Una despensa bien pensada
Actualmente los hábitos de compra de alimentos han cambiado y prácticamente nadie va a al mercado todos los días. Para dar respuesta a compras más espaciadas hay que concebir una amplia despensa. Un buen hábito es desterrar en lo posible los ultraprocesados y la comida preparada y decantamos cada vez más por productos frescos y a granel.
El nuevo estilo de vida de la sociedad actual tiene que verse reflejado en el diseño de la cocina, un espacio clave para la salud y también para el cuidado del medio ambiente, puesto que aquí se genera una gran cantidad de residuos. “Con la arquitectura saludable y la neuroarquitectura concebimos cocinas más orgánicas, en todos los sentidos. Una cocina donde los alimentos frescos tengan el protagonismo es indispensable para mejorar nuestra salud”.
La arquitectura saludable insta a diseñar cocinas pensando en la salud de las personas y en el entorno. Cocinas para una generación más consciente y comprometida con el medio ambiente. Lo más aconsejable, en lo referido a los alimentos, es comprar cantidades ajustadas a nuestro consumo, hacer cocina de aprovechamiento y congelar para preservar durante más tiempo. Por otra parte, se pueden utilizar los residuos, para, por ejemplo, hacer compost con restos orgánicos como verduras y frutas, posos de café e infusiones, cáscaras de huevo, hojas y podas e incluso cartones y papeles (sin tinta), que servirá para el cuidado de las plantas.
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