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Isabel Preysler, abrimos el álbum de sus Navidades más familiares y especiales en ¡HOLA!

Así nos ha contado a lo largo de su vida cómo han sido estas fiestas tan especiales para ella

Estamos ya a las puertas de la Navidad , una época llena de valores y costumbres. Como es tradición que Isabel Preylser comparta con ¡HOLA! los momentos más significativos de estas fechas junto a su familia. Así ha sido a lo largo de más de 40 años.

Ha compartido a corazón abierto sus momentos más importantes y los de sus hijos y los grandes cambios en la familia
©ANTONIO TERRÓN
En la imagen, Isabel Preysler y su hija Tamara, en las Navidades de 2019, con sus mascotas ‘Celine’, ‘Vainilla’ y ‘Jacinta’, en brazos, poco después de que la marquesa de Griñón ganara ‘MasterChef’.

Las Navidades de Isabel siempre son especiales, ya históricas y… llenas de historias, sobre todo. Y a través de ellas, cada año junto al árbol, la hemos visto convertirse en madre de cinco hijos y en la mujer más elegante de nuestro país, un trono que no ha abandonado; disfrutar de sus presentes, recordar siempre a los que fue perdiendo, afrontar los momentos más difíciles y alegrarse cada vez que se ampliaba la familia a medida que sus hijos fueron formando las suyas propias; estrenarse como abuela de Alejandro (el hijo mayor de Chábeli), hace 21 años y sumar, desde entonces —y hasta el momento— siete nietos que arrancan sus sonrisas en cualquier ocasión, incluso cuando no han sido los mejores tiempos. Isabel vive la Navidad con la ilusión de reunir a todos sus hijos alrededor de una mesa a la que no le falta detalle y ver corretear y abrir regalos a los más pequeños, entre los nervios y la emoción. Estas, las de 2023, serán de nuevo distintas por mucho que haya cosas que nunca cambien. Ha pasado ya un año desde su ruptura con Mario Vargas Llosa, que confirmaba en ¡HOLA!, y son las primeras de casada de Tamara. Habrá un comensal más en la mesa, su yerno Íñigo Onieva. La familia crece. Y quién sabe, quizá los Reyes Magos puedan traer a la pareja para el próximo año el que sería, sin duda, su mayor regalo, ser padres.

©Archivo ¡HOLA!
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Arriba, ese mismo año compartieron con ¡HOLA! una de sus recetas favoritas. Sobre estas líneas, otra imagen de la celebración de ese año, cuando Isabel nos mostró su nueva cocina de Porcelanosa

Emocionada y contenta

Hoy, en nuestras páginas, abrimos el álbum de las Navidades más especiales de Isabel, la gran mayoría de la mano de Porcelanosa, firma de la que comenzó siendo embajadora en 1985.

“Reuniría en una especie de ramillete de Navidades más felices aquellas que viví de niña. Y es que, en realidad, la Navidad es la fiesta de los niños” nos decía Isabel, ahora abuela de siete nietos

