No todas las mujeres tienen un parto espontáneo. Hay distintas circunstancias que hacen que tenga que inducirse. Pero el organismo no siempre avanza en el proceso con la misma celeridad. Por eso hay ayudas que favorecen tanto la maduración del cuello cervical como el inicio de las contracciones efectivas.

El Dr. Ernesto González Mesa, ginecólogo y coordinador del Área de Obstetricia del Hospital Vithas Málaga, nos habla en concreto del ‘propess’, uno de esos mecanismos.

¿Qué es realmente el ‘propess’?

Si estás embarazada, seguramente hayas oído hablar de él, pues a otras mujeres se lo han administrado antes del parto. Pero ¿qué es el ‘propess’? Se trata de “un dispositivo en forma de cinta que se utiliza para administrar una medicación a la mujer”, indica el experto. Propess es el nombre comercial del dispositivo, pero su denominación se ha popularizado en genérico.

Esa cinta está impregnada de una sustancia denominada dinoprostona, cuyos efectos van directamente al cuello del útero a través de diversos mecanismos bioquímicos. Así, se pretende producir cambios en el cuello uterino con el objetivo último de que den inicio las contracciones uterinas efectivas.

“El ‘propess’ mejora las condiciones cervicales, de forma que se hace más blando y se acorta. Se trata de una maduración cervical”, subraya el Dr. González Mesa.

Hay ocasiones en que el dispositivo, por sí mismo, despierta los mecanismos del parto y la mujer inicia directamente el trabajo de parto.

¿En qué casos está indicado el ‘propess’?

El ‘propess’ se utiliza cuando hay indicación de finalizar el embarazo, “antes de una inducción de parto, con la idea de que el cuello del útero maduro se ablande e inicie el borramiento”, aclara el ginecólogo.

Muchas mujeres temen la administración de este medicamento pensando que va a aumentar el dolor de las contracciones, pero el especialista comenta su mecanismo de acción. “No afecta al dolor durante el parto, lo que ocurre es que el ‘propess’ se utiliza cuando se va a realizar una inducción de parto. En estos casos, las embarazadas viven el parto de forma diferente, ya que en lugar de estar en casa durante la fase inicial de las contracciones, están en el hospital y su atención está más focalizada en el propio desarrollo de parto y en las contracciones”.

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¿En qué casos no se puede utilizar el ‘propess’?

No en todos los casos en que se ha indicado una inducción de parto se puede utilizar el ‘propess’. Hay algunas circunstancias que lo desaconsejan. Son las siguientes, como detalla el experto del Hospital Vithas Málaga:

• La mujer tiene cicatrices en el útero, bien por operaciones o por cesárea.
• El feto es excesivamente grande.
• La embarazada es asmática. En casos muy severos de asma, en que la paciente requiere medicación, la dinoprostona, que es el fármaco del que está compuesto el ‘propess’, “puede empeorar el cuadro respiratorio, por lo que, en general, no debe usarse”.

En todos estos casos, el equipo médico estudiará cuál es la mejor forma de preparar el cuello cervical para la inducción y determinará los pasos a seguir dependiendo del estado y de las características e historial médico de cada embarazada.

¿Cuánto tarda en hacer efecto el ‘propess’?

El ‘propess’ no se utiliza durante el parto, sino antes del mismo, cuando se va a inducir y hay que madurar el cuello uterino. “Una vez que la mujer alcanza las condiciones de parto (contracciones cada 2-3 minutos, cuello semiborrado con 2-3 cm de dilatación), el Propess se retira”, indica el obstetra.

En principio, el ‘propess’ se va a utilizar durante 24 horas para que haga su efecto y modifique el cuello del útero. “En aquellas embarazadas que no han modificado el cuello uterino a pesar de haber utilizado el Propess durante 24 horas, existe la posibilidad, según el protocolo de cada maternidad y las condiciones de cada caso, de utilizarlo otras 24 horas”, indica el Dr. González Mesa.

En algunas mujeres, el ‘propess’ es efectivo muy rápido y comienzan con contracciones tan solo una hora después de haber insertado el dispositivo, pero es algo muy variable en realidad, pues hay otras que tras las primeras 24 horas no notan ningún cambio.

No obstante, “lo más frecuente es que, al cabo de dos o tres horas, la mujer empiece a tener algunas contracciones que aumenten de forma gradual y progresiva”, revela.