Tienen un peso fundamental en el buen funcionamiento de nuestro organismo. Tanto es así, que cuando una se desequilibra, todo puede tambalearse. No es extraño que, por este motivo, la doctora Isabel Viña Bas hable de las hormonas como las auténticas 'jefas' de nuestra salud. De su importancia habla en su libro Pon tus hormonas a funcionar, donde la doctora especializada en salud hormonal y directora médico-científica de su laboratorio, IVB Wellness Lab, nos ayuda a entender un poco mejor cómo funciona nuestro cuerpo.
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¿Qué la llevó a escribir 'Pon tus hormonas a funcionar'? ¿Hubo algún momento clave que la impulsó?
Las ganas de dar a conocer al público general las moléculas que gobiernan cada día nuestro cuerpo y nuestro metabolismo, y que, aunque no hagan ruido, son la maquinaria de ese reloj suizo que permite que, igual que un reloj bien ajustado da puntualmente la hora, nuestro cuerpo esté “en hora” y funcione correctamente.
En cuanto al momento que realmente me impulsó, fue el apoyo de mi hermano Carlos, que me dijo que nunca es mala idea intentar seguir ayudando por vías diferentes. Eso me llevó a reflexionar que, si algún día mis enfermedades no me permiten seguir más en este mundo, al menos pueda dejar algo que ayude a las personas.
En el libro habla de las hormonas como “las jefas de nuestra salud”. Sin duda un enfoque potente, ¿no cree? ¿Son ellas las verdaderas jefas?
Sí. Gracias a ellas estamos ahora mismo leyendo esto, respirando, latiendo el corazón, viendo y siendo capaces de conectar el cerebro.
Por ejemplo, sin cortisol no viviríamos ni 24 horas; sin insulina, las personas con diabetes tipo 1 (antes de descubrir esta hormona en 1921 y poder ofrecerla como tratamiento) morían siendo niños. Sin hormonas tiroideas, los bebés no se desarrollan correctamente a nivel cognitivo; sin testosterona, áreas cerebrales implicadas en la motivación, la energía o el placer no existirían; y sin vitamina D no se formaría el esqueleto, apareciendo malformaciones como el raquitismo o la osteomalacia.
Y por seguir con la comparación, ¿hay en su opinión una hormona que sea 'la auténtica CEO', la que más peso tiene?
Uf, es difícil… sería como decidir entre papá y mamá. Para mí todas tienen el mismo peso, si no, no existirían.
En el cuerpo humano todo lo que existe tiene un porqué, porque el cuerpo es un sistema perfecto de ahorro: seguimos vivos porque nos hemos adaptado a la escasez gracias a mecanismos ahorrativos. Por eso mismo, si una hormona no fuera importante, la evolución la habría desechado.
Así que, aunque suene a respuesta diplomática, todas son igual de importantes porque todas actúan como una orquesta: si falla un solo instrumento, la melodía ya no es la misma. Con las hormonas pasa igual: si una se desequilibra, la armonía del conjunto se altera.
En el cuerpo humano todo lo que existe tiene un porqué. Por eso mismo, si una hormona no fuera importante, la evolución la habría desechado
¿Cuál diría que es el mayor mito sobre las hormonas que aún persiste en la sociedad?
Que una hormona es “buena” o “mala” en sí misma. Una hormona es buena siempre que esté en equilibrio, porque tanto el exceso como el defecto causan problemas.
Por ejemplo, mucha gente cree que cuanto más hormona tiroidea tenga, mejor, porque así su metabolismo será más rápido y quemará más grasa. Pero el hipertiroidismo, además de acelerar el metabolismo, también causa pérdida de masa muscular y ósea, caída del cabello, elevación de transaminasas, fatiga y dolores musculares.
Por el contrario, un déficit de hormonas tiroideas se asocia a retención de líquidos y dificultad para perder grasa. Así que, como siempre, la virtud está en el equilibrio. Por eso no me gusta ni endiosar ni demonizar ninguna hormona.
Siempre se han vinculado las hormonas con las mujeres, ‘serán las hormonas’ es, de hecho, una frase que se repite constantemente. ¿Tienen más peso en la salud femenina?
