Psicología

Robin Rica, Doctor en Psicología: “Conviene observar si el adolescente está invirtiendo una cantidad de tiempo excesiva en conductas ritualizadas”


Los adolescentes con creencias sobrevaloradas sobre el atractivo físico que confunden atractivo con felicidad podrían padecer trastorno dismórfico corporal


Robin Rica, Doctor en Psicología y director de la Unidad de TCA de Instituto Centta© Instituto Centta
21 de agosto de 2025 - 13:00 CEST

El trastorno dismórfico corporal (TDC) es un problema de índole psicológica que suele iniciarse en la adolescencia y que, dadas las características habituales en muchos adolescentes (que suelen tener más preocupación por su apariencia física), a menudo pasa desapercibido. Para que los padres puedan detectar cuándo ese interés desmesurado de su hijo o de su hija va más allá de lo esperado por la edad y se ha convertido en un trastorno de salud mental, hemos hablado con Robin Rica, Doctor en Psicología y director de la Unidad de TCA de Instituto Centta (www.centta.es).

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¿Qué es el trastorno dismórfico corporal?

El trastorno dismórfico corporal puede definirse como una preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico que no son observables o parecen sin importancia a otras personas. Además, esta preocupación no se corresponde con la realidad del posible defecto, que o es poco importante o inexistente. El estado constante de preocupación motiva comportamientos más o menos repetitivos cuya finalidad es esconder, disimular, o eliminar el defecto. En algunos casos, las personas relatan tener una sensación generalizada de fealdad o de que "algo no está bien".

A pesar de que las estimaciones de prevalencia en población general oscilan entre el 1,7% y el 2,9%, superiores a las de otras enfermedades mentales, es un trastorno del que sabemos y hablamos poco. También presenta tasas de ideación suicida 45 veces superiores a la de la población general, y en torno a un 25% de intentos de suicidio. Son cifras muy alarmantes.

¿Es más habitual o más intenso en la adolescencia?

Siempre han existido personas “acomplejadas” por algún rasgo físico. Estas preocupaciones son, hasta cierto punto, normales en términos de frecuencia y en la mayoría de los casos no suponen una limitación significativa en el día a día de la persona. Sin embargo, estas inquietudes estéticas emergen con fuerza en la adolescencia, por lo que se considera una importante ventana de riesgo. Para las personas más vulnerables estas preocupaciones, lejos de disminuir con el tiempo, aumentan o se mantienen.

¿Cómo afecta a los adolescentes en su día a día?

Estas personas presentan creencias sobrevaloradas sobre el atractivo físico y confunden atractivo con felicidad. Por ejemplo, "Si fuera más atractivo… sería más feliz… mi vida sería mucho mejor". De esta manera, atienden de manera selectiva a sus defectos físicos y desatienden o ignoran el resto del cuerpo. También interpretan la información ambigua/neutra como negativa, auto-referente y despreciativa, especialmente en situaciones sociales (por ejemplo., "No sé de qué están hablando, pero seguro que están criticando mi aspecto"). Esto les genera una gran carga de ansiedad y síntomas emocionales

Las inquietudes estéticas emergen con fuerza en la adolescencia, por lo que se considera una importante ventana de riesgo

Robin Rica, Doctor en Psicología

Por otro lado, el TDC se caracteriza también por la realización de rituales compulsivos que tienen como objetivo mejorar, examinar, buscar tranquilidad o esconder áreas corporales desagradables. Conductas de comprobación y reaseguración como mirarse en espejos o superficies reflectantes, observarse detenidamente, compararse con otros, vestir de una forma determinada, broncearse o maquillarse en exceso para disimular u ocultar el defecto, preguntar a terceros sobre la propia apariencia o el defecto, o tocarse repetidamente el defecto llegan a consumir mucho tiempo (de 3 a 8 horas al día en promedio) y son difíciles de controlar

También pueden llegar a someterse a tratamientos estéticos o cirugías que en ningún caso solventan el problema psicológico. Todo ello interfiere significativamente en la concentración, la esfera laboral y/o académica, así como en el establecimiento de relaciones personales.

