© LUIS SPINOLA HO4106 Almudena Cid entrevista

Acaba de publicar su libro ‘Caminar sin punteras’

Almudena Cid, la entrevista más sincera, emotiva e impactante un año después de su divorcio de Christian Gálvez

‘Estoy muy bien. Emocionalmente estable, que ya es mucho decir’

Hace año y medio, Almudena Cid vivió el momento más duro de su vida personal, pues fue cuando su matrimonio con el presentador Christian Gálvez llegó a su final después de tres lustros de relación. Un desenlance que, por inesperado, hizo trizas su futuro soñado y partió su vida en dos, dejándola sumida en el caos y el dolor: “Ni siquiera me reconocía a mí misma. Seguía intentando levantarme, salía de casa, veía a gente, me subía al escenario, pero todo lo hacía rota y con la sensación de que ese dolor nunca lo había vivido antes y, peor aún, que nunca acabaría”. El tiempo ha pasado desde entonces y la exgimnasta ha seguido adelante con su vida, enfocada en su trabajo como actriz con la gira que está haciendo con la obra Ladies Football Club (dirigida por Sergio Peris Mencheta), en sus masterclass de gimnasia, en su familia y en sus amigos. Sin embargo, no olvida lo vivido y ahora cuenta, como nunca antes, en su libro más personal e íntimo, Caminar sin punteras , el duro proceso que vivió a raíz de su ruptura y el camino que ha transitado, con el fin de arrojar luz y esperanza ante la adversidad y mostrar que es posible hallar la fuerza cuando uno cree no tenerla.

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Otro amor en la vida

—Almudena, lo primero de todo, ¿cómo te encuentras?

—Yo diría que estoy muy bien. Emocionalmente estable, que ya es mucho decir.

—Algo que te ha ayudado a afrontar lo sucedido es este libro, ¿verdad? ¿Cómo surgió?

—La editorial me empezó a llamar a los tres meses de la ruptura, más o menos. Me dijeron que necesitaban que les escribiera sobre el amor y casi les colgué el teléfono. En aquel momento, era la persona menos indicada para hacerlo, les dije.

“He estado enormemente triste. Nunca pensé que me iba a encontrar en una situación de tal devastación”

—Sin embargo, terminaste accediendo.

—Mi editora, Yolanda, siguió insistiendo y, ya por el mes de junio, cuando empecé a notarme un poco más estable emocionalmente, me reuní con ellos y les dije: “Sé que queréis que escriba del amor, pero también necesito hablar del amor que sentí por la gimnasia y de lo diferentes que fueron los cierres de mi carrera deportiva y de mi matrimonio. El primero lo pude elaborar yo misma y, en cambio, el segundo no dependió de mí. Necesito ordenar esas diferencias, ver qué hay y qué no hay en común, y me parece que lo puedo hacer a través de los aparatos de la rítmica”. Les pareció una gran idea y empecé a trabajarlo con la editora de mis libros de Olympia, que es la que mejor conoce mi vida en el mundo del deporte. No había leído muchos libros de superación antes y creo que eso es lo que me ha ayudado a que el mío sea algo más único.

—¿Qué sentiste al escribirlo?

—Lo pasé mal, sobre todo los primeros capítulos. Pero me alegro de haber escrito el libro cuando aún tenía la herida muy, muy abierta, en pleno dolor. Si lo hubiera hecho ahora, el comienzo habría sido diferente y la gente no se habría identificado conmigo de la manera que lo está haciendo.

—Habrá supuesto un enorme esfuerzo emocional para ti...

—Sí, pero era necesario. Se lo mostré a mi terapeuta para que se lo leyera antes de su publicación y me dijo: “Almu, creo que este libro es el cierre final de tu amor por la gimnasia y que ahora vas a poder ver que puedes tener otro amor en la vida”.

“Era tal el dolor que sentía que, un día, camino del teatro, pensé que girando el volante de mi coche acabaría con él. Me asusté muchísimo”

—Es decir, que has cerrado un capítulo de tu vida para dar paso a una nueva Almudena.

—Así es. Me he dado cuenta de que no estaba priorizándome como debía y he aprendido a hacerlo.

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‘Me alegro de haber escrito el libro cuando aún tenía la herida muy, muy abierta, en pleno dolor. Si lo hubiera hecho ahora, el comienzo habría sido diferente y la gente no se habría identificado conmigo como lo está haciendo’, nos cuenta Almudena Cid. La exgimnasta y actriz se separó del presentador de televisión Christian Gálvez a finales de 2021, después de quince años de relación y once de matrimonio

—¿De qué más cosas te sientes responsable?

—Me siento responsable de no haber visto lo que estaba pasando en mi matrimonio y de no haber sido más inteligente, emocionalmente hablando. El deporte me había hecho madurar de golpe, pero, evidentemente, era una inmadura en lo que respecta a las relaciones personales.

