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Eugenia Martínez de Irujo ha vuelto a San Sebastián, una de sus ciudades favoritas, donde ha disfrutado de sus múltiples encantos, especialmente de su afamada gastronomía. Durante su estancia —en la finca familiar del Palacio de Arbaizenea— no ha faltado su habitual visita a Rekondo (Igeldo Pasealekua, 57, Donostia, Gipuzkoa), su restaurante predilecto en la capital donostiarra, tal y como ha confesado en más de una ocasión.
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Ubicado en el monte Igueldo, Rekondo abrió sus puertas en 1964 en un antiguo caserío con vistas privilegiadas a la bahía de La Concha. Comenzó como una sidrería y casa de comidas, y con el tiempo se ha convertido en un templo de la cocina tradicional vasca. A su propuesta culinaria se suma una de las bodegas más espectaculares de España, con más de 4.000 referencias de vinos de todo el mundo. En 2011, la prestigiosa revista Wine Spectator la incluyó entre las cinco mejores bodegas del planeta.
En los fogones está el chef Iñaki Arrieta, autor de platos emblemáticos como el arroz con almejas, el txangurro al horno, los chipirones en su tinta o los lomos de merluza en salsa verde, sin olvidar sus carnes a la parrilla. Todo ello, ideal para acompañar con alguna joya de su extensa carta de vinos.
Eugenia no solo compartió imágenes de su visita en redes sociales; también lo hizo el propio restaurante, que publicó varias fotos junto a la Duquesa de Montoro y un cariñoso mensaje en euskera: “Beti bezela, eskerrik asko Eugenia” (“Como siempre, gracias, Eugenia”). La relación de la aristócrata con la familia Rekondo —Txomin y su hija Lourdes, al frente del negocio— es cercana y entrañable, y cada encuentro en su casa gastronómica es una celebración.
Seguro que, una vez más, Eugenia disfrutó como solo ella sabe de los sabores auténticos de este clásico donostiarra, tan querido por el público local como por quienes visitan la ciudad en busca de buena cocina.
San Sebastián es una ciudad que conquista a quien la visita, y no solo a Eugenia Martínez de Irujo. También ha fascinado a estrellas internacionales como Michael Douglas, que recientemente confesaba su admiración por esta “hermosa ciudad” del País Vasco, como contamos en este artículo de ¡HOLA!. Su encanto marinero, su elegancia arquitectónica y, por supuesto, su excelente gastronomía la convierten en un destino inolvidable.