¿Este trastorno suele venir acompañado de otros trastornos de conducta alimentaria?

Existe comorbilidad entre el TDC y los TCA (trastornos de la conducta alimentaria), aunque hoy por hoy se consideran espectros psicopatológicos diferentes. Sin embargo, la insatisfacción corporal como síntoma central es un factor en común. Desde ahí una persona vulnerable puede virar desde las preocupaciones más propias del TDC (relacionadas con la piel, la cara, los genitales o el olor corporal) a la insatisfacción corporal relacionada con el peso y la figura y las alteraciones alimentarias características de los trastornos alimentarios. En ese sentido, podemos encontrar comorbilidad con anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o dismorfia muscular (vigorexia).

¿Cómo pueden los padres darse cuenta de que su hijo o su hija puede estar padeciendo TDC?

Aunque es común, el TDC a menudo se infradiagnostica o se diagnostica erróneamente. Es por ello que se debe explorar abiertamente. Conviene además observar si el o la adolescente está invirtiendo una cantidad de tiempo excesiva en conductas ritualizadas como las mencionadas. Esto puede ser difícil de calibrar en un período en el que a las familias no les resulta raro que los adolescentes pasen mucho tiempo cuidando su apariencia

Sin embargo, cuando estamos ante un TDC la persona va a experimentar niveles excesivos de ansiedad si no realiza esas conductas, y va a evitar un importante abanico de situaciones a las que anteriormente se exponía sin mayores problemas. En estos casos, el rechazo al colegio es habitual, llegando a producirse abandono escolar entre el 18% y el 22% de los jóvenes.

© © Getty Images

¿Cuándo es preciso acudir a ayuda profesional?

Recibir ayuda profesional cuanto antes es fundamental. Aunque la sintomatología pueda percibirse como “superficial”, el sufrimiento asociado y el riesgo es importante. Hablamos de salud mental, y no conviene banalizarlo. El diagnóstico y la atención especializada precoz es importante.

¿Cómo es, a partir de entonces, para un adolescente, el proceso para superar el trastorno dismórfico corporal?

El tratamiento para el TDC va a consistir principalmente en un proceso psicoterapéutico, aunque existen fármacos que pueden ayudar a aliviar la sintomatología obsesiva. El plan de tratamiento lo pautará un profesional de la salud mental y en casos de adolescentes, contar con la familia siempre será un factor de buen pronóstico.

Aunque la persona con TDC suele insistir en ello y el 75% de los pacientes suelen buscar soluciones “cosméticas” para resolver el problema, los tratamientos estéticos en estos casos están contraindicados. A pesar de ello, en torno al 60% de las personas con TDC los reciben, con un 80% de insatisfacción con el resultado. 

¿Qué precauciones deben seguir los padres de un adolescente que ha padecido TDC para que no vuelva a recaer?

De cara a la prevención de recaídas, es importante que las familias mantengan una buena observación de posibles cambios de conducta que recuerdan a la etapa de la sintomatología activa. Fomentar un ambiente familiar de aceptación corporal y proporcionar a los hijos recursos de afrontamiento, particularmente ante situaciones de riesgo como cambios vitales (por ejemplo, rupturas, cambios de residencia, conflictos sociales, etc.) o situaciones de mayor exigencia o exposición corporal como en la práctica de determinados deportes o el verano. Por último, mantener siempre el vínculo con el equipo clínico para recibir orientación y, en caso necesario, un plan de acción.

Una vez recuperado el adolescente, ¿será una persona con mayor tendencia a padecer de nuevo TDC o algún problema relacionado con la salud mental?

No necesariamente. De hecho, en la mayoría de ocasiones, las personas que han hecho psicoterapia suelen tener mayores herramientas de afrontamiento y conciencia de su propia realidad psicoemocional, lo que les lleva a tener reacciones de pérdida de ayuda más rápida en caso necesario. 

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