—¿Qué crees que le faltó a tu relación? ¿Por qué crees que todo se deshace sin ningún motivo?

—Comunicación.

—El tema de ser padres era un tema tabú en vuestra relación. Se decía que él quería hijos y tú no. ¿Qué hay de cierto?

—Eso me ha dolido muchísimo y no puedo hablar más.

“El deporte me había hecho madurar de golpe, pero, evidentemente, era una inmadura en lo que respecta a las relaciones personales”

—¿Pensaste en alguna ocasión que había una tercera persona?

—En eso no voy a entrar.

—¿Y qué sentiste cuando él hizo público su noviazgo con su pareja actual tan rápidamente?

—Creo que tampoco lo voy a compartir.

—Cambiando de tema, entonces. Tu libro parece desprender una enorme tristeza, ¿es así?

—Es que he estado triste, enormemente triste. Nunca pensé que me iba a encontrar en una situación de tal devastación y que iba a sentir que no servía para nada.

“Le agradezco a la vida no haber sido madre. Había algo dentro de mí que me decía que no lo fuera y acerté”
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—Has comentado en una ocasión que se te pasaron opciones terribles por la cabeza. ¿Es que en algún momento pensaste en un final drástico para tanto sufrimiento?

—Sí, lo cuento en el libro. Era tal el dolor que sentía que un día, camino del teatro, pensé que girando el volante de mi coche acabaría con él. Me asusté muchísimo y se lo conté a mi amigo Tino. A partir de ese día, era el quien me llevaba. He decidido contarlo porque es normal que a uno le pasen esos pensamientos por la cabeza en un proceso traumático y para aconsejar que, cuando a uno le ocurra algo así, lo cuente, por muy terrible que sea. Uno no sabe hasta dónde le pueden llevar esos pensamientos. Hay que pedirle ayuda a la gente que tienes alrededor, no hay que avergonzarse de ello. No pasa nada por hacerlo.

Dolor, abandono y rechazo

—¿Por qué has decidido vincular ese dolor personal del que hablas al mundo de la gimnasia, en el que has logrado tantos éxitos?

—Por el dolor, el abandono y el rechazo. Son sentimientos que ya había experimentado como deportista e, inconscientemente, me dije a mí misma: “Esto ya me ha pasado, no es nuevo”. Aunque estamos hablando de una relación personal, en mí había mucho amor también por mi carrera deportiva. La priorizaba. Y creo que con mi relación pasó lo mismo. Es verdad que me desarrollé como actriz y escritora, pero mi ser iba desapareciendo.

—A pesar del dolor que has vivido, has llegado a la conclusión de que el final del amor, puede ser la mejor noticia. ¿A qué te refieres?

—Que le agradezco a la vida no haber sido madre. Había algo dentro de mí que me decía que no lo fuera, y acerté. Mucha gente me decía que agradeciera que no había tenido hijos y otros que mi separación era mucho peor por ser pública. Yo lo que digo es que el dolor es el dolor, sea cuales sean las circunstancias.

“Me cuesta mucho decir que ya tengo una relación porque, en estos momentos, lo que estoy haciendo es colocar mi vida”, cuenta sobre el exfutbolista y agente deportivo, Gerardo Berodia

—¿Qué fue lo que llevaste peor tras hacerse pública tu separación?

—Tener que medir todos mis pasos y pensar cómo mostrarme y qué decir en cada momento, porque mi relación era con todo el mundo, con la gente que te conoce sin conocerte. Era demasiada carga. También me dolieron mucho los titulares gratuitos y alejandos de la realidad y que se mostrara la fachada de la casa a la que me había tenido que ir a vivir provisionalmente. Si esa persona hubiera sabido que, muy poco tiempo antes, estábamos los dos pidiendo una orden de alejamiento porque una persona italiana había venido a España a acosarme, ¿la habría mostrado?

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Almudena continúa viviendo en Madrid por sus compromisos profesionales, aunque acaba de adquirir un terreno en su tierra natal, Vitoria, donde tiene previsto construir su hogar: ‘Necesito un lugar de pertenencia porque, desde los catorce años, he ido de un lugar a otro y, cuando todo esto saltó, tuve la sensación de que no pertenecía a ningún sitio’.

—¿Ahora has empezado a ver la vida de otra manera?

—Afortunadamente, sí. Recuerdo el día que estando tumbada y mirando al techo, me dije: “Hoy puedo decidir que es lo que quiero hacer”. Se me encendió la chispa de la ilusión por poder ir a tomar un café donde me lo tomaba siempre, por ejemplo. Fue superilusionante porque había llegado a un momento en el no quería hacer nada en la vida.

—Da la sensación de que renunciaste a todo por tu pareja.

