Torreznos de Soria, las joyas gastronómicas que han conquistado a los Reyes

Crujientes por fuera y jugosos por dentro, un delicioso bocado para volverse loco

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Los torreznos son uno de esos placeres inconfesables. Son nuestro ‘crush’ -como dicen ahora los adolescentes- y parece que también lo es de nuestros Reyes, don Felipe y doña Leticia, que han sido agasajados con este delicioso manjar en su visita a Soria. Ya conocíamos la pasión de don Felipe por este plato tan castellano que formó parte de los aperitivos de su pasado cumpleaños pero, ¿qué tiene de especial este trozo de panceta adobada y frita? Pues mucho y además de contártelo vamos a explicarte cómo freírlos en casa como sólo lo hacen los sorianos. ¡Ojo! Tiene mucha más miga de la que parece, pero si sigues estos consejos conseguirás unos torreznos increíbles.

Lo primero es hablar de la materia prima, lo más importante si cabe. Como nos cuentan en la Asociación de Fabricantes de Torreznos de Soria (si, con asociación y todo, que estos no son torreznos cualquiera) la panceta no se cura ni se adoba igual en todos los lugares de España, esta panceta se selecciona cuidadosamente y se adoba básicamente con sal y pimentón consiguiendo un equilibrio fantástico. Por supuesto, tampoco se fríe de la misma manera. Por eso y para evitar las falsificaciones de estas joyas gastronómicas, proteger su identidad y garantizar al consumidor que lo que se está comiendo es un torrezno de Soria auténtico, se creó la Marca de Garantía “Torrezno de Soria” que certifica precisamente eso. Algo tienen que tener porque sólo en 2019 se han vendido 1.546.548,15 kilos de torreznos sorianos.

Y, ¿por qué nos encantan los torreznos, y más los de Soria?

Ese trozo de panceta crujiente, dorada por fuera y jugosa y magra por dentro es una auténtica delicia. El contraste de texturas es fantástico y su sabor…de esos que te ponen los ojos en blanco. Eso sí, alguna pega tienen que tener, y es que son una bomba calórica pero, con lo que hemos pasado estos meses… ¿a quién le importa?

Desde hace ya algunos años, los torreznos son el aperitivo estrella de algunas de las tascas más ilustradas y de muchos restaurantes de moda pero no te va a hacer falta salir de casa para pegarte un buen homenaje, entremos en faena:

  1. Lo primero que debes hacer es conseguir una buena materia prima. En casi cualquier supermercado o vía Internet puedes hacerte con unas buenas piezas de panceta curada.
  2. Dejar orear la pieza de torrezno durante 1 día en la nevera para que la piel se seque. Es muy importante que la piel de la panceta esté bien seca, de esta forma la corteza suflará al freír y quedará mucho más crujiente.
  3. Cubre el fondo de una sartén amplia con aceite de oliva y ponla a fuego bajo. (si tienes vitrocerámica, de 0 a 6 ponlo en el 2; si utilizas gas, ponlo en posición mínimo)
  4. Mientras se calienta el aceite, corta la panceta en lonchas de 1,5 centímetros y colócalas en la sartén con la piel hacia abajo.
  5. Cocina la panceta despacito y evitando que los torreznos se caigan hasta que en la piel vayan apareciendo las clásicas burbujitas al freírse. Depende de tu fuego puede durar más o menos pero quizá en 20-30 minutos lo consigas.
  6. Cuando la piel haya suflado sube el fuego a tope y tumba los torreznos para que se frían bien. Cocina unos 10 minutos por cada lado y listo.
  7. Déjalos escurrir sobre papel absorbente mientras se templan para luego cortarlos en tacos de un bocado. Ahora cierra los ojos, introdúcelo en la boca y disfruta.

Versión para horno

  1. En el horno, las lonchas de panceta se colocan con la corteza hacia arriba.
  2. Se calienta el horno a 250 grados con las resistencias inferior y superior, incluso, si tiene, con el grill.
  3. Vigilaremos que no se caigan las lonchas. Aproximadamente, a los 10 minutos comenzarán a salir las burbujas en la corteza.
  4. Una vez observado que en todas las lonchas han subido las burbujas de la corteza, se sacan del horno y se fríen en sartén, con abundante aceite, hasta que queden los torreznos bien fritos y a su gusto.