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Tanto si eres aficionado como un principiante en el cultivo de plantas, sabrás que es habitual encontrarse con ciertos problemas, como enfermedades y plagas que pueden dañarlas irremediablemente. Existen muchísimos remedios naturales que te ayudarán a tenerlas saludables, mantener los bichos a raya y que su belleza sea única. ¿Lo mejor? Que son todos naturales, de manera que además estarás cuidando el medio ambiente y protegiendo a tus plantas de productos químicos. ¿Otra ventaja? Que la mayoría son inocuos para tus mascotas. Te contamos cuáles son los más conocidos y para qué sirven.   

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1. Jabón potásico: el mejor remedio contra las plagas

Es uno de los remedios caseros y ecológicos mejor valorados, especialmente porque no es tóxico y es un gran aliado en la lucha contra ciertas plagas. El jabón potásico es un insecticida y acaricida capaz de combatir algunas plagas como el pulgón, la cochinilla, la mosca blanca, los trips y la araña roja, entre otros. También puede combatir algunos hongos, como la negrilla si la planta se encuentra en los primeros niveles de infección. El jabón potásico ofrece un efecto limpiador sobre las hojas, lavando los residuos que dejan los insectos y evitando su propagación.

Cómo se hace

Mezcla un litro de agua por 25 gr. de jabón potásico. Para que se disuelva, tendrás que calentar el agua con el jabón y esperar a que esta se enfríe. Después, échalo en una botella con spray y pulveriza el envés de las hojas y los tallos más tiernos. Repite la operación varias veces cada 3 o 4 días hasta que haya desaparecido la plaga

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2. Infusión de manzanilla: potencia las defensas de la planta

La infusión de manzanilla puede ayudarte a que tus plantas tengan unas defensas más fuertes para combatir las plagas, principalmente el pulgón. La manzanilla activa la población microbiana en el sustrato, ayudando a la planta y haciéndola más resistente. 

Cómo se usa

Pon a hervir 50 gr. de manzanilla por cada litro de agua hasta que llegue a ebullición. Deja que repose y se enfríe. Después, cuela la infusión y échala en un bote con pulverizador. Para usarla, tienes que pulverizar tanto las hojas como los tallos de la planta. Hazlo durante dos días seguidos y repite todo el proceso cuando hayan pasado entre 2 y 3 semanas. Evita hacerlo durante las horas de más calor y cuando el sol incida sobre las plantas.  

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3. Alcohol de ajo: prevención contra las plagas

El ajo es un insecticida, fungicida y repelente natural y ecológico que puede ayudarte a combatir ciertas plagas en tu huerto y jardín. Este alimento tan básico en nuestra dieta contiene alicina, que es el principio activo el ajo, que ayuda a mantener los insectos a raya y, además, no es tóxico ni para las personas ni para los animales, lo que lo convierte en una alternativa ecológica para cuidar tu jardín.  

Cómo se usa

Pela los ajos y córtalos en trozos pequeños. Mézclalo con medio litro de alcohol blanco y deja la mezcla reposar durante 24 horas, así se potencia aún más el poder insecticida del ajo. Al día siguiente, añade medio litro de agua, para que la mezcla pueda disolverse y pulverizarse bien, y un chorrito de jabón neutro, que ayudará a que la mezcla se adhiera con mayor facilidad a las hojas. Empléalo de manera preventiva.   

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4. Posos de café: el fertilizante orgánico más económico

Si eres de los que no puede pasar el día sin una mañanera taza de café y, además, te gustan las plantas, estás de enhorabuena. El café añade material orgánico a la tierra, además de mejorar el drenaje, mantener la humedad y airear el sustrato. Además, es ideal para plantas acidófilas, como las azaleas, las hortensias o las gardenias.    

Cómo se usa

Deja que los posos del café se sequen. Puedes ponerlos al sol para evitar la aparición de hongos y guárdalos en un recipiente de vidrio o de plástico si no los vas a usar en ese momento. Cuando tengas una buena cantidad, tamiza los posos de café sobre el sustrato de la planta. También puedes mezclarlos con el sustrato para que lo enriquezca. Después aplica en pequeñas cantidades en las macetas. Verás como la planta crece con más vigor.   

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5. Vinagre blanco: perfecto contra las malas hierbas

El vinagre blanco, además de muy utilizado en la limpieza del hogar, tiene muchas propiedades que te ayudarán a cuidar tus plantas. Por un lado, sirve como desinfectante para tus semilleros y macetas, especialmente si las plantas han tenido hongos. Empléalo también para limpiar las herramientas

También sirve para neutralizar la cal del agua y evitar así la clorosis en las hojas. Pero una de las funciones por las que más se conoce al vinagre en el huerto y el jardín es porque actúa como herbicida, fungicida e insecticida y, además, en pequeñas dosis, enriquece el terreno.  

Cómo se usa

Para usarlo como herbicida, mezcla un vaso de zumo de limón y un litro de vinagre e introduce la solución en una botella con spray. Rocía las zonas en las que no quieres que aparezcan las malas hierbas. Debes echarlo en zonas donde no quieras cultivar más, ya que el vinagre echará a perder la tierra. En el caso de que quieras volver a plantar algo ahí, renueva el sustrato. 

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6. Cáscaras de huevo: calcio a las plantas

Las cáscaras de huevo de gallina cuentan con un 96% de carbonato de calcio, lo que las convierte en una fuente de calcio perfecta para tus plantas, ya estén cultivadas en macetas o en el jardín. Además también sirve para mantener tus plantas protegidas de plagas de babosas y caracoles, reducir la acidez del suelo o hacer compost casero.

