MasterChef: el adiós de Jon y el derrumbe emocional de Víctor

Ambos presentaron platos fallidos en la prueba de eliminación y, finalmente, fue el concursante vasco el que tuvo que colgar el delantal.

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Viendo las primeras reacciones ante el veredicto final de jurado, nadie diría que los jueces habían nombrado a Jon como el noveno concursante expulsado de esta sexta edición de MasterChef y que Víctor había conseguido librarse in extremis. Mientras que el vasco lucía una gran sonrisa de aceptación, el catalán rompía en un llanto casi desconsolado. Tras muchos minutos de cocinado, viéndose en la cuerda floja, y con posibilidades serias de abandonar el programa, Víctor se derrumbaba al conocer que finalmente su sueño continuaba, al menos, una semana más.

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Para ninguno de los dos el programa de anoche había sido precisamente un camino de rosas… En la primera prueba, en la que los concursantes debían elaborar un gran plato con el coco como ingrediente protagonista, ni Jon ni Víctor estuvieron a la altura de las exigencias. Fueron sus dos compañeros, Toni y Oxana, quienes más brillaron en esta ocasión: el primero, con un arroz con agua de coco y alga wakame (sí, de nuevo un arroz), y la segunda, con un rico postre que quiso de dedicar, emocionada, a su hija, a quien no ve desde hace un año.

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Los miembros del jurado (exceptuando a Samantha) se pusieron también la chaquetilla de chef para cocinar junto a los aspirantes y sorprenderles con 'platazos' como los Guisantes con carbonara de coco, elaborados por Pepe Rodríguez, o la sorprendente Esfera de coco helado creada por Jordi Cruz, y que dejó a todos con la boca abierta (Edu Soto, invitado de excepción en este arranque del programa, incluido).

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Para el desarrollo de la prueba de exteriores el equipo se trasladó hasta Valencia, en concreto hasta el centro ecuestre ‘Olva Nova’, donde se disputa el ‘Mediterranean Equestrian Tour’, una de las competiciones de hípica internacional más importantes del mundo.

El reto en esta ocasión consistía en cocinar un menú para 50 jinetes diseñado por el chef Manuel Alonso, al frente del restaurante valenciano Casa Manolo (una estrella Michelin). El equipo rojo, formado por Oxana al timón, Dani, Sofía y Ketty debía cocinar un delicado plato de coliflor con pulpo seco y un arroz con costra de presa ibérica, mientras que el equipo azul, con Toni al mando y formado también por Jon, Víctor y Marta, tenía que elaborar una Pescadilla con hervido valenciano y el postre: Hibisco, yogur y nieve de rosas.

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Y, aunque los comensales quedaron “gratamente sorprendidos por el nivel culinario de los concursantes” (en palabras de Samantha), lo cierto es que no todo terminó de funcionar bien en el cocinado. Fue especialmente errática la labor de ambos capitanes, Oxana y Toni.

No obstante, el jurado supo valorar en su justa medida la especial complejidad de las recetas a las que se habían tenido que enfrentar los miembros del equipo rojo y su gran capacidad de trabajo. “Teníais dos elaboraciones de campeonato. Habéis sabido espabilar y habéis currado de lo lindo”, les alababa Pepe. A esas alturas, los miembros del equipo azul ya intuían que la prueba de eliminación estaba cerca para ellos. Y no se engañaban.

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Así las cosas, Marta, Jon, Víctor y Toni entraban de nuevo plató luciendo sus respectivos delantales negros. Lo que no sabían era que la prueba final estaría compuesta en realidad por muchos retos. En primer lugar, deshuesar un pollo sin cortar la piel en 20 minutos; a continuación limpiar y sacar los lomos de un salmón en 15 minutos; en tercer lugar, limpiar y sacar el coral de seis erizos de mar y, por último, limpiar dos espardeñas (también conocidas como pepinos de mar). Un verdadero 'maratón' del que salió mejor parada Marta. La habilidad y rapidez mostrada por la joven estudiante de nutrición le valió librarse directamente de la eliminación.

Para los otros tres concursantes, Toni, Víctor y Jon, quedaba la (complejísima) prueba definitiva: elaborar un gran plato incluyendo todos los ingredientes anteriormente citados. ¿Y cómo integrar pollo, erizos, espardeñas y salmón en una única receta? El prestigioso chef Quique Dacosta (Quique Dacosta Restaurante, tres estrellas Michelin) hacía aparición en plató para demotrar in situ que aquello no era una misión imposible. Una lección magistral de cocina en directo que dejó fascinados a todos los aspirantes, en especial a Ketty (desde la galería, la cubana fue víctima de algo así como un ‘flechazo culinario’ con Dacosta).

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Pero claro, que el reto fuera sencillo para este grandísimo maestro del fogón no significaba, por supuesto, que fuera a serlo para los aspirantes. De hecho, ninguno estuvo a la altura. “Contabais con un joya de ingredientes, queríamos que os luciérais y no lo habéis hecho”, les reprochaban los jueces.

De los tres, solo Toni estuvo algo más acertado, nuevamente con otro arroz. Una receta que le hizo al valenciano ‘salvarse de la quema’ a pesar de las duras palabras que Jordi le dirigió en relación a su (mala) actitud constante frente a las distintas pruebas.

Peor se le dieron las cosas tanto a Víctor como a Jon: sus platos fueron considerados fallidos, según las palabras del jurado. “Los dos habéis hecho dos platos parecidos y ninguno ha sido una buena idea. En ambos casos los productos estaban mal integrados”.

La decisión final no podía retrasarse más: “El aspirante que no continúa en las cocinas de MasterChef es… Jon”.  Sofía, rebautizada como la ‘alcaldesa’, respiraba aliviada. Y llegaba entonces ese pequeño instante de aparentes ‘papeles intercambiados’: mientras el vasco sonreía, el catalán (exhausto tras el estrés vivido durante el reto) se derrumbaba emocionalmente. “La presión de estar en la prueba de eliminación prácticamente en todos los programas pesa mucho”, decía entre lágrimas. “Yo he dejado toda mi vida para ser cocinero, para estar aquí”.

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Mucho más calmado parecía Jon, a pesar de convertirse en el noveno expulsado del talent. Una tranquilidad quizá motivada, de un lado, por haber conseguido limar asperezas con sus compañeros, y de otro, por lo satisfactorio de su paso por el programa. “Me voy a Bilbao con la cabeza muy alta. Satisfecho, muy contento con mis compañeros. Ha sido un placer y un honor, una experiencia brutal y muy satisfactoria”, aseguraba, peleando para no dejar escapar alguna lagrimilla… “Resulta que al final me voy a poner tierno”, bromeaba el vasco antes de colgar definitivamente su delantal.

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