Niños, deporte y rendimiento escolar

Practicar deporte y llevar una correcta alimentación, las claves para el desarrollo del niño

por hola.com


No todos los niños sacan buenas notas en el cole. Es un hecho, y no siempre depende al 100% de sus capacidades ni tampoco del entorno.
Ante este tipo de casos, hay padres que deciden apuntar a sus hijos a repaso aunque para ello tengan que sacrificar un deporte extraescolar. O peor todavía, hay padres que castigan a su hijo a no practicar su deporte si no aprueban todo.
En las 24 horas del día de los niños, al igual que en el de los mayores, hay tiempo para todo: para las actividades deportivas, los repasos,  jugar con los amigos... Todo es cuestión de organizarse.

A día de hoy, está más que demostrado que la vida sana mejora el rendimiento académico de los niños. El aumento de riego sanguíneo y la mejor alimentación constituyen unas herramientas necesarias para que el cerebro se forme adecuadamente.
Además en el aspecto psicológico, el deporte es necesario para canalizar la energía de los niños y su necesidad de aprender a desenvolverse en el medio de manera coordinada, o si prefieres, elegante. También a través del deporte aprenden muchas de las normas de comportamiento, socialización y respeto, y, además, en un ambiente de diversión.
Estamos hartos de leer y oír que el deporte nos ayuda a segregar endorfinas, hormonas de la felicidad... En los niños ocurre parecido, solo que multiplicado; ya que, en su caso, esa necesidad de moverse es muy superior.
Además, la infancia es la mejor época para practicar actividades deportivas y aprender patrones motores que se van a recordar toda la vida. Si quieres ver un jugador con técnica perfecta, solo tienes que buscar a los que han empezado de pequeños. También está demostrado que los niños activos tienen menor riesgo de padecer enfermedades como la diabetes o la hipertensión.

Por tanto, no privemos a los niños de hacer ejercicio porque no han aprobado en el cole, es un error. Es imposible tener a un niño sentado y atento delante de un libro cuando sus piernas no hacen más que moverse. ¡Su cuerpo le pide que salga de allí y es imposible que esté centrado!
Dicho todo esto, tampoco nos pasemos por el otro extremo. No seamos padres demasiado exigentes con los resultados deportivos de nuestros hijos, ni tratemos de obligar a nuestros hijos a practicar un deporte que no les gusta. Lo que sí debemos hacer es ayudarles a encontrar el deporte que les gusta. Aunque ese es otro tema.