La (buena) vida del bodeguero Carlos Falcó, página a página

El Marqués de Griñón acaba de presentar su nuevo libro ‘La buena vida’. A través de un compendio de historias y anécdotas familiares y personales narradas el primera persona, el lector podrá descubrir la fascinante vida y carrera profesional de uno de los productores de vinos y aceites más prestigiosos del mundo.

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Sus vinos y aceites, elaborados en el Malpica del Tajo (Toledo), gozan de reconocimiento internacional. Pero el camino para llegar hasta la excelencia no estuvo exento de muchas horas de trabajo, esfuerzo, tenacidad e ilusión. Así se desgrana en las páginas de ‘La buena vida’, el último libro de Carlos Falcó, presentado ayer en Madrid.

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Tras la publicación de ‘Entender de vino’ y ‘Oleum’, el Marqués de Griñón nos propone esta novedad editorial a través de cuyas páginas el lector podrá conocer la vida y carrera de uno de los bodegueros más prestigiosos del mundo.

Se trata de un compendio de historias familiares y anécdotas personales, que arrancan en su misma infancia, pasando por su primera juventud en el internado de Lecároz (Navarra), donde tuvo sus primeros encuentros con el vino:

“No todo eran momentos duros en Lecároz. Aparte de la famosa tortilla de patatas, uno de los mejores recuerdos de mi paso por el internado está ligado al vino. Fue allí donde empecé a tomarlo con regularidad, a dialogar con él, a saborearlo. Los frailes tenían la costumbre de darnos un vasito con cada comida, algo que hoy sería juzgado ilegal, pero que en la época se aceptaba como normal.”

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También relata en el libro cómo convenció a su abuelo Joaquín, propietario del castillo de Malpica y del Dominio de Valdepusa, para que le ayudara a cambiar su destino militar por la carrera de ingeniero agrónomo. Así lo cuenta en su libro:

“Quiero estudiar la carrera de Agrónomos, pero ocurre que mis padres han decidido enviarme a la Academia Militar de Zaragoza el próximo año. ¿Puede usted —mi madre y por supuesto nosotros nos dirigíamos al abuelo en tercera persona— ayudarme a hacerles cambiar de opinión? Me encantaría, tras terminar esa carrera, mejorar y embotellar los vinos y aceites de Valdepusa para venderlos en España y en el mundo…”

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Su sueño se hizo realidad y Falcó pudo estudiar lo que quería. Para ello se formó en las universidades de California y Lovaina. Fue precisamente allí donde, según cuenta, se emborrachó por primera y última vez en su vida:

“Ocurrió durante una fiesta privada en la que alguien organizó un concurso para ver quién aguantaba más bebiendo. Me retaron al grito de: ‘¡Eh, tú, español! ¡A ver si aguantas como un belga!’. Entré al trapo y competí dando cuenta de docenas de vasos con todo tipo de vinos y licores. Cuando terminé, había ganado, pero en un estado lamentable. Prometí no volver a emborracharme en mi vida y lo he cumplido. El vino es una bebida culta para disfrutar, lo contrario de lo que ocurrió aquella noche”.

Obstinado siempre en conseguir la mejor calidad del vino, el Marqués de Griñón inició a lo largo de su carrera los proyectos más novedosos y pioneros en las tierras familiares. Así por ejemplo, puso en marcha el primer sistema de riego por goteo de un viñedo, sistema que hoy emplean los viticultores de todo el mundo, desde Sudáfrica a California, Australia y, por supuesto, España.

También fue pionero, en el año 2000, en la utilización de tecnología digital de última generación aplicada a los viñedos y bodegas.

“Nuestra intención era medir científicamente el estrés hídrico de nuestras viñas y el grado de carencia o exceso de humedad que soportaban sus raíces. Para ello recurrimos a una tecnología desarrollada originalmente por la compañía aeronáutica Boeing para testar las placas de acero que cubren las alas de sus aviones, algo aparentemente ajeno al mundo agrícola, pero perfectamente válido para medir bajo tierra, mediante sensores eléctricos, temperatura, humedad y otros muchos pequeños detalles que ayudan a que cada vid dé el fruto adecuado para obtener el vino deseado”.

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Asimismo, Falcó ha aplicado las tecnologías más punteras en el caso de los aceites que se producen en Valdepusa. Y es que, además de la vid, es un grandísimo enamorado del olivo y sus frutos. Su aceite virgen extra fue calificado en su día como ‘una revolución gastronómica’ por grandes nombres de los fogones como Ferran Adrià, Paul Bocusse, o Juan Mari Arzak. Fue en una edición de Madrid Fusión y fue la propia hija de Falcó, Tamara, quien avisó a su padre de que estos grandes maestros estaban catando su aceite. ‘¡Papá, ven corriendo al stand!, le gritaba Tarama a su padre, tan sorprendida como emocionada.

Una anécdota más de las muchas que el Marqués de Griñón relata en su nuevo libro, reflejo de la que sin duda ha sido, y es, una ‘buena vida’.

‘La buena vida’
Editorial: Espasa
Precio aproximado: 21 euros.

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