¿Sufrir por amor? Una experta nos da las claves para detectar las banderas rojas en una relación

Es importante saber detectar si estás en una relación que te causa dolor, si existe la manipulación emocional o si te sientes atrapada en una relación que no funciona

por Pilar Hernán
pareja tensa en el sofá

Tal vez te encuentras en alguna de estas situaciones y, lo que es peor, tal vez te sientes mal por ello: estás en una relación que te hace sufrir, te sientes atrapada en una relación que no funciona, tus amigas o amigos ya no saben cómo decirte que ahí no es... Todo eso te lleva, incluso, a sufrir por amor. Y sufrimiento y amor deberían ser dos conceptos incompatibles. De todo ello nos habla Eva Campos, psicóloga experta en parejas y sexualidad, en su libro Y te doy mi corazón. Manual para identificar banderas rojas y sobrevivir a ellas para ayudarnos a despertar, ser conscientes y liberarnos de ese amor que duele hasta reventar y que no debería hacerlo. Porque no, el amor no duele. Una oportunidad para descubrir si estás viviendo una relación de no-amor, si te están manipulando o si has cruzado -o estás a punto de hacerlo- la línea del maltrato emocional. Sobre todo ello hemos hablado con la autora. 

Lee también: Las creencias erróneas sobre el amor que pueden hacerte mucho daño

Sufrir por amor... parecen emociones contradictorias, ¿no cree?

Totalmente. De hecho, si todo el mundo quiere amor, ¡es porque es maravilloso! Pero nos han vendido tanto el dramatismo romántico que muchas veces hemos normalizado que el amor conlleva sufrimiento, pero nada más lejos de la realidad.

El amor, de hecho, no debería doler, pero a veces lo hace... ¿qué opina al respecto?

Que el amor conlleva, en esencia, bienestar. Una cosa es que sucedan cosas puntuales que puedan doler, y otra es que nuestra relación nos duela por definición. En la vida pasan cosas que duelen y esas no se pueden evitar, pero sí usarlas para hacer crecer la relación, o hay cosas que hace la otra persona que nos duelen y que, con respeto y comunicación, podemos llegar a acuerdos, pero si la relación duele más que te hace sentir bien, si no hay voluntad de mejora de la relación o si el dolor se minimiza, lo siento, pero no hay amor.

¿Por qué se llega a ese punto entonces?

Hay muchas razones, pero creo que una de las más básicas es que no se nos enseña que el amor no es un sentimiento, sino un tipo de relación que conlleva, entre otras cosas, comunicación, libertad, honestidad, respeto, bienestar y, sobre todo, cuidado de la otra persona, pero también de ti mismo. Si le sumamos las ideas equivocadas, como “quien bien te quiere te hará llorar” o el romanticismo malentendido de “por amor todo se puede”, por poner sólo unos ejemplos, tenemos el caldo de cultivo para vivir relaciones disfuncionales una y otra vez.

Lee también: Consejos que te ayudarán a conseguir una relación de pareja sana

Habla de banderas rojas, que deberían darnos la pista de que algo no funciona, ¿cuáles piensa que son las más habituales?

Hay muchas que, como sociedad, se han normalizado pero que no deberían serlo. Por ejemplo, los celos, el control (¿con quién hablas?), los pequeños castigos como dejar de hablar a la pareja porque ha hecho algo con lo que no estamos de acuerdo (aunque no se debe confundir con alejarse para bajar el nivel de enfado y poder ser adultos funcionales que hablan las cosas desde la calma y no en caliente), las manipulaciones emocionales del tipo “si me quieres harías…” Pero hay una básica que se nos olvida y que empieza y termina en uno mismo; no poder ser yo en una relación. Si tú no puedes tener opiniones, tomar decisiones, vestir como quieres, mantener a tus amigos, etcétera en una relación, es que esa relación no es para ti.

¿Por qué nos cuesta tanto reconocerlas, nos faltan estrategias para conseguirlo?

Hay tres motivos fundamentales. Uno tiene que ver con lo que se ha venido a llamar ‘el síndrome de la rana hervida’ que, en resumen, dice que las cosas son tan sutiles y tan lentas al principio que no te das cuenta y, pasado un tiempo, ya estás tan sometida y has normalizado tantas cosas que te hacen mal que no eres capaz de darte cuenta. De ahí la importancia del ‘amiga, date cuenta’, porque mucha gente ve lo que tú no ves. Otra es el aprendizaje social que hacemos sobre el amor, la importancia de tener pareja, esas creencias de las que hablábamos antes de que sufrir por amor es el mayor acto de amor (si alguien te ama, no te hace sufrir). Y una tercera que tiene que ver con nosotros mismos, nuestros miedos (por ejemplo, el miedo a envejecer solos) o las necesidades inherentes al ser humano, como puede ser la de reconocimiento (si yo consigo que este ‘salvaje’ pase por el aro, me van a reconocer un valor).