Cómo se usa

Como repelente para las babosas, tendrás que machacar la cáscara de huevo y esparcirla alrededor de la zona que se vea afectada o quieras proteger. Los caracoles no la atravesarán porque se pinchan con ellas y les molestan. 

Como fuente de calcio, deja secar unas 10 o 12 cáscaras de huevo a la sombra para evitar que pierdan el nitrógeno que tienen. Cuando estén secas, mételas en una bolsa y machácalas con ayuda de un mortero hasta que quede un polvo muy fino. Puedes almacenarlo en un recipiente con tapa hasta que lo utilices. Después añade una o dos cucharaditas a cada maceta –más si la maceta es grande– cada 40 días aproximadamente. 

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7. Leche entera: haz que las hojas de tus plantas brillen

Aunque no se recomienda regar las plantas con leche, sí que es muy útil para dar brillo a las hojas de tus plantas verdes. Puedes humedecer un trapo con leche entera y limpiar las hojas de la planta poco a poco. 

La leche es también un excelente fungicida preventivo. Para ello tienes que echar una parte de leche en 10 de agua. Respeta las proporciones, ya que podría provocar la aparición de otos hongos si te pasas con la leche.    

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8. Lavanda: una planta que repele las hormigas

La lavanda es una planta muy fácil de cuidar que, además, puede ayudarte a repeler las hormigas. Y es que esta planta tiene un aroma muy intenso que no gusta nada a estos insectos. 

Cómo se usa

Puedes cultivarla y aprovechar sus flores y tallos para colocarlos por ahí por donde pasen las hormigas. Pero en el caso de que estén atacando una de tus plantas, haz una infusión con 300 gramos de lavanda fresca en un litro de agua. Lleva la mezcla a ebullición, deja que se enfríe y pulveriza la mezcla sobre las plantas que están siendo invadidas por las hormigas. 

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9. Zumo de limón: baja el pH del agua

Si tienes plantas acidófilas, el agua de tu zona tiene mucha cal o el sustrato de tus plantas tienen un pH muy alto, puedes acidificar el sustrato o el agua de riego añadiendo unas gotas de limón. Ten cuidado de no pasarte con el zumo de limón, ya que podría acidificar el agua de más, perjudicando a la planta. 

Cómo se usa

Añade el zumo de medio limón de tamaño medio por cada litro de agua del grifo y empléalo en el riego de tus plantas acidófilas o cuyo sustrato tenga un pH demasiado alto.     

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10. Cebolla: contra las plagas y antifúngico

La cebolla tiene propiedades muy beneficiosas para combatir algunas plagas y enfermedades. Asimismo, puede actuar como un antifúngico, ayudando a eliminar o prevenir la aparición de hongos en tus plantas, y tiene también propiedades insecticidas y antibacterianas. 

Cómo se usa

Coge un kilo de cebollas y, sin necesidad de pelarlas, córtalas en cuatro o seis trozos. Ve echándolas en un recipiente y, después, machaca con un mortero. Échalo en un cubo y añade 10 litros de agua. Tapa el cubo y deja que fermente durante diez días en un lugar oscuro y fresco. Pasados esos días, cuélalo y diluye cada litro del preparado por tres litros de agua. Pulveriza las hojas de la planta así como el sustrato.  

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11. Agua de tabaco: un efecto plaguicida

Si te estás planteando dejar de fumar, lo primero ¡enhorabuena! Y lo segundo, puedes utilizar esos cigarros que te sobran para mantener tus plantas libres de plagas. 

Cómo se usa

Necesitas 10 cigarros nuevos o 20 gramos de tabaco de liar, un litro de agua y alcohol sanitario. Extrae el tabaco, desechando el papel y el filtro, y mételo en un recipiente pequeño con tapa. Añade alcohol hasta que el tabaco quede cubierto y cierra el recipiente. Después, déjalo reposar durante 24 horas en un sitio en el que no haya luz. Cuando hayan pasado las 24 horas, cuela la mezcla con un colador y échala en un nuevo recipiente, añadiendo un litro de agua. Pulveriza tus plantas unas 3 veces por semana y te ayudará a evitar plagas como el pulgón o la araña roja.     

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12. Té de ortiga: los mejores nutrientes para tus plantas

La ortiga es una planta que crece en zonas húmedas como las riberas de los ríos o en bosques con elevada humedad. Recógela con unos guantes para evitar la urticaria que producen sus hojas en contacto con la piel. El té de ortiga es muy valorado en jardinería, puesto que ayuda a fortificar y estimular la flora microbiana del sustrato. Otro de los motivos por lo que es muy empleado es porque mejora la función clorofílica de las plantas.  

Cómo se usa

Llena un cubo no metálico con ortigas (desechando las flores y las raíces) hasta tres cuartas partes de su volumen. Vierte agua en el cubo hasta que esté hasta arriba. Coloca el cubo en un sitio con escaso paso de personas, ya que la mezcla desprenderá un aroma poco agradable. De hecho, cuando empiece a desprender olor, tápalo. Cada 2 o 3 días, destápalo y remueve la mezcla con un palo para oxigenar la mezcla y que la fermentación se produzca adecuadamente. En un plazo entre 14 y 21 días, cuélala y empléala para regar las plantas (no mojes las hojas) en una proporción de un litro por cada 10 litros de agua. En las plantas más jóvenes, reduce la cantidad de este abono a la mitad. No lo emplees tampoco en plantas aromáticas o leguminosas.  

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