Aperitivos de todo tipo (en vasitos, en forma de arbolito, con salmón…); platos principales como carnes rellenas, versiones marineras del solomillo Wellington…; postres que saben a Navidad, del clásico tronco a las tartas más apetecibles…
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Son solo algunas de las muchísimas ideas de recetas navideñas que estos días os estamos dando para llenar de sabor vuestras mesas festivas. Esas que, muchas veces, esta época se convierte en la excusa perfecta para concedernos caprichos que el resto del año no nos permitimos.
El marisco que hoy nos ocupa bien podría formar parte esos ingredientes gourmet que solo compramos en ocasiones muy especiales. Hablamos de la langosta, cuya carne, delicada, fina y dulzona, es muy apreciada por los consumidores.
LANGOSTA Y BOGAVANTE: PRINCIPALES DIFERENCIAS
Tanto la langosta como su primo hermano, el bogavante son dos crustáceos perfectos para su inclusión en las mesas festivas. Sin embargo, tienen diferencias significativas. Así que, tal y como hicimos hace unos días en el caso de las vieiras, zamburiñas y volandeiras, vamos a detallarlas:
-La diferencia más evidente, anatómicamente, son las patas delanteras que presenta el bogavante, en forma de dos grandes pinzas, que la langosta no tiene. En su lugar tiene dos largas antenas. Además, el color de ambos crustáceos -antes de ser cocinados- difiere: el bogavante tiene un tono azulado oscuro (que se observa claramente en el que habita en aguas europeas), mientras que la langosta presenta un color entre anaranjado y marrón con manchas amarillas. Además, su caparazón es espinoso.
-La langosta aporta principalmente la carne de la cola y su textura es algo más firme, con un sabor muy marino y, como decíamos dulzón. El bogavante aporta más carne, especialmente la de las pinzas es densa y jugosa.
-La langosta europea puede alcanzar precios superiores y ser considerada más 'exclusiva' por su escasez local en ciertas zonas; no obstante, el bogavante europeo de talla grande también es muy apreciado y puede acercarse en precio. En general, en mercados españoles la langosta suele estar por encima del bogavante en precio promedio, aunque hay variaciones por origen y temporada.
-En España, la langosta aparece, sobre todo, en zonas costeras del Mediterráneo. Mientras que el bogavante aparece en aguas más frías y profundas del Atlántico (Galicia, costa cantábrica…).
-A la hora de cocerlos, en el caso del bogavante (tal y como vimos hacer el otro día al chef Dani García en su receta de ensalada de bogavante) los tiempos de cocción de cuerpo y pinzas son distintos, ya que las pinzas requieren más tiempo de cocción), mientras que la langosta se cuece en un solo tiempo. "Un bogavante entero, de unos 1.200 gramos, se cuece en 7 u 8 minutos, se saca, se quitan las pinzas, y estas se vuelven a meter en el agua unos 7 minutos más", explica el chef experto.
A TENER EN CUENTA A LA HORA DE COCINAR
- Lo que sí tiene en común la langosta con el bogavante es muchas formas de cocinado: ambos se pueden cocinar hervidos, al vapor, a la plancha, a la parrilla, al horno… Funciona bien como ingrediente para ensaladas gourmet, para cremas de marisco… Es habitual cocinarla asada con mantequilla.
- Sea como sea que la prepares, es importante siempre no sobre cocinar. Si no, la carne quedará seca, cuando lo que buscamos es que quedar firme y jugosa.
- A la hora de cocer en agua y sal, puedes -si te apetece- aromatizar con un poco de laurel.
- Recuerda buscar siempre que puedas ejemplares vivos para una máxima frescura y trata de comprobar la procedencia.
- Evita siempre recalentarla, una vez cocinada.
- Ni se te ocurra tierra las cáscaras y cabezas; son perfectas para hacer fumets y caldos, ya que concentran mucho sabor.
ALGUNAS RECETAS CON LANGOSTA
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