La acelga es una de las verduras más antiguas cultivadas en el planeta. Con origen en Asia, se sabe que civilizaciones como la griega o la romana ya las consumían y valoraban, tanto por su sabor como por sus propiedades medicinales.
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Afortunadamente, hoy día continúa siendo verdura habitual de los mercados cuando llegan los meses más fríos del año. Por un lado, se trata de un alimento muy interesante a nivel nutricional: constituye un excelente aporte de fibra soluble, es fuente de vitaminas y minerales como hierro, magnesio o potasio y, además, presenta un bajo aporte calórico (tan solo unas 40 calorías por cada 100 gramos, ya cocida).
Pero es que, además, su versatilidad culinaria es amplísima. Un poco más abajo nos centraremos en este aspecto. Pero vamos primero con algunos consejos y recomendaciones a tener en cuenta para sacar todo el partido posible a esta verdura de temporada:
CÓMO RECONOCER LAS MEJORES ACELGAS EN EL MERCADO
- Busca que tengan hojas firmes, de color verde intenso y sin manchas amarillas.
- Los tallos deben ser crujientes, sin zonas blandas.
- Evita los manojos excesivamente húmedos, porque suelen estropearse antes.
- Recuerda que, cuanto más frescas, más aromáticas y menos amargas serán.
QUÉ TIPOS DE ACELGA SON LOS MÁS COMUNES
- El tipo más común es la acelga de penca blanca (hojas verde y tallo blanco) y también va ganado popularidad la acelga roja o arcoíris (Swiss chard). Esta última presenta pencas y nervaduras en tonos rojos, rosados, naranjas o amarillos y un sabor más terroso e intenso.
- También encontramos la acelga baby, más tierna y menos amarga, ideal para comer cruda.
CÓMO GUARDARLAS EN CASA
- Envuelve las hojas sin lavar en papel de cocina para controlar la humedad y mételas dentro de una bolsa perforada o medio abierta en el cajón de las verduras.
- Es importante no lavarlas hasta el momento de consumo, ya que la humedad acelera su deterioro.
- Tardan un par de días en perder firmeza, así que no tardes en consumirlas. Si ves que se van a echar a perder, puedes escaldarlas y congelarlas.
CÓMO LIMPIARLAS CORRECTAMENTE
- Separa hojas y pencas, ya que suelen requerir atenciones distintas. Lava cada parte bajo agua fría, frotando cuidadosamente para eliminar la tierra que se acumula en la base.
- Si las pencas son gruesas, retira los hilos laterales con un cuchillo.
- Escúrrelas bien antes de cocinar para evitar exceso de agua en los platos.
LAS TÉCNICAS DE COCINADO MÁS ADECUADAS
- La acelga soporta muy bien el salteado rápido, el vapor y el hervido ligero, que suaviza su amargor.
- También funciona en guisos, tortillas, pastas, arroces, cremas y gratinados.
- Las pencas pueden cocinarse aparte (sin las hojas) y prepararse rebozadas o gratinadas.
- En general, es importante evitar cocciones demasiado largas para no perder textura ni nutrientes.
INGREDIENTES CON LOS QUE COMBINAN MEJOR
- Las acelgas con patatas son un gran tándem gastro. También van muy bien con huevos, con legumbres. El queso fresco, los frutos secos como las nueces, y frutas desecadas como las pasas, son igualmente buenos ‘compañeros de viaje’.
- En platos más contundentes combinan bien con bechamel, jamón, panceta, setas...
- Para matizar su amargor, funcionan bien en contraste con sabores ácidos (cítricos, vinagre...) o dulces (calabaza, cebolla caramelizada...).
- El aceite de oliva y las especias suaves con también sus ‘aliadas’.
Como vemos, las opciones a la hora de incluir las acelgas en tus menús de otoño e invierno son prácticamente infinitivas. Aquí te dábamos hasta 28 EJEMPLOS DE RECETAS CON ACELGAS por si estás buscando inspiración.