Lee también: 5 consejos para gestionar el miedo a la soledad después de una ruptura de pareja

¿Qué motivos cree que nos llevan a permanecer en relaciones que no nos hacen bien?

Hay muchísimos motivos, y de ahí la importancia de que pasemos por terapia para descubrirlos cuando nos damos cuenta de que tenemos una mala relación o que la pauta de nuestras relaciones es tóxica. Puede ser desde esas necesidades humanas que creemos satisfacer con sólo el hecho de que tengamos pareja, aunque esta sea tóxica, a una falta de autoestima que te hace creer que nadie te amará, que esa sea la forma de amor que has visto en tu familia y por tanto así te relaciones, pero también puede ser que te convenga, aunque no lo sepas de forma consciente, por ejemplo, para que tu familia deje de llamarte 'solterona'. Cada persona es un mundo y, por tanto, es necesario que descubra sus motivos para poder empezar a generar relaciones sanas.

Pese a todo, como decíamos, a veces el amor duele, ¿es difícil llegar a sanar esa herida?

No es difícil en el sentido de que siempre hay una vía para sanarla, pero hay que querer hacerlo. Echar la culpa a la otra persona y meter el dolor generado bajo la alfombra sólo va a conseguir que se vuelvan a genera relaciones disfuncionales. Yo siempre digo, y esto es también experiencia propia, que un lobo entró y me atacó, y esa es su responsabilidad, pero si pudo entrar es porque había un hueco para que entrara a engullirme. Mi responsabilidad es encontrar ese hueco y taparlo, y así la herida sanará, pero también me va a garantizar que no venga otro lobo a morderme. ¿Es algo que se consigue en dos días? No, ni mucho menos, pero se consigue. Y te sientes tan plena y tan en paz cuando lo haces que es entonces cuando te das cuenta de que ha merecido la pena el esfuerzo para sanarla e, incluso, das gracias al lobo por el mordisco porque ahora lo ves como un diminuto cachorrito.

Lee también: ¿Necesitas sanar tus heridas? Estos tres pasos son necesarios para conseguirlo

El objetivo, claro está, debería ser conseguir un amor sano, ¿no es así?

¡Exacto! Y, en el amor sano, también hay cabida para crisis, para desacuerdos e incluso discusiones, pero son situaciones que, con respeto, libertad, valentía, compañerismo y cuidado, se pueden remontar, desde la alegría que te genera que la otra persona esté bien, pero tú también. Además, hay que tener en consideración una cosa importante: las relaciones se construyen. Eso nos obliga a ser parte activa en la relación, a hacer cosas para sentirnos y hacer sentir cómodos en ese mundito que creamos con la otra persona, a expresar lo que sí y lo que no. A, en esencia, ser nosotros mismos y estar dispuestos a aceptar a otra persona tal y como es. Es un trabajo en conjunto, y no todo el mundo está dispuesto a trabajar.  

Lee también: Cuando la rutina es la causa de una crisis de pareja, ¿qué podemos hacer?

¿Piensa que solemos tropezar dos veces (o más) con la misma piedra en los que se refiere a las relaciones amorosas?

Si no tapas la zona por la que se te cuela el lobo, vas a tener no dos, sino infinidad de lobos que van a entrar a morderte. Tenemos que empezar a saber pasar los duelos de las relaciones para evitar tropezar con las mismas piedras, siendo conscientes de qué hemos vivido, cómo lo hemos vivido, por qué lo hemos vivido y para qué lo hemos vivido. Sin un ejercicio consciente de aprendizaje sobre lo que yo quiero en una relación y qué es en verdad el amor, vamos a darnos de bruces mil veces. Pero mucha gente encadena relaciones por el miedo a la soledad, a que su valía no sea suficiente para que la amen, e incluso al qué dirán. No, deberíamos aprender a tener tiempos de soledad como vía de aprendizaje después de las relaciones que nos han dañado.

¿A quién va dirigido especialmente su libro?

A todas esas personas que sienten que su relación está fallando de alguna manera, a aquellas personas que no entienden por qué todas sus relaciones fallan o les hacen daño, a esas personas que ya han identificado que su relación es disfuncional pero no saben exactamente qué hace que lo sea, a aquéllas que quieren aprender a tener una relación sana, pero también a esas amigas que te ven sufrir por amor y no saben cómo explicarte ya que tienes que huir de esa relación y que necesitan que tú leas que lo que estás viviendo no es amor. En realidad, he escrito un manual para que aprendamos a ver banderas rojas y que el lobo no se nos cuele, pero también para que seamos capaces de vernos a nosotras mismas dentro de una relación y saber qué es el no-amor. He escrito un libro que, sinceramente, creo que todo el mundo que le interese ser feliz en una relación debería leer, pues da varias dosis de realismo a los cuentos que nos contamos.