En 2020, a punto del nacimiento de Mateo, el segundo hijo de Ana, Isabel y Tamara nos mostraban su nueva cocina de Porcelanosa tras una intensa reforma en casa y nos hablaban de un año lleno de tristeza, aunque con alguna alegría. Una Navidad dura y con sabor agridulce. En plena pandemia, Tamara tuvo que despedir a su padre, Carlos Falcó, en marzo; en septiembre, a su cuñado, el marido de su hermana Xandra, y en octubre a su padrino, el marqués de Cubas. Durísimos golpes para la marquesa de Griñón, que en el peor momento de su vida encontró el amor y terminaba el año enamorada y convertida en una estrella profesionalmente. “Por supuesto que van a ser unas Navidades diferentes… Nosotros, por ejemplo, no nos podremos reunir toda la familia porque es imposible ir a Estados Unidos y no podré ver a mis hijos y nietos que tengo allí. Y tampoco podremos hacerlo con la familia de Fernando, que suele venir a casa, porque seríamos más del número permitido…”, nos decía Isabel. “Tamara lo ha pasado muy mal y no hay nada peor para una madre que ver sufrir a un hijo”, señalaba, y se mostraba feliz de verla sonreír: “Me encanta verla así. Como normalmente suele estar contenta, cuando está triste nos contagia a todos su tristeza”, y pronunciaba sus primeras palabras sobre Íñigo Onieva : “Me parece un chico encantador y como Tamara está feliz, yo también lo estoy”, aunque, señalaba: “Es demasiado pronto para pensar en una boda”. Por su parte, Tamara nos hablaba de lo que más le gusta de la Navidad en unos instantes muy complicados: “Celebrar el nacimiento de Jesús y la unión familiar. Compartir tiempo con ellos, a pesar de que estas Navidades van a ser completamente diferentes por las personas que se han ido”. Su tabla de salvación había sido la fe “este año y lo será siempre. También el trabajo me ha ayudado como vía de escape”. Un año después de ganar MasterChef Celebrity, se preparaba para ingresar en Le Cordon Bleu. Y se mostraba “muy emocionada y muy contenta” sentimentalmente hablando. También confesaba algunas de las tradiciones navideñas que nunca faltan: “Un buen consomé, un buen jamón y un queso manchego… sin olvidar la “pasta Valentino””.

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Sobre estas líneas, la portada de las navidades de 2020.

Chef Tamara

Mucho más alegre y feliz, y con la chef Tamara ejerciendo de profesora de su madre, celebramos la Navidad de 2019. Compartía el menú para estas fechas con ¡HOLA! y nos contaba la divertida historia de cómo había incluido la receta del pavo del padre de Fernando Verdasco. “El año pasado, al parecer, no confirmé el pedido del pavo y el 24 nos vimos con un pavito que parecía más un pollo. A mi madre casi le da un síncope, pero José salvó el día con creces y apareció con dos pavos de doce kilos cada uno cocinados con la receta de su madre. No hay mal que por bien no venga… Me encanta que haya tradición en la comida de Navidad y esta receta, pasada de madres a hijos y buenísima, me ha parecido ideal para formar parte del menú”. Ese año la familia recibió al primer hijo de Ana y Fernando: “Lo más especial de este 2019 ha sido mi nieto Miguel y la felicidad que nos trajo a todos”. “En todas las casas, las Navidades con niños pequeños son más especiales y más divertidas”, aseguraba Isabel, a quien, como mujer prevenida que es, no le gustan las prisas y organiza todo con el tiempo necesario para que no falte detalle. Nos descubría entonces sus planes para esas fechas: “Mi madre está un poco delicada y no puede hacer viajes muy largos de momento, por lo que yo me quedaré en Madrid con Ana y Tamara, Fernando y mi nieto y, por supuesto, con Mario. Los de Miami tienen sus familias políticas, con las que es obligado estar en estas fechas. Pero en cuanto pasen las fiestas buscaremos enseguida unos días para pasarlos todos juntos”.

“Tamara pide de todo. No hay una sola cosa que se le quede en el tintero. Desde bicicletas a juegos, pasando por muñecas, disfraces. Es un trasto. Pero un trasto adorable”, nos contaba Isabel, divertida, en 1985, cuando su hija tenía cuatro años
©Archivo ¡HOLA!
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Sobre estas líneas, con Chábeli, Tamara, Ana y Julio Jr., durante las distintas celebraciones navideñas de entre los años 80 y 90.

Viajemos en la rueda del tiempo mucho más atrás, sobrevolando los recuerdos de Navidades pasadas. En diciembre de 1980, Isabel posaba con el marqués de Griñón y sus hijos en su primera Navidad de casados y nos anunciaban que tenían previsto viajar a Filipinas. Carlos Falcó —padre entonces de Xandra y Manuel, de su anterior matrimonio con Jeannine Girod— nos hablaba de su deseo de tener un hijo en común. El sueño se cumplió casi un año después con el nacimiento de Tamara, el 20 de noviembre de 1981.

