© GTres rename HISAHITO CUMPLE

Los quince años de Hisahito de Japón, la única esperanza de la monarquía japonesa, tras ‘robar’ el trono a la princesa Aiko

El futuro emperador es el único varón nacido en la familia imperial en cuatro largas décadas. Aiko ha visto cómo, por ley, su tío y su primo la han ‘dejado’ sin opciones. Jamás podrá sentarse en el Trono del Crisantemo

El príncipe Hisahito de Japón, hijo menor de los príncipes herederos Akishino y Kiko; y sobrino del emperador Naruhito cumplió 15 años el pasado lunes con una pesada carga sobre sus espaldas. Si las leyes no cambian, solo dependerá de él continuar la línea imperial, después de más 2.000 años.

Cuando en Europa regía la ley sálica, en el país nipón primaba la línea matriarcal y había emperatrices regentes (hasta diez); pero la ley que rige actualmente las cuestiones de la Casa Imperial (1947), establece que sólo los descendientes varones pueden subir al trono.

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El príncipe Hisahito de Japón es el hijo menor de los príncipes herederos Akishino y Kiko (arriba).

Hisahito, que significa ‘sereno y virtuoso’, vino al mundo en 2006, y fue el primer príncipe nacido en 41 años, después de su padre, lo que supuso un alivio para las alas conservadoras y tradicionalistas de la clase política japonesa, que se oponen a cualquier cambio que pueda romper lo que consideran que es una línea sucesoria masculina que se prolonga ininterrumpidamente a lo largo de unos 2.600 años.

El descendiente de la diosa Amaterasu tiene escrito el destino y ya ha empezado a prepararse para su futuro como emperador , aunque de momento está centrado en cursar su tercer año en la Escuela Secundaria de la Universidad de Ochanomizu, en Tokio.

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Se sabe que el príncipe Hisahito es un apasionado de la naturaleza.

De su día a día como alumno ha trascendido un vídeo, junto a otros compañeros, con entrevistas a personas que habían sufriendo las consecuencias de la pandemia. También, el haber recibido una mención de honor en la sección de estudiantes de secundaria de los premios de literatura de no ficción para niños por su trabajo, ‘Visitando las islas Ogasawara’, que conoció con su madre, la princesa Kiko, en 2017.

Y, de su actividad oficial reciente -cada vez más presente en la vida pública-, la Agencia de la Casa Imperial comunicó que visitó instalaciones relacionadas con los Juegos Olímpicos de Tokio a bordo de un autobús acuático; y que participó en un evento on line para conmemorar el décimo aniversario del tsunami de 20110; así como el quinto aniversario de los terremotos que azotaron Kumamoto, en 2016. También que ayudó a hacer batas médicas con bolsas de plástico para el personal sanitario.

En cuanto a la vida de Hisahito se sabe que es un apasionado de la naturaleza –está interesado en observar libélulas, informó palacio, la fotografía y la literatura.

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Arriba, los príncipes herederos Akishino y Kiko con el pequeño Hisahito en brazos. Abajo, con sus hijos Mako, Kako e Hisahito.

El nacimiento de la princesa Aiko (diciembre de 2001) única hija de los emperadores Naruhito y Masako, generó un intenso debate sobre si se debería cambiar la ley de la casa imperial para permitir que pudiera reinar algún día. De hecho, el Gobierno estudiaba la modificación de la ley de sucesión a su favor cuando los planes de enmienda, con la que se habría convertido en la primera Emperatriz del Japón desde el siglo XVIII, fracasaron con el nacimiento de Hisahito.

Las encuestas muestran que el 82 % de la población quería un cambio y que la princesa fuera la heredera al trono liderando al pueblo nipón en el futuro, pero no habrá ningún cambio en la Casa Imperial.

Aiko no podrá tener el mismo destino que la princesa Elisabeth de Bélgica, la princesa Catharina-Amalia de los Países Bajos, la princesa Ingrid de Noruega o Leonor de España. Tras la entronización de sus padres y el nombramiento oficial de Akishino como príncipe heredero se perdía toda esperanza.

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La princesa Aiko (izquierda) no podrá tener el mismo destino que la princesa Elisabeth de Bélgica o Leonor de España. Su tío y su primo, el príncipe Hisahito (derecha), la han ‘dejado’ sin opciones.

Su tío y su primo, el príncipe Hisahito, la han ‘dejado’ sin opciones. Por ley, jamás podrá sentarse en el Trono del Crisantemo.

Y no es fácil de entender teniendo en cuenta que la imposibilidad de que las mujeres reinen o mantengan sus derechos, después de contraer matrimonio (no real), ha llevado a la familia Imperial a una crisis de sucesión sin precedentes.

De hecho, para asegurar la continuidad, el Gobierno japonés baraja la posibilidad de que los miembros de la familia adopten varones que aumenten la línea de sucesión. Hijos que hayan nacido en el seno de alguna de las once ramas colaterales de la familia imperial, vetadas desde hace años del trono del Crisantemo.

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La princesa Aiko (diciembre de 2001) es la única hija de los emperadores Naruhito y Masako.

La información no es oficial, pero los medios japoneses apuntan a que la medida estaría pensada para que el tío del emperador, el príncipe Masahito de Hakachi (tercero en la línea de sucesión), de 85 años, adopte un heredero con su esposa, Hanako de Hitachi, con quien no ha tenido descendientes.

Todo sigue centrado en los descendientes varones, pero en paralelo se ha empezado a reconsiderar que las mujeres, aunque se casen con plebeyos, permanezcan en la familia para desempeñar trabajos de representación institucional, así como el reconocimiento de sus hijos como potenciales sucesores.

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Actualmente sólo hay tres personas que cumplan todos los requisitos: el príncipe heredero Akishino de 55 años (a la derecha); su hijo Hisahito (en el centro) y su tío, el príncipe Hitachi, de 85 años, tercero en la línea de sucesión.

Pero de momento, Aiko y las hermanas mayores de Hisahito, Mako (29) y Kako (26), siguiendo los pasos de su tía, la princesa Nori, tendrán que abandonar la familia cuando se casen. La primera en hacerlo será la princesa Mako. La pasada semana, tras años de espera para celebrar su boda con un plebeyo, anunciaba su renuncia a la dote de 1,5 millones de euros que le correspondería, así como a las tradicionales ceremonias religiosas que acompañan a una boda de una princesa imperial y su más que posible marcha a Estados Unidos dónde trabajará su futuro esposo. Dejará atrás su estatus y su título y tendrá que aprender a vivir en el mundo exterior.

El dulce príncipe Hisahito ‘perderá’ a una hermana y se quedará cada vez más solo. Acaba de cumplir 15 años. Sólo es el inicio del camino.


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