La jornada intensiva en los institutos provoca despidos en las empresas de catering escolar
Las compañías diversifican la actividad y se centran en el sector privado para sobrevivir | El uso de los comedores escolares ha descendido por los ajustes del gasto familiar
David Rodríguez
La jornada intensiva en la mayoría de institutos ha golpeado la actividad de las empresas de catering, especializadas en suministrar menús a los centros escolares. Algunas de ellas se han visto obligadas a realizar reestructuraciones de plantilla y reorientaciones de su área de negocio. “La compactación de las horas lectivas y el uso generalizado de la fiambrera ha provocado que hayamos tenido que despedir a un 10% de los empleados”, explica David Mateo, gerente de la empresa de Terrassa Cocimer. Así, asegura: “Tenemos la suerte de que también trabajamos con residencias de la tercera edad del sector privado, por lo que podemos sobrevivir”.
Cocimer señala que desde hace unos años se han alejado del sector público "por las dificultades de cobro que están teniendo las compañías”. Como clave para subsistir, Mateo apunta a “la necesidad de apostar por una cocina de calidad, tradicional y que evite los precocinados y los productos industriales". "Nuestra única posibilidad es competir por productos diferenciados, no por precio”, añade.
El Departament d'Ensenyament ha constatado que el uso de los comedores escolares ha descendido un 20%, por lo que se plantea un nuevo problema relacionado con la seguridad alimentaria por la utilización de las fiambreras. Por eso, destacan la importancia de establecer una regulación que evite incidencias, como garantizar la refrigeración de los alimentos, la instalación de microondas o la supervisión de los productos que consumen los jóvenes.
El presidente de la Associació de Directius de l'Educació Pública en Catalunya, Jaume Prat, revela que se “está controlando la comida que se sirve en los centros, su procedencia y su composición”. Así, detalla que se está vigilando a las empresas de catering a las cocinas para que las condiciones sean las óptimas. Este exceso de celo es criticado por las empresas de catering como Cociner.
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Cocimer señala que desde hace unos años se han alejado del sector público "por las dificultades de cobro que están teniendo las compañías”. Como clave para subsistir, Mateo apunta a “la necesidad de apostar por una cocina de calidad, tradicional y que evite los precocinados y los productos industriales". "Nuestra única posibilidad es competir por productos diferenciados, no por precio”, añade.
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