Bebé tumbado en hamaquita©AdobeStock

Bebés

¿Realmente tu bebé necesita una hamaca?

Seguramente, si has tenido un bebé hayas comprado una o te la hayan regalado. Y, si lo vas a tener, este utensilio de puericultura esté entre tu lista de imprescindibles para el pequeño. Antes de comprar o utilizar una hamaca, ten en cuenta cuáles son las consecuencias para el bebé y por qué los expertos no recomiendan su uso.

Es uno de los utensilios que muchos papás ponen en los primeros puestos de su lista de imprescindibles para el bebé, pero, ¿son realmente necesarias las comúnmente llamadas ‘hamaquitas’ para los peques? Ponemos a prueba las supuestas ventajas de este utensilio con la Fisioterapeuta y osteópata pediátrica Raquel Bermejo Boyano, (@raquelbermejofisio).


¿Cuál es la finalidad de las hamacas?

Normalmente, cuando adquirimos cualquier producto de puericultura lo hacemos porque nos reporta algo positivo para el bebé o para la crianza. En el caso de las ‘hamaquitas’, que son unas sillitas acolchadas, con capacidad de reclinarse en distintos niveles para que el bebé esté tumbado en distintos grados, e incluso, las hay que admiten balanceo, ¿te has planteado alguna vez cuál es su finalidad?

Más allá de que el niño esté semisentado en un lugar específico para él, la experta nos dice que: “Como fisioterapeuta creo que lo primero de todo hay que saber diferenciar el objetivo real del comercial. Las ‘hamaquitas’ se han creado para ser utensilios de puericultura en los que poder dejar a los bebés tumbados. La realidad es que se está convirtiendo en un ‘aparcabebés’, donde el niño no reclama, no se mueve y observa el entorno desde una postura en la que visualmente abarca más amplitud”, nos explica.


¿Qué beneficios tienen las hamacas?

Y, en consecuencia, nos hacemos la siguiente pregunta, entonces, ¿tienen algún beneficio las hamacas?, ¿cuáles son los pros y los contras? “Llevo 22 años trabajando con bebés y a día de hoy, sigo sin ver ni un solo beneficio, y muchísimos contras”, asegura la experta, y además, nos explica uno de los motivos principales por los que no recomienda su uso: “El uso excesivo de hamaquitas es uno de las grandes causantes de deformidades del cráneo en el bebé. Cuando el bebé pasa mucho tiempo en posturas mantenidas boca arriba (en decúbito supino) su cabeza se deforma causando alteraciones que pueden llegar a ser irreversibles. Lo mismo ocurre con el uso excesivo del famoso grupo 0 en el carrito, para pasear. Su uso excesivo puede crear deformidad cranealo incluso, alteraciones respiratorias. ¡Utilizadlo para el coche y punto! Para el resto ya tenemos el porteo y los cucos o capazos donde el bebé distribuye adecuadamente las fuerzas en su cuerpo”.

Además de esta consecuencia negativa que traen las hamacas para los peques, los expertos aseguran que estas: no permiten un movimiento libre para el bebé, producen hiperestimulación visual para el peque, estimulan la musculatura delantera desfavoreciendo la trasera y se puede volcar, haciendo que el niño sufra algún daño o en un descuido los adultos no nos demos cuenta.

“No se trata de ser alarmista, ni talibán, simplemente tener sentido común. Se debe tener en cuenta que el bebé debe ir cambiando de postura, estar cierto rato al día boca abajo cuando está despierto, de lado… Dar la oportunidad a la cabeza y a la columna del bebé a estar en cualquier plano para dejar a su sistema madurar, moverse… Todo lo que sea utilizado en extremo nos corta ese desarrollo”, argumenta la fisioterapeuta. Y, añade: “Por otra parte, si no permitimos el movimiento del bebé por culpa del uso de hamacas podemos ocasionar retrasos psicomotores sinsentido”.

Bebé jugando sobre colchoneta©AdobeStock


Y, entonces, ¿por qué se usan tanto?

Quizás sea por el desconocimiento de los padres, por ver el producto como algo facilitador en el día a día, por tener al bebé controlado o para calmarlo o tranquilizarlo con el balanceo… No sabemos por qué el uso de la hamaca en los bebés está tan extendido cuando sus consecuencias son tan negativas. “Yo creo que principalmente se utiliza por dos motivos. El primero es porque se vende, es decir, porque a nivel de marketing nos bombardean con este utensilio y pensamos que va a ser útil. Y, el segundo, es porque la conciliación familiar es una locura y el hecho de tener un dispositivo que permita tener, entre comillas, al bebé quietecito y ‘a salvo’ parece ser necesario para hacer tareas como fregar, cocinar, comer, ir al baño. El problema radica en que el bebé no presenta un movimiento libre en ella. No puede desarrollarse para lo que está preparado si yo le tengo atado en ella”, opina la experta.

Entonces, si hay padres que, aún, teniendo toda esta información en su mano, deciden usar este tipo de utensilios para sus bebés, ¿cómo pueden usarlas de una forma más correcta? “Yo siempre digo que la mejor hamaca es la que no se utiliza, por todo lo explicado”, afirma contundente la fisioterapeuta. “En su lugar, propongo que pongan a los bebés en colchonetas, esterillas... donde ellos estén también seguros y su cuerpo se mueva libre y fomente su desarrollo; algo, por otra parte, natural y para lo que el bebé se encuentra preparado”, concluye.