Han pasado casi cuatro décadas desde la boda civil de Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi. Era 1983 y la princesa daba el ‘sí, quiero’ al joven multimillonario en el Palacio Real de Mónaco, una esperada cita desde que su matrimonio con Philippe Junot resultara fallido. La princesa escogía para la ocasión un look nupcial firmado por Marc Bohan para la casa francesa Dior (a la que era ella asidua), un diseño bautizado como ‘pale wrap dress’ que es todo un mito en la industria. El modelo satinado iba cruzado con una lazada a la cintura, contaba con un largo midi, unas sutiles mangas jamón y era de color champán. Estaba confeccionado en crepé de seda y disponía de varios drapeados a la altura de la cintura.
De aquella bonita celebración nos queda el recuerdo del comienzo de una relación histórica, con quien resultó ser el padre de los tres hijos de Carolina, y también permanece en la memoria el look más inspirador para un enlace íntimo. Su vestido de novia corto es hoy un icono de moda por el que no pasa el tiempo y en el que muchas prometidas quieren reflejarse en su gran día. El wrap dress en tonos champán, crema, blanco o gris es una de las propuestas más buscadas por las futuras recién casadas. Desde que en los años 70 la reputada diseñadora Diane von Fürstenberg inventara el concepto y el diseño (un vestido envolvente, en su traducción original), pocos han podido resistirse a sus encantos, ni siquiera Marc Bohan para la princesa monegasca.
-Once veces en las que la princesa de Mónaco inspiró a las madrinas más elegantes