15 claves para preparar la salsa bechamel perfecta
Es la base de las croquetas, perfecta para gratinados, verduras y pasteles salados e imprescindible en recetas como la lasaña. La bechamel es una de las salsas más clásicas y universales. Pero tras su sencilla elaboración, se esconde una técnica precisa. Toma nota de estas 15 claves para que siempre te quede perfecta
En esencia, no es necesario añadir a la bechamel más que sal al gusto. Ahora bien, la pimienta y la nuez moscada son ideales para esta salsa. La pimienta blanca, más suave que la pimienta negra es preferible. Sea como sea, lo más importante, tanto en el caso de la pimienta como de la nuez moscada es que los muelas/ralles al momento.
La base de toda bechamel es una roux, una ligazón clásica de la cocina francesa de harina y mantequilla a partes iguales. En primer lugar se coloca la mantequilla en un cazo al fuego y, cuando se ha fundido, se añade la harina. Se mezcla bien hasta obtener una textura uniforme . Para la salsa bechamel se emplea un roux blanco, es decir, sin apenas color. También existe el roux rubio y el roux oscuro según cuánto tostemos la harina.
Si la salsa bechamel ha espesado más de lo deseado, lo único que debes hacer es añadir un poco más de leche. Eso sí, recuerda que cada vez que añadas leche debe estar caliente.
La potencia del fuego ha de ser suave mientras hacemos el roux. La harina se quema fácilmente, lo que daría muy mal sabor a la salsa. Ahora bien, en el momento en que añadamos la leche hay que subir un poco el fuego. Ten en cuenta que la harina no comienza a hacer su trabajo, es decir espesar un líquido, hasta que supera una temperatura aproximada de 80°C, por lo que es importante controlar la intensidad del fuego. De lo contrario, por mucho brazo que hagas…