El gran cambio de 1990 lo protagonizó Ana, con menos de dos años, porque “por primera vez no estará dormida en su cuna, sino sentada en la mesa con todos nosotros”
©ARCHIVO ¡HOLA!

Cuatro después, por estas fechas, y ya como embajadora de Porcelanosa, Isabel nos confesaba divertida: “Tamara pide de todo. No hay una sola cosa que se le quede en el tintero. Desde bicicletas a juegos, pasando por muñecas, disfraces. Lo quiere todo. Es un trasto. Pero un trasto adorable. A mí me tiene totalmente loca. Es mi debilidad y la debilidad de todos sus hermanos”. Y recordaba su ilusión de pequeña: “Reuniría en una especie de ramillete de Navidades más felices aquellas que viví de niña. Y es que, en realidad, la Navidad es la fiesta de los niños. Hasta el punto que los mayores las organizamos y vivimos en función de los niños, nuestros hijos”. “Pasaremos la Navidad todos juntos en casa ¿Los menús? Todo se hace en función de los niños. A todos les encantan los espaguetis. Cenaremos como todos los años más bien pronto en Nochebuena, porque como ese día abrimos los regalos, se ponen nerviosos y no pueden esperar”, contaba a ¡HOLA! en 1986.

©Archivo ¡HOLA!
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La Navidad es y ha sido siempre una época muy especial para Isabel (arriba, brindando con champán), sobre todo, porque se reencuentra con todos sus hijos. Sobre estas líneas, con sus dos hijas más pequeñas en la portada de ¡HOLA!

Las fiestas de 1990, casada desde el 12 de enero de 1988 con Miguel Boyer, estuvieron marcadas por la pequeña Ana (18 de abril de 1989), que, por primera vez, “no estará dormida en su cuna, sino sentada en la mesa con todos nosotros. Ese es el gran cambio de este año. Es el primero, lógicamente, que se está dando cuenta de lo que es la Navidad, lo está viviendo, aunque en el fondo no sepa del todo qué es lo que significa. Pero el ambiente, lo que está pasando a su alrededor, la tiene fascinada”. Y nos decía Isabel que se reuniría también con sus tres hijos mayores: “Chábeli vendrá de Washington y Julio y Enrique de Miami y todos juntos pasaremos estas fiestas. Es hermoso a todos mis hijos que vienen de América —donde ya casi no se celebran estos días— recordarles las fiestas de Navidad”.

Una imagen para el recuerdo en la Navidad de 2007: Isabel y sus tres hijas, póker de elegancia la noche que Chábeli, Tamara y Ana conocieron en Londres a Carlos de Inglaterra
©PEPE BOTELLA/Archivo ¡HOLA!/ ANTONIO TERRÓN/ Felix Valiente
Sobre estas líneas, Isabel Preysler, espectacular como embajadora de Porcelanosa, en diferentes Navidades.

Nueva casa

En 1992, el matrimonio Boyer celebró su primera Navidad en su nueva casa de la exclusiva urbanización de Puerta de Hierro, que ¡HOLA! mostró, en noviembre de ese año, habitación por habitación, convirtiéndose en una de las portadas más emblemáticas de nuestra revista. La mesa de Nochebuena de 1993 contó con un miembro más de la familia, tras la boda, el 11 de septiembre, de Chábeli y Ricardo Bofill, que se separarían 17 meses después. Y en 1995, tras iniciar Enrique su carrera musical, su madre nos decía orgullosa: “Me habla de lo duro que es ser cantante profesional, pero también me dice que está felicísimo y encantado con lo que ha elegido. La verdad es que cuando hay ilusión y vocación todo te parece fácil. Es bueno que sepa que la vida no es tan sencilla como a veces pueda parecer y que hay que luchar”. Tan solo 24 meses después, convertido en el artista que más discos había vendido (1997), aseguraba: “Ha sido una noticia buenísima par mí, porque todo lo que le den a Enrique se lo merece. Ha trabajado, ha hecho un gran esfuerzo por estar ahí arriba”. El año 1998 fue el del desembarco de Julio, Jr., también en el mundo de la música: “Acaba de terminar su disco y está muy contento e ilusionadísimo con el trabajo realizado”. Y Tamara estudió fuera de España: “Le va muy bien en Boston. La echo muchísimo de menos, pero reconozco que enviarla a estudiar allí ha sido una decisión muy acertada, porque se está tomando sus estudios más en serio”.