—Puede. Pero no quiero pensar que fue así. El problema es todo lo que no ví. Muchos amigos me dicen: “Almu, pareces otra”. Ahora me proponen planes como ir a un restaurante de comida árabe o turca y me apunto a todo. Antes iba haciendo cada vez menos cosas.

La fábula de la gallina

—Después de un año tan difícil, ¿cómo ves el volver a enamorarte?

—Bien, pero con calma. Creo que ahora voy a entender las relaciones de otra manera. Y no me refiero solamente a lo de priorizarme. He aprendido que hay una gran diferencia entre el sacrificio y el esfuerzo. Hay una fábula que dice que una gallina y un cerdo hablan de abrir un restaurante y hacer huevos con beicon. La gallina propone que ella pondrá los huevos y el cerdo, el beicon. Pero él no se da cuenta de que la gallina seguirá con su vida normal y que él será el sacrificado. Lo que yo no voy a hacer es sacrificarme de nuevo.

“Lo que le pido ahora a una pareja es que, si un día me confundo porque me he organizado mal, lo vea como algo anecdótico y nos podamos reír de eso. Solo pido no vivir en tensión”

—¿Qué le pides ahora a una relación?

—Transparencia y comunicación. Yo lo que noto ahora es que, si estoy mal, lo digo. No me lo trago, ni lo evito. Tampoco necesito del otro. Me sorprende que se anticipen a mis deseos, que me priorizen en algún momento, sentir que la persona me ayuda de repente en mi caos estructural y que no lo vea como un favor, sino como un acto de amor y que, si un día me confundo porque me he organizado mal, lo vea como algo anecdótico y nos podamos reír de eso. Solo pido no vivir en tensión. Necesito seguir estando relajada y ser como yo soy.

—Últimamente se te ha fotografiado con el exfutbolista y agente deportivo Gerardo Berodia. ¿Es la persona que te está ayudando a superar el pasado?

—Él y muchas otras. He encontrado a gente con la que me he podido mostrar como soy y me importa invertir el tiempo en ellas.

“Recuerdo el día que, estando tumbada y mirando al techo, me dije: ‘Hoy puedo decidir lo que quiero hacer”
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‘Aunque estamos hablando de una relación personal, en mí había mucho amor también por mi carrera deportiva. La priorizaba. Y creo que con mi relación pasó lo mismo. Es verdad que me desarrollé como actriz y escritora, pero mi ser iba desapareciendo’, confiesa la vitoriana, que, en la actualidad, se encuentra de gira con la obra de teatro ‘Ladies Football Club’, a las órdenes de Sergio Peris Mencheta

 —También te habrás alejado de personas a raíz de tu separación, ¿no?

—Me ha resultado muy doloroso tener que desprenderme de algunos amigos, pero son los daños colaterales de cualquier ruptura. También las reacciones de algunos de ellos me han hecho mucho daño y me provocaron mucho dolor. El tiempo dirá si tiene solución, pero ahora necesitaba a mi lado gente leal y fiel.

“Ahora me proponen planes como ir a restaurantes de comida árabe o turca y me apunto a todo. Antes iba haciendo cada vez menos cosas”

—Con la mano en el corazón, Almudena, ¿se puede decir que lo tuyo con Gerardo va más allá de una relación de amistad?

—Me cuesta mucho decir que ya tengo una relación porque, en estos momentos, estoy colocando mi vida y colocándome en el mapa. De hecho acabo de adquirir un terreno en Vitoria. Necesito un lugar de pertenencia porque, desde los catorce años, he ido de un lugar a otro y, cuando todo esto saltó, tuve la sensación de que no pertenecía a ningún sitio. Así que primero quiero asentarme, aunque sea provisionalmente. Soy consciente de que tengo que vivir y trabajar en Madrid, pero voy a crear mi hogar en mi tierra natal.

—Hace nada volviste a Pasapalabra, concurso en el que te enamoraste de Christian. ¿Qué sentiste cuando te invitaron?

—Llevaban mucho tiempo pidiéndome que fuera y, después de mucho pensarlo, terminé dándome cuenta de que necesitaba recuperar espacios que me podían pertenecer. A mí los que me habían llamado en agosto de 2007 fueron las personas de producción y por el hecho de ser Almudena Cid, así que me dije “Voy a volver” y volví.

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FOTOS: LUIS SPINOLA

REALIZACIÓN: MARÍA PARRA

ESTILISMO: JULIA SANCHÍS

ASISTENTE DE PRODUCCIÓN: MARÍA LÓPEZ REY

ASISTENTE DE ESTILISMO: PILAR GARCÍA

ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: MARIO VAL

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: PATRIZIO NICOLAI PARA I.C.O.N.

VÍDEO: VITA SAN PEDRO

LOOK 1: MONO ROJO, DE ZARA. ANILLOS Y PULSERA, DE ALHAJA

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