"No quedan días de verano", cantaba Amaral. Cuando caen las hojas aparece la nostalgia y tendemos a pensar que "cualquier tiempo pasado fue mejor". El estrés de la vuelta a la rutina no siempre ayuda (aunque traiga consigo un orden muchas veces necesario) y ese cúmulo de nuevas sensaciones que surgen al dejar atrás el periodo estival es lo que muchos llaman astenia otoñal.
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La que se da en primavera es más conocida, pero ¿sabías que en octubre también puedes sufrirla? Catalina Hoffmann es experta en estimulación cognitiva y entrenamiento cerebral con más de 20 años de experiencia. Es la creadora del Método Neurofitness®️, ha escrito más de 10 libros y ejerce una importante labor como ponente internacional, divulgadora y compositora de música binaural. Para la experta, es bastante frecuente que los cambios de estación lleven implícito un cambio de emoción. "Todo depende de la sensibilidad de cada persona a los cambios meteorológicos", dice Catalina. Habla de la llamada meteorosensiblidad y nos cuenta que también influyen las circunstancias y los hábitos que tengamos.
Así cambian en otoño tus emociones
"Con la llegada del otoño, son varios los factores que pueden afectar a nuestro estado de ánimo", dice la experta. Los dos más importantes son, a su juicio, el estrés de la vuelta a la rutina y el descenso de las horas de luz. "Si no tenemos las herramientas adecuadas, ese agobio puede ser difícil de gestionar", añade Catalina. De hecho, hay quienes sufren lo que se ha denominado Trastorno Afectivo Emocional.
Catalina nos ha explicado que es un tipo de trastorno que se relaciona con la depresión y que se suele dar en otoño e invierno. Nos cuenta que se produce cuando nuestro organismo no es capaz de adaptarse a los cambios que se producen en el organismo por la falta de luz. "Las personas que lo sufren suelen tener bajo estado de ánimo, cansancio extremo, dificultad para concentrarse, alteraciones en el sueño y el apetito, pensamientos negativos recurrentes y aislamiento social", comenta.
Precisamente ese último punto, el de la soledad, es uno de los que marcan la diferencia. Porque aunque hasta ahora hayamos hablado de los rasgos generales que hacen que el otoño a muchas personas se les haga cuesta arriba, también puede ocurrir lo contrario.
Por qué el otoño te puede gustar
El otoño simboliza, de forma inconsciente, en palabras de Catalina, "un cierre de ciclo". "Las hojas caen, la temperatura baja… es como si la naturaleza y nuestro entorno se apagasen y eso nos lleva a tener un sentimiento de nostalgia de los días pasados, en los que todo estaba "vivo". "A esto hay que sumar que la llegada del otoño nos hace ser más conscientes de que el nuevo año está cerca y supone, al mismo tiempo, el inicio del curso", recuerda la experta. "Estos momentos de cierre y de comienzo nos hacen plantearnos qué hemos hecho en el pasado reciente y cómo queremos que sea el futuro inmediato".
Hay a quienes les gusta esa sensación y disfrutan haciendo balance. Preparándose para lo que está por venir y poniendo fin a lo que no aporta ni es importante. Según Catalina, se debe a que todos somos diferentes y a que nuestro carácter prevalece, incluso, sobre cuestiones fisiológicas. Así que también hay motivos para vencer la astenia otoñal y poner tu cerebro a prueba. Motivos para enamorarte del otoño si nunca lo has hecho antes. ¿Qué otros rasgos son característicos de las personas que saben disfrutar del otoño?
- Disfrutan más de la soledad o de tomar un café con pocos amigos que en grandes fiestas multitudinarias y la llegada del otoño hace que el tipo de ocio que disfrutan sea más habitual.
- Lidian realmente mal con el calor y para las que esta bajada de las temperaturas supone un auténtico alivio.
- Asocian el otoño con experiencias positivas: paseos tranquilos por el campo, recuperar los planes de peli y manta, etc.
- Disfrutan de la introspección y la nostalgia que el otoño despierta.
- Tienen buenas herramientas para lidiar con la negatividad, las alteraciones del sueño o el estrés.
Este último punto es interesante porque, tengas el carácter que tengas, a tu cerebro le afecta la reducción de horas de luz. Como sabes, la luz solar estimula la producción de serotonina, que un neurotransmisor clave para regular aspectos como el estado de ánimo, el sueño y el apetito. Por lo tanto, al recibir menos luz solar, la producción de este neurotransmisor se ve afectada y nos puede costar más estar animados. "Además, podemos sentir más somnolencia, ya que la oscuridad favorece la producción de melatonina", afirma Catalina. Y nos dice que esto significa que nuestro cerebro empezará a producir esta hormona en mayor cantidad y desde horas más tempranas, salvo que nuestros hábitos inhiban esa producción (con pantallas de luz azul, por ejemplo).
Peor descanso, irascibilidad y soluciones de la neurociencia
La reducción de horas de luz no solo afecta al descanso, sino que, como confirma Catalina porque muchos estudios lo han constatado, puede influir en el estrés, la negatividad y la impulsividad. "Una menor cantidad de luz nos lleva a producir menos serotonina y más melatonina, lo que nos hace estar más cansados y hace que tengamos menos ganas de socializar", explica Catalina, quien además nos ha brindado una serie de herramientas basadas en la neurociencia que nos pueden ayudar a mantener en otoño el equilibrio emocional incluso si esta no es nuestra estación del año favorita.
- Pasear: algo tan simple como dar un paseo al aire libre todos los días, es algo que ayuda más de lo que podemos pensar en un inicio. No solo porque nos estaremos exponiendo a la luz solar, sino también porque la actividad física estimula la producción de dopamina.
- Hacer ejercicio físico de forma regular: también nos va a ayudar muchísimo. También es aconsejable cuidar nuestra alimentación, bebiendo suficiente agua y consumiendo alimentos naturales y nutritivos.
- Tener una buena rutina de sueño y evitar pantallas dos horas antes de dormir: será de gran ayuda. También ayuda mucho en el descanso escuchar música que nos ayude en este proceso, como la que yo tengo en mi perfil de Spotify y que he compuesto específicamente para guiar y acompañar al cerebro en ese camino hacia un buen sueño.
- Incluir el hábito de meditar: también es muy beneficioso y contribuirá a mantener controlado el estrés, trabajar la autoconciencia y mejorar el descanso: eso sí, si vamos a empezar a poner en práctica ese hábito, tenemos que hacerlo de manera progresiva, comenzando con meditaciones breves (de unos 5 minutos) e incrementando el tiempo de forma paulatina.
Hay muchas herramientas y mindsets que te pueden ayudar a sentirte bien en otoño aunque a tu cerebro y a todo tu organismo les cueste adaptarse al cambio. ¡Qué alentador saber que la fisiología y el entorno no tienen tanta fuerza como nuestra mente! Lo que creas lo creas. Crea un otoño a tu manera.