Súper buena apreciación. Ese dicho se ha usado sobre todo para referirse a las variaciones menstruales que experimentamos las mujeres por las fluctuaciones cíclicas de estrógeno y progesterona.
Es cierto que las mujeres somos más cíclicas en la etapa fértil, pero eso no significa que los hombres no tengan hormonas ni que las suyas sean menos importantes. Al fin y al cabo, todos tenemos las mismas hormonas; lo que cambia es la cantidad y, por tanto, los efectos que producen. Pero desde luego son igual de determinantes en la salud de la mujer que en la del hombre.
¿Qué papel juegan las hormonas en el equilibrio emocional y mental, además del físico?
Muchísimo. Las hormonas tiroideas son claves para el estado de ánimo y la memoria; de hecho, el hipotiroidismo es una de las principales causas reversibles de pérdida de memoria. Por el contrario, el hipertiroidismo puede producir ansiedad e insomnio.
El cortisol, cuando pierde su ritmo normal y se mantiene elevado, puede causar lo que se conoce como psicosis corticoidea.
Una prolactina elevada también puede alterar el estado de ánimo.
La falta de testosterona se asocia a una menor energía, motivación y libido, y por tanto a una reducción de la calidad de vida.
Y, finalmente, por ejemplo la deficiencia de vitamina D ( una pseudohormona) es una de las causas más frecuentes de fatiga y ánimo bajo reversibles.
Como ves, muchas hormonas influyen tanto en la salud mental como en el bienestar físico.
Es cierto que las mujeres somos más cíclicas en la etapa fértil, pero eso no significa que los hombres no tengan hormonas ni que las suyas sean menos importantes
¿Qué importancia cree que tiene que las personas conozcan el funcionamiento de su cuerpo desde una perspectiva hormonal?
Creo que no hay nada más poderoso, como médico, que ayudar a las personas a entender el cuerpo en el que habitan. Al fin y al cabo, los médicos somos traductores de los síntomas y signos que nos cuenta un paciente, pero cuando una persona comprende (aunque no sea médico) qué está ocurriendo en su cuerpo, puede convertirse en el primer maestro de su propia curación.
Para mí, el conocimiento es poder: entender lo que nos pasa nos permite temer menos y elegir mejor.
¿Qué hábitos cotidianos pueden ayudarnos a “poner nuestras hormonas a funcionar” de forma saludable?
- Sin duda, mantenerse activo. Hacer ejercicio de manera regular debería ser tan interiorizado como beber agua. Para empezar y ganar el hábito te diría que no importa tanto el tipo: fuerza, cardiovascular, equilibrio o actividades colectivas… sino que todos interioricemos que hay que moverse. Después, cuando consigamos eso, ya nos ponemos con los detalles del tipo de ejercicio más óptimos para cada objetivo específico.
- Después, incrementaría el consumo de fibra: casi nueve de cada diez personas no toman la cantidad que necesitan. La fibra no solo es clave para la microbiota, sino también para la salud metabólica, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares, demencia e inflamación crónica de bajo grado, implicada en numerosas enfermedades metabólicas, autoinmunes y cáncer.
- Y por último, rodearte de personas que sumen a tu bienestar emocional. Muchas veces no dormimos mal por un problema del sueño en sí, sino porque nos vamos a la cama rumiando pensamientos derivados de un entorno que nos resta. Así que el entorno emocional es también una herramienta hormonal.
¿Cuáles son, en su opinión, las principales señales que nos indican que nuestras hormonas están desequilibradas y deberíamos prestarles atención?
Cuando sientes que “yo no soy así” o “esto no es propio de mí, algo me pasa”. Sin duda, ese es el momento de buscar ayuda.
La respuesta puede no ser inmediata, porque los médicos no somos magos, pero si una persona siente que algo no va bien, casi siempre tiene razón: en algún punto de su equilibrio metabólico hay un desequilibrio.
¿Cuál es el mensaje que le gustaría que se llevara el lector que tenga su libro entre manos?
Que toda piedra hace pared. Que cualquier cambio positivo, por pequeño que parezca, suma. Y que al final de la vida (que es donde realmente rendimos cuentas) esos pequeños cambios son los que nos acercan a nuestra mejor versión, dentro de nuestras circunstancias y limitaciones.
