Así se hacen los cafés más famosos del mundo

Vienés, irlandés o el mítico y delicioso ‘capuccino’; todos tienen su origen, su razón de ser y su receta clásica de dos o tres pasos que tú puedes replicar en casa

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En España, por lo general (o eso dicen quienes entienden de esto), el café es bastante mejorable. Aún a pesar de ser de los países a los que les gusta el café fuerte, bien cargado, aún estamos a años luz de Italia, por ejemplo, donde el café, además de bueno, es santa institución. Pero, las comparaciones, son odiosas, sin duda; por eso, en vez de comparar nuestro café más dulce -sí, hablemos un rato del café bombón-, vamos a unir fuerzas para contaros cuáles son los cafés más famosos del mundo y qué se esconde detrás de cada uno de ellos.

Porque no paramos de leer, ver y oír sobre el café vienés, el café irlandés, el café ruso o el ‘demasiado aguado’ café americano, te vamos a enseñar cómo se hace cada uno de ellos en casa y qué debes esperar si lo pides en alguna cafetería de tu ciudad. Y además, si te pones esta guía en la nevera de tu cocina, con tan solo ver el dibujo, recordarás qué ingredientes necesitas.

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Café americano

El café americano es un expreso largo que, para la mayoría, tiene demasiada agua. Nada tiene que ver con ese café de filtro que vemos en las películas norteamericanas, cuando los camareros llegan a las mesas para rellenar todas las tazas, una vez tras otra. En realidad, tiene su origen en la Segunda Guerra Mundial cuando, según dicen, los soldados de Estados Unidos buscaban una alternativa al típico café italiano, que les resultaba demasiado fuerte. La idea fue utilizar sus propios expresos y añadirle más agua, para llegar a un sabor más parecido al que conseguimos con una cafetera de filtro.

Por eso, es un café más grande, casi siempre con demasiado dulce (lo de echarle azúcar a todo es uno de sus grandes problemas) y con menor cafeína, ya que se hace utilizando vapor en lugar de agua. Si quieres hacerlo en casa, anota:

  • Ingredientes: 4 cucharadas de café molido por cada litro de agua y azúcar a discreción.
  • Elaboración: pon el agua junto al café en una olla o cafetera, deja que hierva y remueve con una cuchara, dejando que se haga a fuego lento durante unos minutos. Filtra y listo.

Capuccino

Y ya que hemos viajado a Italia, vamos a quedarnos para contaros el origen del capuccino, que hace las delicias de casi todos. Capuccino significa capucha y se asocia al hábito que utilizan los monjes, precisamente, capuchinos, que comenzaron el movimiento reformista de la religión, con trabajo duro y vida modesta y que, sin duda, inspiró a los creadores de este delicioso café.

Sus primeras referencias las encontramos, sin embargo, de un escritor francés en los años 30, en unos documentos en Venecia que, en realidad, se referían a él por su traducción al alemán: kapuziner. Si quieres recrearlo en casa, anota: 

  • Ingredientes: 1 taza de cafés expreso negro (azucarado o no), 1 taza de leche (a poder ser entera, para darle cuerpo), un poco de cacao en polvo y una pizca de canela.
  • Elaboración: el café lo preparas a tu gusto y, lo importante aquí, es el trabajo que haces con la leche. Para conseguir esa espuma de la taza, lo más fácil es que introduzcas la leche en un bote con tapa, bien hermético, lo agites con fuerza durante un minuto y ya lo tienes listo. También lo puedes hacer con una batidora. Después, calientala en el microondas para que la espuma se compacte. Ponla encima del café y espolvorea un poco de cacao en polvo y, si te gusta, un pellizco de canela.

Café vienés

El café vienés es una combinación deliciosa de café no demasiado fuerte, azúcar y nata montada o semimontada. Su historia se remonta a la Viena de 1683, asediada por el ejército turco. Cuenta la leyenda que las tropas cristianas, apoyadas por Alemania y Polonia, consiguieron vencer al gran ejército otomano liberando la capital austriaca que se retiró de sus calles a toda prisa y sin orden alguno. Además de una gran cantidad de oro, dejaron muchos sacos de café, hasta entonces, desconocidos para los vieneses. Uno de los oficiales polacos, Jerzy Franciszek Kulczycky, tuvo la suerte de recibir estos sacos como regalo del rey y fundó, con ellos, la que dicen fue la primera cafetería de europa: Zur Blauen Flasche (La Botella Azul).

