonifica y refuerza la piel).
Por otro lado, no hay que olvidar que existen tablas de gimnasia especialmente indicadas para cada zona del cuerpo (brazos, cuello, pectorales, abdomen, caderas, piernas, glúteos...) que actúan de forma localizada. Si quiere conocer algunos ejemplos concretos, pinche aquí.