Madre dando el pecho a su hijo©AdobeStock

Lactancia

Sí, se puede dar el pecho a un bebé adoptado gracias a la lactancia inducida

La lactancia materna también es posible cuando no hay embarazo de por medio. Es un proceso que se denomina inducción de la lactancia y al que recurren algunas mujeres que desean vincularse de esta forma tan especial con sus bebés.

El mecanismo que hace posible la lactancia materna se pone definitivamente en marcha, tras la preparación del embarazo, cuando la mujer da a luz. Sin embargo, que no haya habido gestación ni parto no imposibilita totalmente para dar el pecho. La solución se llama lactancia inducida, y es el proceso que permite amamantar, por ejemplo, a un bebé adoptado.

Alba Padró es la cofundadora de la app sobre lactancia materna LactApp (www.lactapp.es) y una gran experta en el tema. Hemos charlado con ella para que nos cuente los detalles de la lactancia inducida.

¿Cuál es el proceso de la lactancia inducida?

La inducción de la lactancia conlleva un proceso para ‘engañar’ al cuerpo con el objetivo de que fabrique leche aunque no haya dado a luz. Esto se puede hacer de varias formas: estimulando el pecho con un sacaleches de forma regular y continuada; utilizando fármacos que aumentan la producción de leche (denominados galactogogos), incrementando la prolactina, que es una hormona muy importante en la lactancia...

Hay distintos procesos que difieren en la complejidad y en el tiempo necesario, y ha de ser cada familia la que decida por cuál apuesta. “Dependiendo del tipo de inducción, el proceso puede ser más o menos largo, por lo que es una cuestión de perseverancia, tiempo, ganas y de no desanimarse”, advierte Alba Padró, que tiene la certificación en lactancia IBCLC.

Inducir la lactancia puede no resultar sencillo, pero no es imposible. Eso sí, se necesita contar con el apoyo de un profesional sanitario que vaya marcando los pasos a seguir y que controle las medicaciones. “Son fármacos de uso común, pero se toman en una cantidad superior a la posología habitual y por eso necesitan del acompañamiento de un profesional, ya que algunos pueden producir algún tipo de efecto secundario”, indica la experta.

Los objetivos de la lactancia inducida

Por el momento, no existen muchos estudios que recojan las tasas de éxito de la lactancia inducida. No obstante, tal como apunta la especialista de LactApp, “de manera empírica sabemos que en inducciones con pautas muy concretas de uso de hormonas, galactogogos y estimulación solemos conseguir buenos resultados”.

Sin embargo, para ella, el triunfo no estaría tanto en lograr que el niño que no ha nacido del vientre de esa madre pueda mamar, sino en conseguir vínculos entre ellos. “Es cierto que la cantidad de leche puede interesar por aportar inmunidad a ese bebé, pero el éxito es conseguir el apego entre ambos”, destaca.


Madre dando el pecho a su bebé©AdobeStock

¿Hay situaciones que imposibiliten la lactancia inducida?

De entrada, no hay ninguna situación que impida totalmente la lactancia inducida, aunque sí determinados factores que pueden hacerla más difícil. Por ejemplo, que la madre tenga una reducción mamaria, aunque esta complicación aparecería en cualquier otra lactancia.

“La mayor dificultad para lograr la lactancia inducida es conseguir el acompañamiento de profesionales que desconocen el proceso y que suelen ser reticentes a determinadas medicaciones “, subraya Alba Padró. Además, también apunta la incomprensión hacia este deseo por parte de los allegados de la mujer. Para ella puede ser muy importante dar el pecho a ese hijo no nacido de su vientre, y está dispuesta a sacrificarse e intentarlo, una determinación que puede no ser compartida por sus familiares.

¿Tiene la leche la misma calidad?

La leche que se segrega gracias a la inducción de la lactancia es muy parecida a la de una madre que ha dado a luz y luego amamanta a su bebé. Hay algunas diferencias, como que tras la inducción no se produce calostro, pero, en general, son leches muy semejantes. Y lo más importante, tal como apunta la especialista, “tiene las mismas propiedades y la misma calidad que una madre que ha pasado por el proceso de un embarazo y un parto”.

Con respecto al bebé, puede influir mucho la edad que tenga cuando la madre intente darle el pecho. Cuanto más pequeño sea, al menos sobre el papel, más fácil será que se agarre y consiga mamar. Para ayudar “es muy impotante que madre e hijo hagan contacto piel con piel, pues así se favorece la segregación de oxitocina por parte de la madre y se estimulan los reflejos neonatales que hacen que el bebé se dirija al pecho”, apunta Alba Padró.

De cualquier forma, cada caso es único y hay que estudiarlo de forma individualizada para lograr la inducción de la manera más propicia para esa madre y ese hijo, teniendo en cuenta las circunstancia en que llegue a la familia.

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