Relaciones y conexiones cerebrales, personas toxicas

Ana Ibáñez, neurocientífica: "La energía de las personas que nos rodean impacta y moldea nuestro cerebro"

Podemos medir el impacto en nuestro cerebro de nuestras interacciones con los demás


Redactora de Belleza y Estar Bien
28 de julio de 2025 - 20:00 CEST

¿Cómo te quedarías si te dijéramos que el corazón transmite información como una emisora de radio y que su energía no se queda solo dentro del cuerpo? Está científicamente demostrado que otras personas cerca de ti pueden percibir (aunque no conscientemente) esa energía. De hecho, los SQUID, que son instrumentos científicos muy precisos y pueden detectar incluso campos magnéticos extremadamente débiles, son capaces de medir la energía del corazón. 

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Rodéate de personas que te transmitan frecuencias alfa© Getty Images

Estos datos se desprenden del capítulo El Corazón Energético: Comunicación Bioelectromagnética Dentro y Entre las Personas, de  Rollin McCraty, doctor en filosofía, publicado en 2004 en Aplicaciones Clínicas de la Medicina Bioelectromagnética

El HeartMath Institute, una organización científica que estudia cómo el campo electromagnético del corazón puede influir en otras personas, sincronizando ritmos biológicos y emocionalidad, se ha hecho eco de sus informaciones. La publicación también hace referencia a cómo las emociones cambian los latidos del corazón. Son más caóticos cuando estás estresado y más ordenados cuando estás en calma. 

© Getty Images

La neurocientífica Ana Ibáñez, ha hecho también una interesante reflexión al respecto. Ana es ingeniera química y piloto de helicóptero, y cuenta con más de 15 años de experiencia en entrenamientos cerebrales de alto rendimiento. Ha fundado los centros MindStudio y es autora del libro Sorprende tu mente

Confirma que "las personas que tenemos alrededor moldean nuestro cerebro". Explica que "somos seres electromagnéticos" y que "nuestro cerebro está continuamente desprendiendo campos electromagnéticos que afectan a las personas que tenemos alrededor".

© letoto4

Conforme a lo anterior, tiene todo el sentido del mundo, según Ana, que sientas que te has "intoxicado" después de haber hablado con alguien. A Ana no le gusta hablar de personas tóxicas pero sí de personas que intoxican. Son personas que, como explica la neurocientífica, "cambian tu energía" porque "alteran tus patrones de frecuencias". Ana siempre explica que nuestro cerebro funciona como una emisora de radio y que de ti depende la frecuencia que se activa

Con el corazón no es que pase algo parecido: es que según el estudio que mencionábamos antes el efecto es incluso más potente. Resulta que la frecuencia del corazón tiene una amplitud aproximadamente 60 veces mayor que la de las ondas cerebrales registradas en un electroencefalograma. 

© Getty Images

"Así que cuando tú estás cerca de alguien y notas que algo dentro de ti está cambiando tu energía para mejor o para peor, es porque los patrones electromagnéticos de esa persona te están afectando", explica Ana. "Y en eso moldean tu cerebro, porque empiezas a utilizar áreas de este que quizás no son las que estabas utilizando hasta ese momento. Se empieza a activar tu cerebro límbico, tu amígdala empieza a tener más actividad, y entonces, de repente, te ves con un grado de activación que no era el que tú tenías de base" añade. 

Recuerda que también pasa al contrario: hay personas que con su calma te transmiten frecuencias alfa y hacen que te sientas automáticamente mejor.  Las ondas alfa son prominentes cuando estamos en un estado de relajación, pero aún despiertos. Se observan comúnmente durante la meditación. "Nuestro impacto sobre las personas es enorme, y el que ellas tienen sobre nosotros también", insiste Ana. Para la experta,  "es bueno saberlo, porque podemos poner un poco de límite a cómo nos afectan esas energías". Ana lo explica todo con claridad en el siguiente vídeo. 

Las palabras de Ana recuerdan además que se ha demostrado que las neuronas espejo nos permiten "sentir" las emociones de otros, y que la interacción social puede modular la actividad de nuestra amígdala y otras regiones del cerebro emocional. 

Estos datos curiosos nos hacen, cuánto menos, reflexionar acerca del valor de las relaciones: de no solo rodearse de personas que nos hagan bien sino de tratar esforzarnos por ser ese tipo de personas para los demás. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.