Que poner límites de forma asertiva es sano y tiene infinidad de beneficios es, por suerte, algo que tenemos cada vez más claro. Sin embargo, quizá no lo ponemos en práctica tanto como deberíamos porque no nos han contado qué pasa realmente a nivel cerebral cuando conseguimos decir que no a alguien con el fin de cuidar nuestra salud mental ni nos han desvelado a qué tres preguntas tenemos que dar respuesta para tomar decisiones sanas sin complicaciones.
Para ti que te gusta
Lee 5 contenidos gratis al mes con
solo registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
Este contenido es solo para suscriptores
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Hemos hablado con Catalina Hoffmann, experta en estimulación cognitiva y entrenamiento cerebral con más de 20 años de experiencia y creadora del Método Neurofitness y nos ha contado que ocurren fundamentalmente tres cosas.
- Se reduce nuestro estrés ya que, al poner un límite claro, estamos tomando el control y la actividad de nuestra amígdala se reduce, porque ya no sentimos esa amenaza que supone tener miedo constante a no complacer a otros.
- Se activa nuestro sistema de recompensa, que ayuda a reforzar esta conducta y hace que cada vez nos cueste menos poner esos límites de forma asertiva.
- Se genera coherencia interna, porque estamos diciendo lo que sentimos y pensamos. Esta coherencia es fundamental para mejorar nuestra autoestima y favorecer una buena regulación emocional.
El cerebro y la disonancia cognitiva
Llamamos disonancia cognitiva a la incomodidad psicológica que se experimenta al mantener dos ideas contradictorias o cuando nuestras creencias no coinciden con nuestras acciones. Muchas veces ocurre precisamente porque no sabemos poner límites de forma asertiva. Por eso, según Catalina, que además ha escrito más de 10 libros, incluyendo la Trilogía Neurofitness, cuando nos liberamos de ese patrón "nuestros niveles de estrés se reducen, aumenta nuestra autoestima y sentimos un gran alivio al haber entrado en coherencia".
Sin embrago, la experta advierte que "si por escapar entendemos salir huyendo de esa situación, la cosa cambia". "Porque en esas circunstancias sí podemos sentir cierto alivio inmediato, al escapar de un conflicto. Pero estamos viviendo lo que se podría llamar 'pan para hoy y hambre para mañana', porque estamos manteniendo o incluso aumentando esa incoherencia y pueden aparecer emociones muy desagradables, como la culpa o la necesidad de justificar nuestras acciones constantemente".
Límites vs. presión social
A veces no conseguimos poner límites ni romper el patrón de la disonancia cognitiva por miedo al qué dirán. Dice Catalina que "la presión social es una enorme fuente de estrés para nuestro cerebro" y recomienda recordar que "nadie escapa de esa presión, porque somos seres sociales y está en nuestra naturaleza querer formar parte de un grupo y encajar (por eso la marginación siempre duele)".
Nos cuenta que "el problema aparece cuando, en vez de buscar un entorno en el que encajemos, tratamos de encajar nosotros en el entorno, escondiendo o rechazando lo que somos". "Tratar de cumplir expectativas ajenas, especialmente si se enfrentan a nuestra identidad y nuestros valores, hace que estemos en constante estado de alerta y que nuestro cerebro se sienta permanentemente amenazado", revela. "Esto afecta a nuestro bienestar, nuestro descanso y nuestra salud, así que no es algo que debamos tomar a la ligera", agrega.
Las tres preguntas que te ayudan a decidir sin presiones y cuidar tu salud mental
Para Catalina, cuando tengamos un plan y no sepamos decidirnos o creamos que estamos aceptando asistir por presión social, siempre funciona hacerse tres preguntas:
- Si dependiese únicamente de mí ¿iría?
- ¿Este plan me estresa o me produce paz?
- ¿Las personas con las que voy a estar me aportan y me ayudan a ser y sentirme mejor?
"Si la respuesta es "sí" en todos los casos, adelante. Si hay un "no" en alguna de las preguntas, quizá debemos replantearnos el plan o nuestra forma de afrontarlo", dice Catalina. Un método que funciona y que, sin duda, te ayuda a velar por tu calma y bienestar.
