Se decía que, solo minutos antes de que sus modelos salieran a desfilar, Giorgio Armani podía estar ajustando un dobladillo con sus propias manos, ¡incluso a sus más de 90 años! Era tan perfeccionista que dejó (casi) todo atado para el día en el que le tocara partir. Al fallecer, este pasado 4 de septiembre de 2025, delegó a sus herederos un imperio de cinco décadas de historia, con una gran incógnita por resolver: ¿qué pasará con la dirección de su empresa? Ha pasado una semana desde entonces y ya tenemos respuesta, tras hacerse públicas las últimas voluntades del genio italiano.
Los detalles del testamento de Giorgio Armani
Armani no tuvo hijos, pero adelantó en varias oportunidades que quería dejar el legado en manos de su familia, y esto incluye a su compañero sentimental y profesional. Por un lado, entonces, están sus sobrinos -Roberta, Silvana y Andrea-, que han jugado distintos papeles dentro de la compañía a lo largo de los años y serán figuras claves en este proceso de transición; por el otro, está Pantaleo "Leo" Dell’Orco, el responsable de diseño masculino de Giorgio Armani, Emporio Armani y Armani Exchange, que ha trabajado para la firma desde la década de los 80 y lo acompañó hasta el día de su muerte.
Ahora el testamento confirma, como se esperaba, que el control de la empresa pasará a la Fundación Giorgio Armani, en cuyo consejo de administración figura su círculo más íntimo. En 2016, el modisto ya había establecido por medio de la fundación algunas reglas sobre cómo debía gestionarse la empresa tras su muerte; entre ellas, por ejemplo, está que sus herederos deberán esperar al menos cinco años antes de considerar una salida a bolsa. No obstante, el testamento va más allá.
El futuro en manos de sus herederos
En una entrevista publicada póstumamente, el diseñador dejó entrever que el traspaso de poder sería "gradual" y que quería evitar cualquier "ruptura", aunque aún no se sabe quién asumirá los cargos de presidente y director ejecutivo, ni cómo se repartirá exactamente su participación mayoritaria en la empresa (99,9 %). Recordemos que Giorgio Armani S.p.A. es uno de los pocos grupos independientes de la moda de lujo y en muchas oportunidades, así confesó su fundador, recibió ofertas de compra por parte de los grandes conglomerados de la industria para ceder control de la compañía que fundó junto a Sergio Galeotti en 1975. Siempre se negó... hasta ahora.
El testamento de Giorgio Armani instruye a los herederos a vender una participación del 15% en la casa de moda italiana dentro de 18 meses y luego transferir entre un 30% y un 54,9% adicional al mismo comprador entre tres y cinco años después de su muerte. Como alternativa, se debería realizar una oferta pública inicial, según señala el documento que recoge estas últimas voluntades.
Armani dejará de ser un grupo independiente
Muchos ya imaginan a los grandes grupos y fondos de inversión frotándose las manos con lo que podrían hacer utilizando el nombre Armani. Y no faltan directores creativos soñando con hacerle el relevo al "Rey Giorgio", por difícil que sea la tarea. La casa italiana factura unos 2.300 millones de euros al año, pero el valor real de la marca va mucho más allá: su archivo histórico, sus códigos estéticos y un apellido que se ha convertido en sinónimo universal de refinamiento.
Dicho esto, la familia del diseñador no tiene mucha más opción que rendirse a una potencial oferta de algún conglomerado dispuesto a tomar las riendas. A todo esto se suma el interés de gigantes con licencias clave como L'Oréal, que gestiona su exitosa línea de belleza (superó los 1.000 millones de euros en ventas en 2017), o Luxottica, encargado de la fabricación de gafas. Ambos han seguido de cerca los acontecimientos en torno al proceso de sucesión.
Y es que el propio testamento también establece que se debe dar prioridad al gigante del lujo LVMH, L'Oréal, EssilorLuxottica u otros grupos afines. No son decisiones fortuitas, sino parte de un meticuloso plan que Armani orquestó en vida sin decir palabra. Hay quienes pensaban que la empresa iba a mantener su independencia, como han hecho Hermès o Chanel en Francia, pero la incertidumbre que pone de rodillas al mercado de lujo complicaba esta misión, y Giorgio Armani lo tenía claro.
Sí, su negocio generó ingresos relativamente estables de 2.300 millones de euros en 2024, pero los beneficios se han reducido considerablemente en este período de recesión que atraviesa el sector.
A día de hoy, el universo Armani no es solo la pasarela. Su logo aparece en sudaderas, mochilas, perfumes, restaurantes y hasta hoteles de lujo. El reto está en preservar el prestigio de su línea principal, Giorgio Armani, a la vez que se mantienen otras líneas de difusión más accesibles, como Emporio o EA7. Si bien inicialmente se pensó que sería trabajo de sus herederos determinar qué partes del negocio se iban a conservar, además de cómo iba a ser la imagen de la empresa en esta nueva etapa sin el fundador, ya queda claro que estas decisiones las tomará, eventualmente, quien adquiera el porcentaje de las acciones estipuladas en el testamento. Desde el diseño y las tiendas hasta la comunicación, cada aspecto se someterá a una revisión minuciosa para mantener vivo el legado del genio.