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Lactancia

¿Los probióticos ayudan a que la lactancia materna sea exitosa?

¿Son realmente necesarios y, en caso de serlo, cuándo se deben tomar? ¿Qué precauciones debemos seguir antes de ingerirlo? La consultora de lactancia Laia Aguilar nos da las respuestas

Es común oír hablar de los probióticos como si de una fórmula mágica se tratase y con la que es posible conseguir una lactancia materna exitosa al evitar o tratar, por ejemplo, mastitis. ¿Es realmente así o no es más que información interesada por parte de los fabricantes y de la industria farmacética? Para averiguarlo, hemos consultado con una de las mayores expertas en lactancia materna en España, Laia Aguilar, doctora en enfermería, comadrona, consultora de lactancia certificada IBCLC y directora de LactApp Medical: “Aunque cada vez hay más investigación sobre este tema, aún no podemos afirmar que sirvan para evitar los problemas de la lactancia”, nos explica. “En algunas ocasiones, se han usado en casos de mastitis de repetición, por ejemplo, para evitar una recaída, aún así, no podemos afirmar de forma rotunda que sean eficaces”.

 

Probióticos y mastitis

Para darnos una respuesta más específica en lo que al papel de los probióticos en la lactancia materna se refiere, Aguilar incide en que hay que partir del origen, de la causa que motivó la mastitis, ya que “suelen tener causas multifactoriales, relacionadas con problemas de succión del bebé, sobre todo, si se presentan durante los primeros meses de lactancia, por lo que la forma más eficaz de evitar este tipo de situaciones es asegurarse que la técnica de lactancia es correcta y, si hay dolor o heridas en el pezón, investigar qué es lo que lo está causando para abordarlo de forma lo más eficiente posible”.

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“Una vez instaurada una mastitis o cuando hay signos de desequilibrio de la flora bacteriana, si se ha corregido la causa de ello, como por ejemplo el agarre, la toma de probióticos puede mejorar la situación”, detalla. “En alguna ocasión puede ser el tratamiento principal de mastitis causadas por ciertas bacterias”.

  • Microbiota e infecciones. “Las investigaciones han demostrado que existe lo que se llama la ruta enteromamaria, es decir, una vía por la cual la microbiota (la mal llamada flora bacteriana) tiene una conexión entre el intestino y la glándula mamaria”. A esto hay que añadir que, “por otro lado, las infecciones, como pueden ser ciertas mastitis, son debido al aumento de concentración de ciertas bacterias que hay en el pecho de una lactante o a la presencia de bacterias patógenas, es decir, que pueden producir enfermedad”.
  • Así ayudan los probióticos a reducir las mastitis. Pues bien, teniendo en cuenta todo lo anterior, “la administración de ciertos probióticos específicos puede ayudar a reducir la cantidad de bacterias que han crecido de forma desmesurada en el pecho, restableciendo el equilibrio en la glándula mamaria y por lo tanto, siendo útil en el tratamiento de ciertos casos de mastitis”, nos aclara la experta. Eso sí, subraya que “para que sean eficaces, además de ser los adecuados, se debe haber corregido la causa de la mastitis”. En caso contrario, “es posible que no funcionen o que se repita más adelante la misma situación”.

¿Tienen los probióticos alguna contraindicación en la lactancia materna?

Una vez que ya tenemos claro cuál es el papel de los probióticos ante ciertos problemas que, como la mastitis, pueden surgir en la lactancia, lo siguiente es saber si debemos tener algún tipo de precaución antes de ingerirlos. Al respecto, Laia Aguilar nos asegura que, “en principio, no hay contraindicaciones en la toma de este tipo de probióticos”. Lo único que debemos tener en cuenta es que “convendría asegurarse de que no se tienen alergia a los componentes”. También es importante averiguar si el bebé tiene o no alergia a la proteína de la leche (APLV), en cuyo caso “conviene asegurarse que el probiótico a tomar no la contenga”.

 

La consultora de lactancia recomienda hacer, en cualquier caso, “un seguimiento estrecho del caso”, del mismo modo que se hace con cualquier otro tratamiento: “si se trata de una mastitis grave o con sintomatología importante, conviene valorar la posibilidad del uso de antibioticoterapia”.

  • Probióticos y tratamiento con antibióticos. “De la misma forma, no se recomienda el uso de probióticos o prebióticos en el mismo momento de la toma de antibióticos, ya que éstos pueden desactivarlos, por lo que si es necesario hacer ambos tratamientos se suele recomendar empezar primero con los antibióticos y al terminarlo, empezar con los probióticos”.

Para terminar, la consultora de lactancia subraya que “es importante recordar que una situación de dolor, con posible infección, se recomienda que la valore una profesional experta en lactancia, ya que potencialmente puede tener complicaciones graves”. También es fundamental analizar de manera individualizada cada caso, puesto que “no todos los probióticos son eficaces, solamente algunas cepas específicas, por lo que la experta consultada puede valorar cuál es la más indicada”.

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