Tampoco ha sido un año fácil para Kim y Kanye. La más famosa de las hermanas empezó 2020 centrada en sus proyectos empresariales, en su objetivo de perder 8 kilos antes de los 40 y en conseguir su título como abogada en 2022. Sin embargo, tras varios meses de confinamiento, en verano las cosas se torcieron en su casa y el rapero tuvo un brote de la enfermedad que sufre, trastorno bipolar.
Tras unas polémicas delcaraciones en el primer acto de su campaña electoral para la Casa Blanca, publicó una serie de críticas muy duras y agresivas hacia su mujer y su suegra, Kris Jenner. "He estado tratando de divorciarme desde que Kim se reunió con Meek Mill en el Warldolf para hablar de las reformas en prisión", escribió West en unos de los post que suscitó el asombro de sus seguidores.
Aseguraba también que habían intentado ingresarle en un hospital contra su voluntad, pero solo unas horas después eran eliminados. Según informaban algunos tabloides en el momento, estaban haciendo vidas separadas. Él se refugió en el rancho que tienen en Wyoming, mientras ella seguía en Los Ángeles.
Según publicaba la revista People, Kim Kardashian había suplicado a su marido que abandonara la campaña presidencial y que se concentrara en su salud mental: "Ha intentado ayudar a Kanye, mantenerle calmado y evitar que tenga crisis en público. La familia cree que está sufriendo un episodio bipolar". Finalmente, tras un viaje de la empresaria hasta el rancho de Wyoming para intentar arreglar las brechas que habían surgido entre ellos, consiguieron encontrar un punto en común y trabajar en su relación.
Desde allí viajaron juntos y con sus cuatro hijos, al Caribe, donde también estuvieron acompañados por Rich Wilkerson Jr, el pastor que les casó hace seis años en Florencia (Italia). "Es amigo de la familia. Kim espera que pueda ayudar a Kanye", publicaba en exclusiva The Sun