© Cortesía Paula Ordovás Sri Lanka LIVING36

Sri Lanka: ¿Repetimos luna de miel?

Paula Ordovás nos abre el álbum privado de su última gran escapada, con la que celebró junto a su marido su décimo aniversario de boda, y nos cuenta en primera persona la inolvidable experiencia, con impresionantes arrozales como telón fondo y exóticosfestines a la luz de las estrellas

Mi marido y yo hacíamos 10 años de casados y llevábamos tiempo queriendo visitar Sri Lanka. Nos habían hablado maravillas de sus paisajes, su gastronomía y su gente y tenían razón: volvimos completamente enamorados y con ganas de conocer más el país. Nuestro viaje empezó en Uga Ulagalla. Un lugar en medio de unos arrozales en la ciudad antigua de Anuradhapura.

Allí nos movimos en bici y disfrutamos de una tradicional cena llamada kamatha en medio de los arrozales, cocinada con utensilios tradicionales en una cocina de arcilla con techo de paja, con productos de cosecha propia, pescado del lago, carnes de corral y arroz del viejo mundo. Nos prepararon un set precioso con antorchas y sillas tradicionales hechas con ramas de canela, y disfrutamos de una comida de película cocinada en directo para nosotros mientras tenía lugar una puesta de sol irreal.

“El paisaje por el que pedaleamos en Anuradh apura era verde y precioso. Y rodeando los arrozales, te encuentras un sinfín de templos, dagobas, tuk-tuks, cocos y monos”
©Cortesía
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Paula, en el hotel en el que terminó su viaje: Santani Wellness Resort & Spa, en Werapitiya. Arriba, una típica cena local llamada kamatha en Uga Ulagalla.

Al día siguiente vimos amanecer temprano en un safari con desayuno a pie del 4x4. Montamos a caballo al atardecer y recorrimos Anuradhapura en bici (¡15 kilómetros!). A pesar de ser una ciudad antigua, patrimonio de la Unesco, está llena de vida y la importancia religiosa para los esrilanqueses se palpa en el ambiente. El paisaje por el que pedaleamos era verde y precioso. Y rodeando los arrozales te encuentras un sinfín de templos, dagobas, tuk-tuks, cocos y monos.

Posteriormente visitamos la fortaleza de Sigiriya, un must de Sri Lanka, construida por el rey Kashyapa con el propósito de protegerlo de sus rivales. Las vistas desde la cima son un sueño y todo lo que te encuentras en la subida lo es aún más: jardines acuáticos, frescos, paredes de espejo y la puerta de los leones.

“Santani es uno de los lugares más mágicos en los que he estado. Nos enseñó relajarnos’’
©Cortesía
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En la primera parada de su viaje, en Anuradhapura, disfrutaron de un safari con desayuno a pie de 4x4.

Después continuamos el viaje tres horas y media en coche hasta llegar a Kandy y visitamos la ciudad, sus mercados y rincones tan pintorescos como el Sagrado Templo del Diente. Allí comimos en un restaurante típico local cuyo nombre no recuerdo, pero disfrutamos como niños y compré los pantalones de algodón estampados más bonitos del mundo, linos y camisas de seda maravillosas.

También menaje y objetos artesanales para casa. Me divierte este tipo de shopping porque, al utilizarlo en casa, me trae recuerdos de cada lugar que visito. Cargamos de actividades el principio del viaje y le pusimos el broche final en Santani, uno de los lugares más bonitos y mágicos en los que he estado. No solo por el entorno, la arquitectura -que ha ganado varios premios- y su comida local, sino porque nos enseñó a relajarnos y descansar de verdad. ¡Algo que todos necesitamos!

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Sri Lanka está repleto de hoteles-destino rodeados de vegetación en los que descansar y reconectar con la propia naturaleza.

Guía de viaje

Guía de viaje

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Primera parada

“Uga Ulagalla, en Anuradhapura, te permite descubrir la naturaleza y la historia del país de forma privilegiada. Es una antigua casa en medio de arrozales convertida en hotel de lujo”.

No te pierdas

“Sí o sí tienes que disfrutar de una kamatha, las cenas tradicionales de las zonas de arrozales, elaboradas con productos del propio entorno”.

Para recordar

“Hacer un safari es una experiencia inolvidable. Y para nosotros también lo fue recorrer en bici la antigua ciudad de Anuradhapura”.

Volver como nueva

“Terminamos el viaje en Santani. Su proyecto arquitectónico es de lo más inspirador, y tú decides lo mucho o lo poco que quieras hacer: sesiones de yoga a las 7 a. m. y 4 p. m., paseos guiados hasta las cascadas, ríos y rincones perdidos que lo rodean… Lo más”.



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