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Sobre estas líneas, en 2011, con Ana, Julio José y Tamara.

“Estamos en familia. Cenamos, tomamos las uvas y luego hacen fuegos artificiales… unos fuegos caseros. El jaleo lo arman los niños. A Ana le encanta la fiesta de fin de año. Hay confetis y serpentinas, ponemos música…”, relataba en nuestras páginas en 1999.

Entre Madrid y Miami

También han sido muchas las ocasiones en las que ha compartido con nosotros momentos claves de su vida junto a sus hijas ya siendo más mayores, como en 2007, cuando las cuatro posaron juntas con Porcelanosa en el Ritz de Londres, antes de asistir a una cena de gala con Carlos de Inglaterra, entonces príncipe de Gales. En aquel entonces, Chábeli, casada con Christian Altaba desde 2001, había hecho abuela a Isabel unos años antes —enero de 2002—; Tamara, tras estudiar Comunicación, trabajaba con sus hermanos mayores en los temas relacionados con las bodegas de su padre, llevaba dos años de noviazgo con Marc Noyer y estaba a punto de lanzar una línea de ropa, y Ana acababa de comenzar sus estudios universitarios de Administración y Dirección de Empresas y Derecho. Al año siguiente conocerían a Nicole Kidman, que dejó a todas impactadas, y en 2009 por Navidad fue Isabel anfitriona en Madrid de Patrick Dempsey , también de la mano de Porcelanosa. “Para mí, la imagen y la sensación de Navidad van siempre unidas al rojo, al verde, a las luces y a la música navideña”, nos explicaba de cómo mantenía el espíritu navideño.

©Archivo ¡HOLA!
Sobre estas líneas, Isabel y sus tres hijas, en la Navidad de 2007, en Londres

“Estas Navidades van a ser las más tristes de los últimos años. La muerte de mi hermana Beatriz ha sido un golpe durísimo para toda la familia. Es una tristeza de la que es muy difícil recuperarse”, declaraba en 2011. En la misma entrevista destacaba que “todos estamos de acuerdo en mantener las cosas tradicionales de la Navidad y no se me puede olvidar nada porque las niñas me lo recuerdan”. Y no se aventuraba a elegir una especial: “Guardo muy buen recuerdo de todas porque son días en los que nos reunimos la familia, así que siempre son buenísimos momentos. Me encanta pasar la Nochebuena aquí, pero también disfruto mucho cuando nos vamos a Miami por Navidad y, además, con el tiempo que hace allí”.

La llegada de 2012 también traería momentos muy duros para Isabel y su hija Ana, tras el ictus que sufrió Miguel Boyer el 28 de febrero. Durante un viaje a Filipinas con Tamara, Isabel pedía al año nuevo “salud. Lo único que le pido al año nuevo es salud. Ahora solo puedo pensar en eso…”.

©Archivo ¡HOLA!
Sobre estas líneas, preparando el árbol con Chábeli, Julio y Enrique, cuando todavía estaba casada con Julio; al lado, con su hija Ana Boyer en las fiestas de 1996

“Es un viaje lleno de emociones, porque hay recuerdos y sentimientos muy arraigados. Y, además, llenos de cariño”, comentaba entonces Isabel. Un viaje único y extraordinario, como su vida misma, con sus luces y sus sombras, sus alegrías y sus tristezas, que ha continuado llenado nuestras páginas: la llegada de los tres hijos de Enrique, la separación de Julio y Charisse, un nuevo amor llamando a la puerta de Isabel, la triste despedida a su madre… En fin, un recorrido y un álbum excepcional a través de las Navidades de una de las mujeres más fascinantes de nuestro país.


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