© GTres Elisabeth de Bélgica

Descubrimos la historia de la misteriosa tiara de la Princesa Elisabeth de Bélgica

Fue un regalo de cumpleaños

El cumpleaños de la princesa Ingrid Alexandra fue la fiesta real del año. Después de casi tres sin cumbres reales, la realeza europea desempolvó por fin tiaras y trajes y puso rumbo a Oslo para celebrar la vida de la futura reina en una cena de gala fastuosa y señalar de paso el debut de otras dos futuras reinas (juntas) de la misma generación, las princesas Elisabeth y a Amalia.

Las herederas de los belgas y de los países Bajos no fueron tan afortunadas como su amiga con las celebraciones de su mayoría de edad – coincidieron con los años de pandemia-, y para ellas también fue la oportunidad de ponerse de largo, brillar entre reyes y príncipes y unirse al desfile de tiaras con Ingrid como protagonista.

De hecho, de las tres, ella fue la primera en colocarse la diadema para las fotos oficiales. Una preciosa pieza con un recorrido de 122 años, con sus círculos cuajados de diamantes y botones de perlas, que perteneció a su tatarabuela, la Princesa Ingeborg de Suecia ligando pasado, presente y futuro.

La princesa de Orange, gran amante de este tipo de piezas -como ella misma confesó, en una ocasión, “Puedo reconocer todas las tiaras de Europa”- escogió una que también entroncaba con la historia de su país, ligada al reinado de su tatarabuela, a la coronación de su abuela, la ahora princesa Beatriz, y a la boda de sus padres, los reyes Guillermo Alejandro y Máxima, hace veinte años.

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Elisabeth de los belgas, duquesa de Bravante, lució para la ocasión una tiara que no estaba en el cofre belga ni en las quinielas de las favoritas para su debut.

Aunque la campanada la dio Elisabeth de los belgas, duquesa de Bravante con una tiara que no estaba en el cofre belga ni en las quinielas de las favoritas para su debut. Las primeras pistas llegaron un día después de la fiesta de la princesa heredera -las recogemos en el nuevo número de ¡HOLA!, que sale a la venta mañana-. De la mano de russian treasure encontramos la respuesta al misterio. La nueva tiara de Elisabeth es idéntica a la que la baronesa Lady Evelyn Vestey llevó cuando fue presentada en la corte británica, en junio de 1925. De padres inmigrantes noruegos –su madre también se llamaba Mathilde-, fue una empresaria americana y la ejecutiva mejor pagada del mundo a finales del siglo XIX. De hecho, su trabajo la llevó a casarse con William Vestey, quien se convirtió en Lord Vestey, en 2022, en reconocimiento a su gran riqueza y su ayuda para alimentar las tropas durante la guerra. Después de una vida muy próspera, murió en 1941, en Londres, sin descendencia.

Finalmente, ha sido palacio el que confirmó que la diadema perteneció a Lady Vestey. No solo esto, también que fue un regalo de los reyes de los belgas por su 18 cumpleaños, en 2019. En circunstancias normales la duquesa de Bravante ya la habría estrenado, pero con la pandemia de por medio, ha tenido que esperar…. También habrá más tiempo para practicar.

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La diadema fue un regalo de los reyes de los belgas por su 18 cumpleaños, en 2019.

Llevar una diadema no es tan sencillo como parece, también hay que saber ponérsela y mantenerla firme para evitar literalmente los dolores de cabeza. La propia princesa Matilde sabe mucho de ello. El libro Koning Filip, publicado 2013, cuenta que el día de su boda l4 de diciembre de 1999, sufrió muchísimo: el ramo de novia pesaba demasiado, una pedicura fallida y las horquillas de pelo y alfileres que tsujetar la diadema y el velo le duelen hasta sangrar.

Mathilde tiene tanto dolor que tiene muchas más ganas de llorar que de reír, pero nadie se da cuenta.


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