Consciencia de la posesión y las expectativas
"Es frecuente escuchar a personas que te dicen que debes ser feliz porque tienes hijos, tienes un buen trabajo, tienes dinero, tienes gente que te quiere, tienes, tienes, tienes…", cuenta Pilar Guerra. De este modo, la felicidad toma un cariz o matiz de consumismo y esa no es la verdadera felicidad ya que la felicidad es de dentro afuera, no de fuera dentro. La necesidad de tener cosas y personas para ser feliz se apoya en tener que consumir cosas desde fuera y es todo lo contrario, lo óptimo es tener cosas propias, nuestras actitudes y aptitudes, que una vez más nos hagan libres, sin tener que depender de nada o nadie, por encima del consumismo.
"Unido a esto se halla el tema de las expectativas, o sea, que debemos evitar a toda costa. Uno de los pilares básicos de la felicidad es no esperar jamás nada de nadie; no esperar mucho de nosotros mismos; y no esperar que nadie espere de nosotros. Las expectativas hay que mantenerlas a raya dentro del concepto de posesión, porque la felicidad tiene que ver con la triada: necesidades, deseos y expectativas", matiza.
Así, en nuestra lista de necesidades tenemos que ver si éstas se convierten en deseos y si esos deseos se pueden cumplir porque las expectativas son realistas. La expectativa -como esperar el amor de los hijos, la aceptación de los padres o un novio para ser felices-, alcanzable o no, produce en muchas ocasiones frustraciones y una persona frustrada no es feliz. En cuanto a las expectativas con nosotros mismos, tenemos que esperar que vamos a cometer fallos y ser conscientes de que esos fallos son parte integrante de la vida. Hay que mantener a raya también distorsiones como las expectativas sobre la generosidad o el deber. "Debemos tener muchísimo cuidado con las creencias limitantes que, en muchos casos, hemos heredado. Debemos pararlas y reconducirlas bajo nuestro propio criterio para nuestra propia tranquilidad y serenidad", sugiere la psicóloga.
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