En los muchos experimentos que llevó a cabo, decidió añadirle azúcar y un poco de nata semimontada para corregirse ese amargor del que algunos de sus clientes se quejaban. Así nació ese café vienés que, si lo quieres preparar en casa, anota:

  • Ingredientes: café expreso, azúcar, nata montada o semimontada, cacao en polvo o chocolate en virutas.
  • Elaboración: preparamos el café expreso (doble a poder ser), lo azucaramos al gusto y reservamos. En un vaso siempre de cristal ponemos nata fresca semimontada y, a continuación, con ayuda de una cuchara larga (como las de cóctel) deslizamos el café para que se mezcle suavemente con la nata. Decoramos con un poco de cacao en polvo o chocolate en virutas.

Café árabe

El café árabe es una bebida de café que tradicionalmente se prepara en taza muy pequeña y sin asas, con especias como el azafrán, la canela en rama, el cardamomo y, a veces, unos clavos. Ingredientes que le confieren un sabor especial. Suele tomarse sin leche y sin azúcar, pero sí que se acompaña con diversos dulces a base de dátiles y fruta escarchada. La forma de servirlo es también muy particular y suele servirse en ocasiones especiales. No tiene un origen concreto, salvo que sus raíces se encuentran en la tradición beduina. Ah, no lleva azúcar.

  • Ingredientes: tres tazas de agua, tres cucharadas de cardamomo, dos de café negro y una pizca de azafrán. Si quieres, puedes añadirle una ramita de canela para remover.
  • Elaboración: primero prepara tu café, en una cazuela con agua hirviendo, a fuego lento. Retira cuando haya hervido unos minutos, añade el cardamomo y el azafrán. Cuela y sirve.

Café irlandés

Una copa larga con café, azúcar, crema de leche (o nata) y whiskey. En la proporción exacta y, por lo general, en copa larga. Todo un clásico en la isla irlandesa cuyo origen se sitúa en 1942, de nuevo en plena Segunda Guerra Mundial, cuando un vuelo lleno de norteamericanos aterriza en la base aérea de Foynes, en medio de una tormenta y deciden pedir algo con lo que entrar en calor. Estaban en el restaurante del chef Joe Sheridan y éste decide también animarles con un toque de whiskey irlandés. De ahí, la receta.

  • Ingredientes: 1 taza de café, 25 ml de whiskey irlandés, 200 ml de crema de leche, nata montada para decorar con un poco de canela y azúcar al gusto.
  • Elaboración: prepara el café primero, añade el azúcar y el whiskey. Después, la crema de leche, la nata montada y espolvorea canela molida.

Café ruso

El café ruso suele servirse en copa y, por supuesto, lleva vodka, además de nata y azúcar. Su origen fue más bien espontáneo, cuando el barman de una cafetería, llamado Rafael Timerbaev, respondió con esta receta a un cliente que entró pidiendo una taza de café. La receta no es demasiado antigua, nace a mediados de los años 90, pero es que, en esta década, también se hicieron muchas cosas bien.

  • Ingredientes: ¼ de taza de vodka, 1 taza de café, crema chantilly o nata y azúcar al gusto.
  • Elaboración: aunque puedes prepararlo en frío, la receta más clásica nos obliga hacerlo con un café caliente, al que se le añade después el azúcar al gusto, se disuelve y, por último, el vodka. Para coronarlo utiliza un poco de nata o crema chantilly.

Café galão

Portugal es uno de los países que mejor materia prima tienen en lo relativo al café. El café galão es el típico café con leche del desayuno que tradicionalmente se sirve en un vaso grande de cristal acompañado de una cuchara larga y que está hecho a base de un expreso y leche muy espumada. Lo que le caracteriza es, además de cómo se sirve, su proporción: un cuarto de café por tres de leche. Es decir, un híbrido entre el café con leche nuestro y lo que llamamos café manchado.

  • Ingredientes: ¾ partes de taza de café, ¼ parte de leche, azúcar.
  • Elaboración: pon la leche en una licuadora y bate bien, añade el café y calienta en el microondas. Pon el azúcar que necesites y, sin duda, sírvelo en un vaso de cristal bien largo.

Café bombón

Por último, no vamos a dejar escapar la oportunidad de dejarle hueco a uno de los cafés que más nos gustan en nuestro país y que, aunque no nos acompañe en nuestro día a día, si que disfrutamos pidiéndolo en la sobremesa o merienda de los fines de semana. Como algunos de los que hemos visto, no tiene un origen demasiado exótico -nace en Alicante-, pero su receta merece un aparte, ya que se endulza con leche condensada. Se suele servir en vaso de cristal, para ver la diferencia entre la densidad de este ingrediente y del café.

  • Ingredientes: un café expreso bien hecho y bien cargado con media taza de leche condensada.
  • Elaboración: es fácil, haces primero el café y lo servimos sobre la leche condensada, que es lo primero que ponemos en nuestro vaso de cristal.