De las lentejas italianas a los buñuelos holandeses: los llamativos platos con los que celebran el Fin de Año en otros países de Europa
Ningún menú de Nochevieja puede terminar en España sin las icónicas uvas, pero... ¿con qué recetas dan la bienvenida al Año Nuevo en otros rincones del Viejo Continente?
Pocos rituales navideños más consolidados en España que las uvas de Fin de Año. Los platos que componen el menú pueden variar más o menos, en función de cada región y familia. Pero cuando van a dar las 00:00 el país entero se suma a una tradición que ‘no se negocia’: la de tomar esas 12 uvas a ritmo de las campanadas de medianoche. La costumbre se consolidó a principios del siglo XX (impulsada por viticultores que, ante una cosecha abundante de uva, promovieron ese rito como símbolo de buena suerte).
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En España no hay Nochevieja sin las tradicionales uvas.
Y así como en España no pueden faltar las uvas, nos hemos preguntado qué otros alimentos o recetas (vinculadas o no a las supersticiones) tampoco faltan en las mesas de otros países de Europa. Si también te pica la curiosidad, he aquí algunos de esos ‘imprescindibles’.
Aunque en España nos resulte curioso, el alimento que en Italia es más que común en Fin de Año son las lentejas, asociadas a la riqueza futura. Así, uno de los platos comunes es Lenticchie con cotechino o zampone.Un guiso de lentejas cocinadas lentamente con cebolla, zanahoria, apio y servidas con embutidos de cerdo típicos, de los que os contábamos más cosas en este artículo.
Lentejas con chorizo como las hacía tu abuela: la receta más casera y tradicional
Son muchas las mesas francesas en las que en Fin de Año no faltan las Huîtres du réveillon. Ostras crudas servidas sobre hielo con limón o vinagreta de chalota. No tienen simbolismo mágico o supersticioso explícito, sino que representan celebración, lujo y las ocasiones especiales.
Karpfen blau, plato de pescado tradicional de Alemania.
En Alemania los platos de cerdo como el codillo asado acompañado de chucrut suelen ser habituales. Según la tradición, comer cerdo en Año Nuevo simboliza la prosperidad y la buena fortuna. Otra receta tradicional es la carpa azul (Karpfen blau), especialmente en el sur del país. La carpa se hierve suavemente en un caldo con vinagre, cebolla, laurel y especias, adquiriendo un tono azulado característico. Se suele servir con patatas cocidas o mantequilla y rábano picante.
Así como en España tenemos en Roscón de Reyes el 6 de enero, en Grecia es típico comer el primer día del año Vasilopita. Un bizcocho o pan dulce aromatizado (a veces con naranja o mahlepi) que se corta el 1 de enero y cuyo interior esconde una moneda. Quien encuentra la moneda tendrá suerte todo el año. Un postre inseparable del Año Nuevo griego.
Absolutamente imprescindible en las mesas de Rusia el 31 de diciembre, la ensalada Olivier es la receta en la que se inspira lo que en España conocemos como ‘ensaladilla rusa’. Creada en Moscú en el siglo XIX por un chef belga llamado Lucien Olivier, sus ingredientes originales incluyen patata, zanahoria, guisantes, huevo, carne de pollo o de caza y mayonesa, aunque la receta de Olivier también llevaba ingredientes más lujosos como caviar y trufa. Se toma en fin de año porque es un plato que simboliza abundancia y celebración, fácil de preparar en grandes cantidades y perfecto para compartir en familia y con amigos durante las fiestas.
En el Fin de Año polaco no falta platos comoBigos (recetas tradicional ligada al invierno y a las celebraciones). Se trata de un estofado espeso de col fresca y fermentada (chucrut) con diferentes tipos de carne, que pueden incluir cerdo, ternera, salchichas ahumadas o incluso carne de caza. Se aromatiza con cebolla, setas, ciruelas secas y especias como pimienta y laurel. Además de ser muy sabroso, simboliza abundancia, buena fortuna y las reuniones familiares. Además, en algunas regiones de Polonia se consume carpa (hervida, frita o en gelatina), especialmente en la cena de Navidad y también en Fin de Año.
Oliebollen, postre característico de Países Bajos en estas fechas.
Bajo el nombre de Oliebollen encontramos unas bolas de masa frita, a veces rellenas de manzana o pasas, y espolvoreadas con azúcar glas, que se comen tradicionalmente en Fin de Año. Antiguamente, se creía que la grasa en la que se freían ayudaba a proteger de los malos espíritus del invierno y a garantizar buena suerte para el año que comenzaba. Hoy, más allá de las creencias antiguas, son un símbolo popular de despedida del año, disfrutadas por familias y amigos en mercados, ferias y celebraciones caseras, y se han convertido en un auténtico emblema gastronómico de la festividad.
DINAMARCA: PASTEL EN FORMA DE TORRE PARA TERMINAR EL AÑO
Kransekage es un pastel de almendra en forma de torre cónica, hecho con almendra molida, azúcar y claras de huevo, que los daneses (también es popular en Noruega) disfrutar en Nochevieja. Simboliza buena suerte y prosperidad y, a menudo, es decorado con banderitas pequeñas. Cada invitado corta un trozo de la torre y lo comparte con los demás, brindando por el año nuevo.
Terminamos con una receta típicamente escocesa: el Black Bun. Un pastel muy oscuro y denso, relleno de frutas secas, especias y whisky, y envuelto en masa quebrada. Tradicionalmente, es el primer alimento que se consume en Año Nuevo durante elHogmanay, la celebración escocesa de la víspera de Año Nuevo. Hogmanay no es solo la Nochevieja: en Escocia, es un evento de gran importancia, con raíces en antiguas tradiciones celtas y escandinavas, marcado por rituales de bienvenida al año nuevo, visitas a familiares y amigos, y la famosa costumbre del first-footing, en la que la primera persona en entrar en una casa después de medianoche trae buena suerte. Aunque hoy el Black Bun se consuma sobre todo de manera regional, sigue siendo el símbolo más ‘canónico’ del Fin de Año escocés.